Head above the water

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I gotta keep the calm before the storm

(Debo mantener la calma antes de la tormenta)

I don't want less, I don't want more

(No quiero meno, no quiero más)

Must bar the windows and the doors

(Debo atrancar las ventanas y puertas)

To keep me safe, to keep me warm

(Para mantenerme segura, para mantener cálida)

—¿Valentina Carvajal? —una señora de tez morena se acercó a ella en cuanto salió del aeropuerto.

—Sí, soy yo —respondió con precaución.

—Oh, que gusto tenerte aquí —le dio un beso en cada mejilla, lo que la dejo estática por la confianza para el contacto físico ajeno y desconocido —mi nombre es Martha Valdés, amiga de tu mamá.

—Mucho gusto, señora —ahora que lo pensaba, ¿por qué nunca escuchó acerca de ella? Su madre contaba con un enorme círculo social, recordaría el apellido Valdés si así fuera.

—Nada de señora —se carcajeó—, dime Martha.

—Está bien, Martha —se sonrojó Valentina.

La mayor parecía ser buena persona... aunque ahora se cuestionaba si su capacidad para leer a las personas era la adecuada.

—Yo no sé qué es lo que va a suceder ahora —continuo.

—Tú déjamelo a mí —agarró su equipaje y lo colocó en la cajuela de un coche algo destartalado—, tu madre te ha dejado en buenas manos.

El recorrido fue silencioso a través de la carretera, por lo que aprovechó para meditar lo sucedido. Su celular sonó algunas ocasiones antes de subir al avión y tener que apagarlo. Prefirió mantenerlo así hasta estar lista para enfrentar lo que se desató con su partida.

—Pareces cansada y faltan un par de horas de viaje —se estacionaron fuera de un pequeño hotel—. Por hoy quedémonos aquí, mañana continuaremos.

Una vez dentro, Martha saludó al encargado con familiaridad.

—¡Hola José!

—Martha, buen día —el señor inclino su gorra —¿tienes una nueva? —señaló a la ojiazul con la cabeza.

—Algo así —murmuró la contraria —necesito dos habitaciones para esta noche.

—Con todo gusto —sin mucha tardanza le entregaron dos llaves.

Martha de inmediato se acercó a ella.

—Es hora de descansar para ti—le proporcionó una de las llaves—, mañana a las diez en punto iré por ti.

—Sí, gracias —Valentina trataba de asimilar lo que ocurría. ¿No empezaban así algunas películas de terror? Entre vegetación, pocas casas a la vista, de noche, en un hotel que aparentaba ser legal y dos personas conversando entre ellos sobre "la nueva".

Se despidió de Martha, esperando no haberse metido en algo peor que lo que tenía en casa. Muy confundida por la existencia de la señora Valdés y de todo en realidad.

Una vez en su habitación, se recostó en su cama creyendo que le sería imposible dormir. Considero que revisar el viejo celular resultaría contraproducente. Así que agarró el nuevo par avisarle a su madre que estaba con su amiga.

Estaba en míWhere stories live. Discover now