21(2/2). ¿Osvaldo?

4.2K 400 30
                                    

________(tú):

— ¿Qué harás llegando diciembre? — pregunto David.

Fruncí el ceño, pues él nunca se había interesado en lo más mínimo lo que yo haría en diciembre.

— Nada en especial, lo mismo de todos los años. — respondí sin interés.

— Eso ya lo sé, pregunto a principios de mes. — rodó los ojos.

— Estudiar, trabajar y ya. — me encogí de hombros.

— Que bueno. — rió.

Recordé que Madd y yo iríamos por esferas a Puebla, tal vez David nos quiera acompañar.

— Mentí, cómo por el cinco o diez iré a Puebla. — mencioné.

— ¿A Puebla? — abrió los ojos — ¿Qué vas a hacer allá?

— Solo voy por un día y voy a ir por esferas, ¿quieres ir? — pregunté ahora yo.

— Sí, pero después del diez. — dijo.

— Bueno, le diré a Madd.

— Sí, porque recuerda que del primero al cinco tienes exámenes. — comentó.

Era cierto, había olvidado por completo los exámenes.

— Gracias por recordarme David, te amo. — le sonreí.

— Yo también me amo. — soltó una carcajada.

— Por eso no tienes novia. — rodé los ojos divertida.

— ¿Castigo o premió? — rió nuevamente.

— Premio sin duda. — reí junto con él.

— Cállate que tú ya tienes novio. — me señaló.

— Aún no es mi novio. — susurré.

— Entonces si lo quieres como novio, ¿no? — me soltó un leve codazo.

— Cállate, David. — negué y me aleje de él.

— Le voy a decir a tu novio que eres muy grosera. — me saco la lengua como niño pequeño.

— Me voy a mi habitación. — dije y me levanté para irme.

Me acosté en mi linda camita y por obras del destino me dormí, hace mucho que no tenía una siesta.

.

Algunos murmullos estaban logrando despertarme, hacen demasiado ruido. Talle mis ojos y mire con atención, bostece y mire a mi alrededor.

La voz de David lograba escuchar, me pare y con cuidado que no me escuchará me dirigí a la sala.

— Está totalmente libre, no tiene nada que hacer. — susurró.

¿Con quién hablaba?

>> — Entonces pasaré por ti y te traeré conmigo. — rió bajito.

Me acerque a él con mucho cuidado, hace tanto que no lo espantaba.

— ¡David! — grite.

Lo mire sobresaltar, colocó su mano en su pecho y respiro profundamente antes de lanzarme un cojín.

— Estúpida, me espantas — me miró mal —. No vuelvas a hacer eso.

Reí, me acerque a él y tome asiento a un lado suyo.

— ¿Con quién hablas? — alcé una ceja divertida.

— Que te importa — rodó los ojos —. Luego hablamos. — dijo y colgó.

-𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐍𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬- (El Mariana X Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora