𝟏𝟎.

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❝*¹⁰. ⁿᵉʳᵛᵉˢ

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𝐋𝐎𝐒 𝐉𝐔𝐆𝐀𝐃𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐔𝐆𝐑𝐀𝐍𝐀 formaron un pasillo en medio del campo de entreno, entonces Pedri se dispuso a correr por él mientras sus compañeros le pegaban tortazos amistosos en la nuca y en la espalda.

Danna sonrió viendo la escena mientras aplaudía con una sonrisa. El canario había vuelto a sus estrenos, ya se había recuperado con totalidad. Sabía que el pelinegro era querido en el club, en la afición... Pero nunca se imaginó que tanto.

Desde que el Barça había comunicado que el futbolista de las Islas Canarias estaría disponible para el próximo partido en las redes sociales la gente se había vuelto loca. Más bien, los culers se habían vuelto locos.

El chico había mejorado con éxito, hasta antes de lo previsto.

El entrenamiento comenzó, transcurriendo como siempre. Al lado de la morena se encontraba Cris, admirando a su amor "secreto" –media plantilla sabía ya que la fisio rubia le tiraba los tejos a Balde–. Mientras tanto, Danna se dispuso a sentarse en una silla, al lado de las botellas de agua.

—Dios... —farfulló Cris, ganándose una mirada confusa de su compañera morena.

—¿Qué? —le preguntó esta, dirigiendo su mirada hacia donde la rubia miraba, que era el campo de entreno.

—¿No te parece la cosa más atractiva del mundo ver al que te gusta haciendo deporte? Sudado, con los labios entre abiertos... —habló, risueña.

—Búscate un psicólogo, Cris. —le aconsejo Danna, entre risas.

La catalana le dirigió una mirada de ojos entre cerrados. Justo en ese momento, la malagueña dirigió su mirada al frente con una sonrisa socarrona. Sonrisa que se esfumó enseguida al ver a Pedri.

El chico se encontraba haciendo ejercicios de fuerza con un elástico. Simplemente tiraba del elástico una y otra vez, y Danna no se dio ni cuenta del hecho de que empezó a mirar cómo sus bíceps se contraían, totalmente embobada. Se permitió pasear sus ojos algo más arriba, fijándolos en su cuello, donde la famosa manzana de adán subía y bajaba por el esfuerzo. Subió sus ojos hacia su rostro, sudado y con el pelo pegado a la frente, y se quedó sin aliento cuando vio que los ojos del futbolista ya se encontraban puestos sobre ella, acompañados de una sonrisa divertida.

«Dios, te ha pillado, te ha pillado...», gritó su subconsciente.

La fémina quitó su mirada rápidamente, mientras tosía por atragantárse con su propia saliva. Su sistema se alteró de sobremanera al ver que el pelinegro se dirigía hacia ella a trotes. Por ello, cogió su móvil rápidamente y empezó a fingir que chateaba con alguien.

𝐕𝐎𝐋𝐕𝐄𝐑 𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄,ㅤ  𝖯𝖾𝖽𝗋𝗂 𝖦𝗈𝗇𝗓𝖺́𝗅𝖾𝗓 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora