57-La infancia.

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CAPÍTULO 57.

+Mamá, ¿puedes venir a buscarme?. Estoy en el aeropuerto.

-¿Cómo? ¿Qué ha pasado?

+Mamá por favor, solo ven. –respiré hondo para que las lágrimas no me ahogaran-.

-Espérame allí. En media hora estaré. Adiós cariño.

Me senté en el suelo apoyada en la pared con la maleta al lado y empecé a derramar lágrimas. Tenía la cabeza metida en mis piernas y de repente vi como unos pequeños pies pararon delante de mí.

-Hola. –levanté la cabeza y vi a una niña sonriéndome-.

+Hola cariño.-me limpié las lágrimas con la manga de la camiseta y la sonreí como pude-.

-Me he perdido y parece que tu también. ¿No? –negué sonriendo-.

+¿Por qué dices que me he perdido?

-Porque estás llorando. –se sentó a mi lado-.

Que inocentes son los niños. –pensé-. Que inocentes somos todos en nuestra infancia, donde solo llorábamos porque el globo que nos acabábamos de comprar se nos había volado, o porque no encontramos a nuestros padres. Nuestra infancia es el momento más feliz de nuestras vidas. Pero sin embargo, ¿Quién recuerda todo con exactitud de nuestra infancia?. Es como si nos borraran los recuerdos de eso feliz y ni siquiera tienen la decencia de prepararnos para nuestra adolescencia. Esa etapa que todo el mundo dice que es vivir amores locos, fiestas hasta la madrugada.

Pero nuestra adolescencia no es como la pintan. No sales de fiesta hasta las tantas, directamente no sales de fiesta. No hay amores locos, hay desamores sin freno. Lloras hasta las tantas. Te caes y no te levantas.

+¿Cómo te llamas preciosa?

-Ana.

+Me gusta mucho tu nombre. –le acaricié la cara-. Vamos a buscar a tus padres va –dije levantándome y estirándole la mano para que se levantara-.

-No quiero. Tu me caes mejor. –sonrió de la manera más tierna del mundo. Y a eso nadie se puede resistir-.

+Bueno. Entonces jugaremos a un juego –me puse de rodillas para alcanzar su altura-. Tenemos que ir hacia un sitio que ponga "información" y quien llegue antes, se gana un caramelo. –me miró confundida-. ¿No te gustan los caramelos? –negó-.

-Me gustan las cuches.-se levantó y salió corriendo-.

+Ana, ve más despacio. –grité y ella redujo la velocidad esperándome-.

Cuando me pude poner a su altura, ella volvió a andar un poco más rápido para ganarme. Lo que ella no sabe es que gane o no, tendrá esas chuches.

-He llegado. –gritó-.

+Muy bien Ana, espera que voy. –corrí hacia información y me puse a su lado-.

Una señorita de unos 30 años me miró como preguntándome qué quería.

+Hola.-me sonrió-. Si mira es que tengo a esta niña –aupé a Ana en brazos y ella empezó a jugar con mi pelo mientras yo hablaba-. Que se ha perdido.

-Oh hola pequeña –Ana la miró con mala cara y le sacó la lengua-. Vaya, que maja –susurró-. ¿Cómo se llama? –me preguntó-.

+Ana.

-Genial. Ahora avisaremos a sus padres. Vinieron a buscarla hace rato. –sonreí y nos sentamos a esperar-.

Quiero volver a la infancia. Quiero volver a tocar la felicidad.

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Bueno chicas, unas cuentas y yo tenemos un grupo de wattpad para hablar simplemente. Si queréis entrar, decírmelo. Todas sois bienvenidas. Os quiero muchísimo. ¿Nunca os lo había dicho?

Paciente [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora