43-Estoy enamorada de Jesús Oviedo.

2.7K 172 5
                                    

CAPITULO 43.

Respiramos hondo y llamamos a la puerta de los gemelos flojito para que nadie nos escuchara. Miré mi reloj y eran las 7. Bien, todavía era pronto.

-¿Si?-Jesús abrió la puerta bostezando o tocándose el pelo, pero cuando me vio así sonrió perplejo-.

+¿Te acabas de levantar en serio? -le besé y pasé dentro de la habitación donde estaba Dani tumbado en la cama. De matrimonio. Bien -pensé- hemos tenido suerte-.

-Sí -dijo cerrando la puerta-. Es lo que tiene. Los sevillanos dormimos mucha siesta.

+No se para que me busco un novio sevillano.

-Pues -me abrazó por la cadera-. Porque los sevillanos somos los mejores -me susurró en el cuello-. Oye-se separó de mi- ¿Qué haces así vestida?

Mientras que Jesús y yo estábamos hablando vi como Mery estaba despertando a Dani. Y cuando se despertó, este sonrió al verla así y se besaron. Más monos.

+Pues venimos así -alcé la voz para captar su atención-. Porque nos vamos a cenar por ahí. Los cuatro. -sonreí y Dani me miró extrañada-. Si tortolitos, los cuatro. -este se ruborizó.- Asique tenéis -miré mi reloj- 30 minutos para ducharos y cambiaros. Mientras Mery y yo os estaremos esperando. -asintieron y se fueron-.

-Tía. Me quiero morir.

+¿Qué pasa?

-TIO DANI QUE SALGAS YA DEL PUTO BAÑO. TARDAS MAS QUE ALMU. -se escuchó gritar a Jesús-.

+TE HE OÍDO -grité-.

-TE AMO. -no le contesté. No era necesario-.

+Bueno, sigamos a lo nuestro. ¿Qué pasa?

-Dani me ha dicho que quiere hablar esta noche conmigo a solas. Y bueno, me temo lo peor.

+Mery, disfruta de estas semanas. Dentro de nada volveremos a ese hospital. Tendremos todo restringido. En serio, disfruta. Porque nuestra vida no es así -moví mis manos señalando para atrás-. Nuestra vida está en un hospital. Y ahora hay que disfrutar al máximo.-esta asintió-.

-Si Dani me lo pide, le diré que sí y seremos cuñadas. ¿Te has dado cuenta? -dijo sonriendo. Y yo asentí-.

+Si la verdad esque...-me cortaron-.

-Bueno qué, ¿nos vamos?

Mery y yo nos giramos para verles. Dios. Benditos ángeles caídos del cielo. Iban realmente guapos con sus bermudas y sus camisetas. Y cuando me acerqué a Jesús para besarle, noté que llevaba una de mis colonias favoritas para chicos. Dios. Puta droga.

Íbamos de la mano paseando por un paseo marítimo de la cala. La verdad, este lugar es un paraíso. Nos tuvimos que salir un poco de la zona en la que estábamos para llegar al centro, pero mereció la pena. Allí todo era precioso.

De vez en cuando Jesús se paraba a mirarme y me besaba. O me miraba y sonreía. Así porque sí. Y eso me volvía loca.

+Jesús. -se giró a mirarme-. He traído algo. -le sonreí poniéndole ojitos-.

-¿El qué?

+Nuestra promesa.

-Nuestro infinito.

Sonreí. Sonrió. Sonreímos como dos locos enamorados.

Sí. Enamorados. Chicos y chicas. Yo, Almudena Escribano, estoy loca y perdidamente enamorada de Jesús Oviedo.

Paciente [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora