Capítulo 9

24 3 3
                                    

Hoy es el gran día. Nos iremos a vivir a París, un sueño para muchos y una realidad
para mí... ¡Toma eso! Y si, mis ánimos están un poco mejor.

Nos encontramos de nuevo en el avión, estoy junto a Flor y mi padre está en los
asientos de atrás junto a Katherine.

Esta vez me he quedado dormida todo el vuelo, ni siquiera sentí cuando aterrizamos.

—Emma ¡Tierra París! Hemos llegado, cariño —Flor me despierta, esa es su
especialidad.

Bajamos del avión, recogemos nuestras maletas y con las mismas subimos al carro de mi padre el cuál lo maneja su chófer.

Mi mirada está en el camino, todo es hermoso aquí en París, esto es una película... creo que nunca me acostumbraré a esta hermosura.

—Emma —Me susurra Flor a mi lado —Mira ese chico que está de espaldas en el
muelle de la playa. ¿Él no es el mismo que viste embobada en el parque y aquél día del picnic en la playa?

Efectivamente, el chico moreno cabello ondulado que he visto tres veces con ésta, se encuentra de espaldas con una guitarra; es mucha coincidencia encontrarlo tanto, ¿Quién es él? ¿Acaso lo conozco desde antes o alguien lo ha mandado a perseguirme?

No le respondo a Flor y continúo mirando el camino por la ventanilla del carro sin
dejar de pensar en por qué me lo he encontrado tanto, ya esto es un poco extraño.

Al llegar a casa subimos de inmediato a la habitación y organizamos toda nuestra ropa y cosas, bastante trabajo el que tenemos.

Salgo al balcón de nuestro cuarto y por primera vez me doy cuenta que desde ahí se ve la torre eiffel, no puedo creer que no me había dado cuenta. ¡Qué maravilla! Ahora puedo admirarla mucho más, esto es grandioso.

Después de media hora que he organizado todo con Flor nos acostamos en la
esponjosa y amplia cama, abro mi portátil a navegar un rato en instagram, Flor crítica la vestimenta de cada personas que ve a través de la pantalla de mi portátil.

—¿Cómo están mis preciosas chicas? —Entra mi padre y se sienta junto a nosotras en
la cama —Nos han invitado esta noche a la iglesia a las siete, así que las espero a las seis y cuarenta abajo —Nos indica y se marcha.

¿Iglesia? Nunca he ido a una.

Flor y yo nos quedamos mirando sin saber qué decir... iremos a una iglesia.

—¿Qué le ha picado a Roberto? Nunca hemos ido a una iglesia —habla Flor
sorprendida.
—Es muy extraño, nunca he escuchado que ha ido a alguna iglesia; pero iremos, he
escuchado de Dios y dicen que sana y alivia corazones. Necesito que haga eso conmigo.

Son las cinco y cuarenta de la tarde y la señorita Flor demora mucho al alistarse y
cómo se le es muy costumbre suele alistarse cinco minutos antes, por lo tanto siempre llega tarde a todo así que la mandé a bañarse primero.

Mientras espero a Flor bañarse, salgo al balcón; desde aquí se puede admirar lo
hermoso que es París, la torre eiffel en su esplendor; es tan maravilloso, esto me da
tranquilidad. A mi mente se viene la idea de alguna vez estar en un muelle con el amor de vida, el atardecer en su máximo esplendor. Mis expectativas están tan altas que siempre imagino cosas que son tan imposibles; no me veo enamorada de nadie de nuevo.

En realidad ya no siento nada por Nick; pero el miedo a enamorarme de nuevo y que me hagan tanto daño cómo él lo hizo, no se aleja de mí.

Son las seis y media, yo ya estoy lista pero para sorpresa de nadie, Flor todavía se está arreglando... esta mujer demora de todas las formas.

Ella se ha puesto un vestido de flores rojas con unos tacones rojos y sus respectivos
accesorios, ella a comparación de mí se viste muy extravagante, Por mi lado soy bastante sencilla pero me encanta cómo me veo.

—Querida Flor, faltan dos minutos para bajar —digo acercándome a ella.
—¡Ya estoy lista! —Me responde admirándose por quinta vez en el grandioso espejo de nuestra habitación.
—Me derrito con tu belleza, bella dama —Me acerco a ella melosamente.
—Aish, pero que empalagosa te estás convirtiendo, este país te hace efecto —Bromea mirando la torre eiffel a través del ventanal de nuestra habitación.
—Jamás, yo soy una chica ruda cero  sentimientos, esas cosas no van conmigo.
—Si aja —Me mira ella entrecerrando los ojos.
—Deja las tonterías y bajemos, mi padre nos va a regañar; ya vamos dos minutos
tarde.
—Emma, la chica que no soporta llegar ni diez segundos tarde.
—Claro, tienes que aprender de mi, señorita impuntual —Le digo golpeándola en la
cabeza y saliendo de la habitación.

                                ***

Hemos llegado a la iglesia, a través de la ventana del carro puedo observar lo hermosa que es; es super grande con una puerta bastante amplia en la cual se encuentran dos señoras vestidas igual, ellas le dan la mano a todos los que entran y los llevan hasta su puesto.

Al salir del carro junto con mi familia, nos acercamos agarrados de la mano todos,
pues ha fluido, algo tan hermoso que nos hace ser más unidos.

Al llegar a la entrada de la iglesia las dos señoras que están en la puerta nos tienden la mano y nos llevan hasta los puestos, este acto me parece tan hermoso, es nuestra primera vez yendo a una y nos da un poco de pena entrar pero ellas han sido tan amables y nos acompañan hasta los puestos.

No hay muchas personas por lo que hemos llegado temprano —El exagerado y super
puntual de mi padre quiso que llegáramos 5 minutos antes, ya se de donde lo saque —pero poco a poco van llegando familias y jóvenes.

Mi mirada está posicionada en la entrada al ver tantos jóvenes llegar solos y con una
gran sonrisa, nunca había sentido el deseo de venir a una iglesia porque simplemente me parecía algo muy fuera de lo común y tan insignificante, pero al ver llegar a jóvenes con ese anhelo mi mente explota por verlos con ganas de más.

Dejo de mirar a la entrada y mi mirada divaga por cada rincón observando y
admirando lo hermoso que es este lugar, estoy muy impresionada.

El sonido de la cuerda de una guitarra me hace posicionar la mirada hacia la tarima.
¡wao!
NO. LO. PUEDO. CREER
¡¿Es enserio?!

El chico que he estado viendo de paso todo este tiempo está aquí.

Hay muchos instrumentos y entre ellos un ukelele. Ese instrumento siempre me ha
llamado la atención... algún día lo tocaré.

Pero lo que más me llama la atención y despierta mis alertas es el chico que está
tocando la guitarra; es alto, moreno, cabello ondulado. Tiene su cabeza inclinada hacia abajo concentrado en las cuerdas de su guitarra. La melodía que crea es muy apacible y relajante.

—Emma —Me susurra Flor a mi lado —¿Ese no es el chico que hemos visto muchas
veces y que te has quedado mirando embobada dos veces con ésta? —Me dice con tono burlón.

En ese preciso momento el chico levanta la cabeza y sus ojos cafés claros se
encuentran con los míos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 05 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Un atardecer a tu ladoWhere stories live. Discover now