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POV AINHOA.

Habían pasado varias semanas desde que Luz y yo aclaramos lo del beso, había vuelto todo a estar como siempre o eso me parecía.

Había momentos en los que la tenía cerca y me venía el impulso, ese mismo que hizo que la besara aquella noche en la piscina, para volver a cometer dicha estupidez.

Yo no quería perder el buen rollo que teníamos por culpa de mis impulsos, así que intentaba reprimirlos lo máximo posible.

– Llegas tarde – reprochó Menchu.

– Culpa mía – Marta entró detrás de mí.

Esta había fijado cada mes una tarde "solo de chicas" como ella misma había denominado y hoy tocaba esa tarde.

– Aquí están los batidos de siempre – la camarera de la cafetería a la que siempre acudíamos nos dejó los batidos.

– Gracias – sonrió Clara.

– Esas dos también llegan tarde – Marta señaló la puerta.

Por ella entraban Luz y Sara.

– Hola guapas – saludó la pequeña.

Luz movió la mano en forma de saludo y fue a sentarse en la silla que estaba vacía justo a mi lado.

– Por fin estamos todas – Menchu agarró su batido.

El resto la copiamos.

– Os tengo que contar un planazo para este finde que os va a encantar – aseguró Sara.

Todas la miramos muy atentas.

– Resulta que me han pedido que pinche en un local que han abierto hace poco a las afueras del pueblo y se celebra el especial Halloween, me han dado entradas gratis – sacudió estas.

– Me apunto – Marta agarró una.

– Yo también voy – cogió otra Clara.

Sara miró a Menchu.

– Yo es que tengo plan de matita y pelis de miedo con Martínez – se excusó.

– Claro, con eso no se puede competir.

Luz y yo nos miramos.

– ¿Tú vas a ir? – le pregunté.

– ¿Quieres que vaya? – respondió con media sonrisa.

Y aquí íbamos de nuevo con esa especie de tonteo que traíamos, y que empezó al día siguiente de liarnos, no debería de quejarme porque yo también se lo hacía a ella y lo peor es que me encantaba.

Agradecí que Menchu y Marta se hubieran ido al baño y que Clara y Sara estuvieran en la barra pidiendo a saberse que.

Así no podrían comentar nada sobre nuestro comportamiento poco similar al de dos simples amigas.

– No has respondido mi pregunta – intenté mostrarme seria pero me divertía esa situación.

– Voy, pero con una condición – sonreí.

– ¿Cuál?

– Tenemos que ir disfrazadas a juego.

Me quedé sopesando su propuesta, me gustaba y le diría que sí claramente pero me gustaba hacerme la interesante.

– Espero que ese silencio sea porque estas pensando en nuestro disfraz.

Me reí.

– Acepto y el disfraz lo elijo yo.

En la puerta del al lado || LuznhoaWhere stories live. Discover now