Capítulo 7

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Estos días en París se fueron en un abrir y cerrar de ojos, lo bueno es que en pocos meses viviré en ese hermoso país.

Ya estamos en España hace 15 días, por lo cuál ya estamos en las últimas semanas del año escolar, falta menos de un mes para graduarnos.

Estoy en mi habitación terminando un ensayo de español, en realidad no soy muy buena en esto así que mi bella Flor me ayuda siempre con ellos; sin embargo estoy tan inspirada que este lo hice yo solita.

He pasado toda la tarde desde que llegué de la escuela encerrada en mi habitación terminando todos los trabajos para tener el fin de semana libre... no he bajado a cenar, por lo tanto abuela Gloria, siempre tan atenta, me trae la comida a la mesita donde tengo el portátil corrigiendo algunas cosas del ensayo y se sienta en mi cama para brindarme compañía.

— Emita ¿Cómo vas?— Me pregunta ella.
— Muy bien, abue, solo me falta algunos detalles y termino todo... me han puesto muchos trabajos para finalizar el año y así obtener las notas finales.
— Eres muy inteligente, cariño— Me brinda una sonrisa.
— Hago mi mayor esfuerzo— Le digo bostezando.

Termino de corregir y lo guardo en pdf.

— Hija— Llama mi atención abuela Gloria.
— Dime, abue.
— Ya estoy un poco vieja y mis huesos no tienen fuerzas, creo que pronto te dejaré— Su voz suena débil.

Mi corazón se arruga tan solo pensar en que en algún momento se irá de mi lado, no soportaría esto...en realidad no.

— Abue, sé que en algún momento ya no estarás a mi lado y mi corazón se pone chiquito al pensar eso, no quiero que te vayas de mi lado. — mi voz se quiebra un poco— Eres mi madre, mi mejor amiga, mi comadre de chismes, eres todo en uno. Has secado mis lágrimas cuando no has sido la culpable de haberlas derramado, has peleado por mí— ahora hay lágrimas rodando por mis mejillas— En realidad hay que disfrutar la vida al máximo con personas como tú, te amo mucho, abue; tan solo al ver tus ojos de cansancio y tu debilidad para caminar se me arruga el corazón, no quiero que te vayas de mi lado.

He terminado llorando a su lado, no quiero pensar cuando no esté.

— Como has dicho, cariño— Me dice secando mis lágrimas —Hay que disfrutar la vida al máximo, como si fuera el último; así que te invito a ver una película en tu habitación junto con Flor y comemos helado ¿Qué te parece?— Dice ella subiendo mi ánimo.
— Esto es si o si, no se acepta un no— Le respondo con buena actitud.
— ¡Eso es!

Salimos las dos de la habitación y entramos a la de Flor tirándonos en la cama haciendo que su portátil brinque, pero Flor es tan ágil que lo agarra enseguida.

— ¿A qué se debe esa energía?— Nos dice sonriendo
— ¡Hay que vivir la vida al máximo!— Exclama abuela alzando sus brazos notándose su entusiasmo.
— Bueno ¿qué es lo que hay que hacer?— Flor habla inmediatamente con esas ganas de hacer todo lo que se nos ocurra.
— La abuela nos ha invitado a ver películas en mi habitación y a comer helado.
— ¡RICOOOO! Jamás le diría que no a un helado y menos si es de galleta.

Ese es nuestro helado favorito: Helado de sándwich de galleta sabor a fresa.

Nuestro plan favorito sin duda; salir a comprar helado de sandwich y comernoslo sentadas en los columpios del parque cerca de casa.

Vamos de camino a la droguería porque ahí es donde venden el helado de sandwich, a abuela Gloria también le gusta ese helado... es adictivo y delicioso, la calle está sola y fría; ha llovido todo el día.

Llegamos a la droguería la cual está llena, pero la parte de los helados esta solitaria, mi vista se posiciona en la nevera de los helados; de un momento a otro mi cuerpo se llena de tensión siento su olor, escucho su voz... me vuelvo a encontrar con él.

