Dare to love me

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If you dare to love, if you dare to love

(Si te atreves a amar)

If you dare to love, if you dare to love me

(Si te atreves a amarme)

I try to let down my guard, but I cover up my scars

(Trato de bajar la guardia, pero cubro mis cicatrices)

Yeah, there's no denyin'

(Sí, no lo puedo negar)

It's not that I don't care, it's just I'm fuckin scared

(No es que no me importe, es que estoy jodidamente asustada)

It's terrifying

(Es aterrador)

'Cause I know it's a slippery slope

(Porque sé que es una pendiente resbaladiza)

But I don't wanna give up hope

(Pero no quiero perder la esperanza)

Damn, why's it gotta be this hard just to open up my heart?

(Maldita sea, ¿Por qué tiene que ser tan difícil solo abrir mi corazón?)


Decimotercer mes

Resultó que Juliana, más que haber escuchado de Jonathan Spencer, convivió, platicó y se relacionó con él. Llevaba meses compartiendo interacciones cercanas con la mano derecha de su tío. Escuchando los lloriqueos de primera mano, de un hombre abandonado. Observando la mirada perdida de un prometido preocupado y confundido e intentando consolar a una persona que aparentemente sufría por haber amado demasiado.

Calmar la furia desbordante de la morena fue complicado hasta cierto punto. Porque la forma en la que lo expresaba distaba mucho de palabras altisonantes, peroratas llenas de gritos o manifestaciones físico-agresivas o algo parecido.

El único indicio de la ira y rabia que emanaba del cuerpo de Juliana, era sin lugar a dudas, el remolino que se formó en el iris color chocolate, que acostumbraba a brillar y estar despejado y por supuesto, del fuego que Valentina casi podía jurar que crepitaba a través de sus pupilas.

Los pros de haber aprendido acerca de ella durante el año, es que conocía su lenguaje corporal.

Le costó cada gramo de voluntad, cada fibra de su ser, convencer a la mujer que dejara a un lado esa rabia que no la llevaría a nada bueno. Que se concentrara en pensar que ahora conocía la verdad, el otro lado de la moneda y que simplemente estaría precavida con el hombre.

Ya que distaba mucho de ser alguien de confianza.

Algunas peticiones después y una promesa de dama a dama, Valentina ganó y logró descansar, confiando plenamente en que la morena cumpliría con su palabra.

¿Se preocupaba por lo que Juliana podía hacerle a Jonathan?

No. Definitivamente, pedirle a Juls que se controlara, distaba mucho de eso. La realidad era que le preocupaba lo que Jonathan pudiera hacerle a la pelinegra o las consecuencias de lo que la mujer hiciera en contra del aquel que mantenía su papel de víctima ante la sociedad ignorante. La forma en que el mayor de los Spencer había zanjado el tema de la violencia fue un digno ejemplo, de que el hijo podía salirse con la suya.

Estaba en míWhere stories live. Discover now