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–Siéntate —le ordena la presidenta, y él nota cómo se le enrosca el miedo al estómago.

 No tiene ni idea de lo que debe esperar; saber que tu progenitora es la persona que te ha criado no es lo mismo que ser capaz de adivinar qué va a hacer en su calidad de líder del mundo.

 Se sienta, y entre ambos se hace el silencio. Su madre junta las manos sobre los labios, en actitud de reflexión. Tiene cara de cansada. 

—¿Te encuentras bien? —le pregunta al fin.

 Cuando James, sorprendido, levanta el rostro, no ve cólera en su mirada. La presidenta se encuentra al borde de un escándalo que podría poner fin a su carrera. 

Mide con calma sus inspiraciones y espera a que su hijo le responda. Ah. De repente advierte, con una súbita nitidez, que en absoluto se ha parado a analizar sus propios sentimientos.

 Sencillamente, no ha habido tiempo para ello. Se detiene a explorar lo que siente y descubre que no es capaz de definir ninguna emoción concreta, y de pronto hay algo en su interior que se agita y desaparece por completo.

 No es frecuente en él el deseo de encontrarse en otro lugar, pero en este momento lo desea. Quisiera estar teniendo esta conversación con su madre en una vida distinta, cenando, ella sentada frente a él y preguntándole qué opina del respetable novio que tiene, qué tal está llevando lo de resolver su identidad. No lo quiere de esta manera, en una sala de reuniones del Ala Oeste, con unos correos cachondos que ha escrito él esparcidos sobre la mesa. 

—Estoy... —empieza. Para horror suyo, nota algo que hace que le tiemble la voz, y se apresura a tragarlo—. No lo sé. No era mi intención decírselo al público de este modo. Pensé que tendríamos la oportunidad de hacerlo como Dios manda. 

El semblante de su madre se ablanda, y James sospecha que acaba de contestar a otra pregunta más, aparte de la que ha formulado.

 La presidenta alarga el brazo y posa la mano sobre la de su hijo.

 —Escúchame —Tiene la mandíbula tensa, en actitud férrea; es el gesto con el que mira al Congreso, para intimidar a los autócratas. Le tiene agarrada la mano con fuerza y con firmeza. Él se pregunta, medio histérico, si era eso lo que se sentía al ir a la guerra en tiempos del presidente Washington—. Soy tu madre. Ya era tu madre antes de ser presidenta, y seré tu madre durante mucho tiempo después, hasta el día en que me metan en la fosa y me vaya de este mundo. Tú eres mi hijo. Así que, si en este asunto vas en serio, te apoyaré. 

James guarda silencio. «¿Y los debates?», piensa. «¿Y las generales?». Su madre lo observa con mirada dura, de modo que comprende que no debe preguntar ninguna de esas cosas; su madre sabrá arreglárselas. 

—¿Y bien? —pregunta su mamá—. ¿Vas en serio con Regulus? No queda espacio para darle vueltas al tema, no queda nada por hacer salvo decir lo que viene sabiendo desde el principio.

 —Sí —responde—. Voy en serio. Euphemia Avery expulsa el aire muy despacio y a continuación dibuja una sonrisilla secreta, una sonrisa ladeada y nada lisonjera que nunca utiliza en público pero que Jaimie conoce muy bien de la época en que él era un niño pequeño que correteaba a su alrededor, en la exigua cocina de la casa que tenían en el condado de Travis. 

—Pues, en ese caso, adelante con todo.

A MEDIDA QUE VAN CONOCIÉNDOSE MÁS DETALLES DE LA RELACIÓN DE JAMES POTTER CON EL PRÍNCIPE REGULUS, LA CASA BLANCA GUARDA SILENCIO. 

27 de septiembre de 2020

 «Supongo que reflexionar sobre la historia hace que me pregunte cómo encajaré yo en ella en el futuro», escribe el Primer Hijo, James Potter , en uno de los muchos correos electrónicos dirigidos al príncipe Regulus que ha publicado esta mañana el Daily Mail. «Y también tú». Por lo visto, es posible que la respuesta a dicha pregunta llegue antes de lo que nadie esperaba ahora que repentinamente ha salido a la luz la relación romántica del Primer Hijo con el príncipe, un romance que entraña importantes repercusiones para dos de las naciones más poderosas del mundo, cuando faltan menos de dos meses para que Estados Unidos vote el segundo mandato de la presidenta Avery. 

Mientras los expertos en seguridad del FBI y de la Administración Avery se esfuerzan por dar con las fuentes que han facilitado a los diarios sensacionalistas británicos las pruebas de esta relación, la Primera Familia, que habitualmente se muestra muy abierta con la prensa, ha interrumpido todas las comunicaciones, y el Primer Hijo no ha hecho ninguna declaración oficial. 

«La Primera Familia siempre ha mantenido y seguirá manteniendo su vida personal separada de la actividades políticas y diplomáticas de la presidencia», ha dicho esta mañana Davis Sutherland, secretario de Prensa de la Casa Blanca, en una breve declaración preparada con anterioridad. 

«Ruegan al pueblo americano que tenga paciencia y comprensión mientras solucionan este asunto tan privado». Esta mañana, el Daily Mail ha revelado que el Primer Hijo James Potter-Avery lleva teniendo esta relación romántica y sexual con el príncipe Henry como mínimo desde el mes de febrero del presente año, según los correos electrónicos y las fotografías obtenidas por el periódico. 

Se han subido a WikiLeaks las transcripciones completas de dichos correos electrónicos bajo el rótulo de «Las cartas de Waterloo», por lo visto haciendo referencia al Jarrón Waterloo que hay en los jardines del palacio de Buckingham y que aparece mencionado en uno de los correos escritos por el príncipe Regulus.

 Esta relación epistolar continúa con regularidad hasta el domingo por la noche, y al parecer se ha obtenido de un servidor de correo privado que utilizan los residentes de la Casa Blanca. 

«Dejando a un lado las ramificaciones respecto de la capacidad de la presidenta Avery para mostrar imparcialidad en los temas de las relaciones internacionales y de los valores familiares tradicionales», ha dicho hoy en una rueda de prensa el senador Jeffrey Richards, candidato republicano a la presidencia, «me siento profundamente preocupado por ese servidor de correo privado. ¿Qué clase de información se ha diseminado en dicho servidor?». 

Richards ha añadido que está convencido de que los votantes americanos tienen derecho a saber para qué otras actividades se ha utilizado el servidor de la presidenta Avery.

 Varias fuentes próximas a la Administración Avery insisten en que el servidor privado es similar al que estaba en funcionamiento durante la Administración del presidente George W. Bush, y que se utiliza exclusivamente para las comunicaciones internas de la Casa Blanca referentes a las operaciones cotidianas, así como para la correspondencia personal de la Primera Familia y del personal principal de la Casa Blanca. 

Tras una primera exploración de las «Cartas de Waterloo», los expertos todavía no han desvelado que exista ninguna información clasificada ni otro contenido que pueda resultar comprometedor, aparte del relativo a la relación existente entre el Primer Hijo y el príncipe Regulus.

Rojo, Blanco y Sangre Negra// JegulusWhere stories live. Discover now