Levanto mi vista y lo encuentro frente a mi, el chico ahora trabaja aquí y seguramente empezó a trabajar en la semana que me fui a París porque casi todos los días vengo aquí a comprar helados.

Mi corazón se detiene, mis ojos se empañan de lágrimas— Oh no, no puedo llorar— aguanto mis lágrimas y me lleno de rabia, lo miró fijamente con mi frente en alto como me enseñó abuela Gloria, no puedo demostrar mi debilidad ante la persona que lo produce.

Mi abuela y Flor se han dado cuenta de todo ya que están a mi lado y se que no se van a quitar en ningún momento.

— Hola, Emma, un gusto verte— Me saluda con descaro.
— Dame 6 helados de sandwich sabor a fresa, por favor— Le digo ignorando lo que me ha producido verlo.

Me mira ofendido, pero procede a empacar los helados, le doy el dinero y roza intencionalmente su mano con la mía.

Agarro la bolsa de los helados con mala gana y me doy la vuelta para irme pero de inmediato escucho su voz.

— Aunque hagas como si no me conoces, sé que te duele verme, solo trata de no llorar cuando te encierres en tu habitación como siempre haces.

Idiota.

Aunque es un golpe bajo no dejo que eso me afecte, con la rabia al límite giro y me acerco a él.

— Eres tan idiota que crees que  haciendo sentir mal a una mujer se te  subira más el ego, tu inmadurez llega hasta el punto de sentirte la gran cosa por hacer sentir horrible a una mujer, tu mentalidad machista solo se basa en pensar eso.— Le digo acercándome cada vez más a la rejilla de la droguería.— Y en realidad no me sorprende la estupidez con la que cargas cada día.
— Se nota que todavía me amas y te tomaste todo el tiempo de pensar todas esas estupideces que acabas de decir, madura un poco, niñita.— Esboza una sonrisa de altivez— Y si que es verdad lo que mis amigos me han dicho, eres una estúpida fea, no sé qué te ví.

Me hierve la sangre, todavía sigue siendo un idiota.

— Eres un completo idiota, por dejarte llevar por los estúpidos que llamas amigos y los que ahora solo buscan meterse con las que alguna vez fueron algo tuyo, que mentira la que te armas que simplemente por ser amigos desde la infancia nunca te van a fallar ¡Por Dios, hasta tú mismo lo haz dicho! Pero al parecer estás tan cerrado que ni te has dado cuenta, nunca llegarás a conocer una chica tan transparente y especial como yo, eso es lo que más te duele y por eso de tu asquerosa boca solo salen esas estupideces.

He dicho todo lo que tenía dentro y él se queda pasmado, me mira con sus ojos verdes y los labios rojos entreabiertos, con orgullo me doy la vuelta de nuevo y procedo a caminar con abuela y Flor a mi lado.

— ¡Eso fue estupendo!— Me alienta Flor.
— Esa es mi chica— Hace lo mismo mi abuela— Ese chico es un idiota y llegará el momento que se dará cuenta a la gran mujer que dejó ir por estúpido, Dios te alejó de ese chico para regalarte a uno que si valorará cada valioso aspecto y el gran corazón que tienes.

En realidad este encuentro fue necesario para poder soltarlo completamente, se me ha bajado un poco el ánimo porque en verdad pensé que ya lo había superado, al parecer no es tan fácil como pensé.

Cariño, dueles pero eres tan idiota que no mereces ni una sola lagrima que salgan de mis ojos.

No suelo escribir mucho, pero cuando me da ansiedad mi refugio es mi portátil en la aplicación de notas, escribo cartas que nunca le enviaré, pero sé que si llegara a leer alguna su estúpido ego se subirá más, su ego se alimenta cuando ve la fragilidad de una mujer.

Hemos llegado a casa, entramos las tres a mi habitación y buscamos en Netflix un k-drama.

La película es tan parecida a todo lo que he pasado con Nick y mi corazón se estruja cada vez más, sin embargo no lloro; me he prometido no hacerlo aunque sea difícil.

Un atardecer a tu ladoWhere stories live. Discover now