15. Muy bonita

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_________(tú):

— Nunca, escúchame bien. Nunca en todo mi vida me imaginé ayudando a alguien en escoger su outfit. — mencionó Osvaldo.

— No te creó. — reí.

— La verdad es que sí. Pero siempre lo hago en físico — rodó los ojos —. Si me hubieras dicho con anticipación, estaría ahora mismo ahí. — dijo mostrando su ojo ante la cámara.

Solté una carcajada al verlo. Es un hecho que Osvaldo tiene cierta obsesión ya sea por hacer zoom hacía cualquier parte de su rostro.

— Creó que eso es una indirecta. — dije divertida.

— Lo es. — se encogió de hombros.

— Bueno, ¿Beige o el rosa palo? — señale ambos vestidos largos.

Ni uno de los vestidos es formal, eso me calma bastante, pues es en lo personal no los uso. En todo mi vida solo tengo 5 vestidos.

— El rosa palo, ese me gusta. — dijo asintiendo.

— Vale, espérame un momento. — mencioné.

Apague la cámara y me puse el vestido, estaba batallando con el cierre, y ni David y Jos se encontraban conmigo.

— ¿Ya? — preguntó inquieto.

— No. — respondí.

Logré subir el cierre después de casi cinco minutos, hasta me hizo sudar ésto.

— ¿Yaaaa? — volvió a preguntar, alargó la "a".

— Ya está. Estaba a nada de dañar el peinado. — dije.

Prendí de nuevo la cámara, coloque el teléfono en mi tocador, me aleje para que me viera completa.

— Te ves... muy pero muy bonita. — halago con una sonrisa.

— Gracias. — le sonreí.

— Cambiando de tema, así bien drásticamente.

— Dime. — alcé una ceja.

— ¿Vas a pedir dulces?

— ¿Dulces?, ¿En dónde? — solté una risita.

No entendía lo que me quería decir, y ni se para que los dulces.

— El día de muertos, _____.

— Ah, se me había olvidado por completo. — resople.

— Gracias a Dios que estoy para ti. — me guiño.

— Gracias por recordarme.

— Aquí se pone bien bonito — dijo con una sonrisa juguetona —, lástima que no estás aquí. Pero si gustas, te puedo pagar el boleto del avión para que vengas.

— ¿Nunca dejaras de insistir? — reí.

— Cuando se trata de ti, nunca. — termino por decir.

Una sonrisa se dibujo en mi rostro, nunca dejo de sonreír cuando se trata de él.

— Son principios de mes, me toca hacer exámenes. — comenté.

— Su perra madre, si apenas hiciste exámenes. No dejan descansar el cerebro — lo ví peinar su cabello hacia atrás con sus dedos, pero su cabello regreso a su misma posición —. Eh, lo bueno que ya no voy a la pinche escuela. — dijo negando con la cabeza.

— Quién como tú. — suspiré.

— Para ser como yo, necesitas vivir en Mon... — lo interrumpí.

-𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐍𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬- (El Mariana X Tú)Where stories live. Discover now