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Ve que Regulus saca su teléfono, sonríe y lo mira arqueando una ceja.
«¿Qué puede ser más estúpido que esto?».

Unos momentos más tarde Regulus lee la respuesta y descuelga la mandíbula en una mueca muy poco favorecedora de excitación alocada y alcoholizada, como un pez cachondo.

James sonríe y se reclina contra el respaldo del asiento, y bebe de la botella de cerveza acariciando la boquilla de la botellq con los labios.

Black pone cara de estar viendo pasar toda su vida por delante de sus ojos, y exclama en un tono un poco demasiado agudo:

-Sí, vale, pero... ¡Tengo que ir al baño! Se separa del grupo mientras los demás continúan fascinados con la actuación de Barty y Evan juntos.

James cuenta hasta diez antes de pasar por delante de ellos y seguirlo. Intercambia una mirada con Dorcas, que está de pie contra una pared y luce valientemente una boa de plumas de un rosa intenso. Pone los ojos en blanco, pero se aparta de la pared para vigilar la puerta.

James encuentra a Regulus apoyado contra el lavabo, cruzado de brazos.

-¿Te he comentado últimamente que eres un demonio?

-Si sí- responde James al tiempo que se cerciora de que no haya moros en la costa. Acto seguido, agarra a Regulus  por el cinturón y lo hace retroceder hasta uno de los retretes- Ya me lo cuentas luego.

-Sabes... Sabes que con esto no vas a convencerme de que salga a cantar, ¿verdad?

Pero se queda sin voz al sentir la boca de James recorriendo su cuello.

-¿De verdad te parece buena idea lanzarme un reto, corazón?

Y así es como, al cabo de treinta minutos y otras dos rondas más, Regulus sube al escenario en medio del griterío de los clientes del bar y destroza la canción Don’t Stop Me Now de Queen.

El kimono se le ha resbalado de un hombro, de modo que el bordado de la espalda ahora dice «Príncipe metido».

James no sabe de dónde han salido las rosas, e imagina que si lo pregunta no va a obtener ninguna respuesta. Y tampoco iba a poder oírla, porque lleva dos minutos enteros gritando sin parar a pleno pulmón.

-I wanna make a superwoman of youuu! -chilla Regulus.- Don’t stop me! Don’t stop me! Don’t stop me! Hey, hey, hey!- Evan ya está prácticamente subido a la mesa, golpea el respaldo del sofá con una mano y obliga a Remus a subirse a una silla con la otra-Don’t stop me! Don’t stop me!

James se lleva las manos a la boca para hacer bocina: -Ooh, ooh, ooh!

En una cacofonía de gritos, patadas, golpes de pelvis y destellos de luces, la canción pasa a un solo de guitarra eléctrica. No hay una sola persona en todo el bar que se quede sentada en su asiento cuando el príncipe se desliza de rodillas por el escenario imitando el sonido de la guitarra con movimientos apasionados y un tanto eróticos.

James, se pone de pie en su silla y lanza un aullido.De pronto James siente que alguien le tira del brazo; es la princesa que intenta arrastrarlo al escenario. Lo
Agarra de la mano y lo hace girar en una pirueta.

Él se pone una de las rosas entre los dientes, y ambos observan la actuación de Regulus sonriéndose el uno al otro.

Regulus está chillando de nuevo por el micrófono, entre trompicones, y lleva el traje y el kimono tan empapados de champán y de sudor que forman una masa confusa, pero sexi.

De repente levanta la vista, con una mirada borrosa y cachonda, y la clava de manera inconfundible en James, que está en un extremo del escenario sonriéndole de oreja a oreja.

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Me ayudan comentando, amores ❤️

Ali

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusWhere stories live. Discover now