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Maldito seas, Waturu Tsurumi. ¡Tu estúpido manual no menciona que una bufanda de seda haría que el nudo se deshaga! ¡Casi me mato pero de una forma dolorosa!

El último capítulo que leí trataba de la forma correcta para cortarse las venas y modos de identificar una cuchilla suficientemente filosa, tanto como las maniobras más efectivas. Esta noche me cortaré la yugular.

Mientras James y yo cocinábamos el almuerzo, Cliff ensayaba con su bajo en el sótano y Lars veía un partido de tenis en la tele, a pocos metros de distancia de nosotros, me dediqué a analizar uno a uno los cuchillos que poseíamos.

"¿Qué te curosea tanto?"

"¿A qué te refieres?"

"Sé que te gustan las películas de terror, pero, ¿no es medio rarito mirar así los cuchillos?"

"Estoy viendo cuál es más apto para cortar este ribeye, James." Excusé apuntando a la gran presa de carne. "A menos que quieres que rompa un cuchillo débil."

"Mierda, nunca me lo plantee... ¿Cuál serviría?"

Improvisé un discurso.

El día transcurrió normalito. A la noche, cuando iríamos a dormir, fingí ir al baño cuando a pasos lentos, entré a la cocina y encendí la luz. Pegué un grito al ver a Ulrich sentado en el suelo con una brocha y un tarro de barniz.

"¿Qué mierda haces?"

"Me hice una nanita porque la madera del mueble está media cruda." Enseñó su pulgar con un parche curita. "Voy a barnizar para que nadie se corte."

"¿A esta hora?"

"Así se seca mientras dormimos." Su lógica eran tan absurda que tenía sentido esta vez.

Rodé los ojos.

"¿Por qué los cajones están con candado?" Consulté preocupado, no puedo sacar ningún objeto punzante. Hasta las tijeras están en ese mueble.

"Necesitan estar bien cerrados para que el barniz no ensucie y esté parejo."

"Mierda, no sabía que fueras experto en tareas del hogar."

"Mi padre me enseñó mucho."

"Ojalá mi padre haya hecho eso, sólo sabía golpearme y llamarme..."

"¿Quieres venir?"

Parpadeé en confusión.

"¿Qué?"

"¿Quieres aprender? Nunca es tarde para curar a tu niño interno."

"No creo que pintar un mueble va a suplir lo que un padre militar hizo."

"Es barnizar, Kirky." Guiñó. Y yo gruñí.

Tomé asiento a su lado y me entregó una brocha, como si él supiera que iba a llegar a acompañarlo involuntario en este surreal momento. 

De repente, mi mente dejó de sentirse como una nube negra constante que lanza rayos a mi cabeza. Los movimientos dóciles de mi muñeca tapando la madera y el suave sonido de las cerdas deslizándose... Que bonito. Imitar los gestos del castaño llenó de calor mi pecho.

El mueble quedó precioso y nuestro trabajo en equipo iluminó mi noche.

Too Far Gone? (METALLICA, Klars)Where stories live. Discover now