• 4 •

812 55 0
                                    

POV LUZ.

Joder, que dolor de cabeza. Apenas recordaba como había llegado a mi cama. Solo sé que me dormí con un beso que Ainhoa dejó en mi frente, este me había producido una sensación extraña, nunca había sentido algo por el estilo.

Olvidé eso y cogí mi móvil que aún seguía en el bolso de ayer, por suerte aún tenía batería. Eran más de las doce del mediodía. Me levanté y dejé ventilando la habitación.

- Hey, ¿Cómo va esa resaca? - Ainhoa me observaba divertida.

No me había mirado en el espejo pero, me apuesto que tenía un aspecto de pena.

- No vuelvo a beber - hablé buscando una pastilla para pasar el dolor.

Ainhoa se reía. ¿Por qué ella aguantaba tan bien el alcohol?

Me pasó una taza con café y le sonreí como agradecimiento.

- ¿Qué tal has dormido? - pregunté dando un sorbo al café.

- Mejor que tú seguro - le saqué el dedo y se rió.

Terminé de desayunar y volví a la cocina para dejar la taza en el fregadero.

- ¿Qué cocinas? - Ainhoa pegó un brinco al oirme.

- Joder, Luz, ponte un cascabel o algo que no te he oido venir - pasé por su lado riéndome.

Me asomé por encima del hombro.

- Es marmitako - murmuró de espaldas.

- ¿Estás cocinando algo típico de tu tierra? - pregunté ilusionada.

Jamás había probado el marmitako pero, me parecía todo un detalle que Ainhoa compartiera ese plato conmigo.

- ¿Te gusta? - preguntó apagando el fuego.

- No te ofendas pero, nunca lo he probado.

- Me ofenderé si ahora, que lo vas a probar, me dices que no te gusta - habló mientras lo empataba.

- Es imposible que no me guste algo que has cocinado tú - aseguré.

Fui a por los cubiertos y puse la mesa.

Como era de esperar me encantó, todas sus comidas me encantan.

El resto del día lo pasamos jugando a juegos de mesa que me había traído de mi antiguo piso. Yo era muy competitiva, cuando Ainhoa me ganaba insistía en la revancha para poder ganarla yo.

Fue mi turno para hacer la cena, tortilla francesa con champiñones. Nos acostamos pronto, mañana las dos trabajamos.

.

Era lunes, hoy empezaba a trabajar en el restaurante. Estaba algo nerviosa. Crucé la puerta y el aspecto de aquel lugar lucía increíble, nada que ver a cuando entré por primera vez.

Uno de los cocineros se encargó amablemente de enseñarme lo que necesitaba saber y de presentarme al resto de mi equipo.

- Chicos, os necesito a tope, hoy es la inauguración y hay que dejarles con la boca abierta - animé.

Nos tiramos toda la mañana y el resto de la tarde preparando todo lo necesario. A penas pudimos hacer el descanso para comer. No me importó porque sabía que esto iba a valer la pena, si teníamos éxito en la inauguración, el resto de días estaríamos completos.

- Acercaos - llamé a mis compañeros -. Dentro de unos minutos las mesas que están detrás de mí se van a llenar de gente que probará nuestra comida, crucemos los dedos para que tenga éxito y sigamos currando aquí - me reí para relajar la tensión.

En la puerta del al lado || LuznhoaWhere stories live. Discover now