𝟏𝟗.

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❝*¹⁹. ᵗʰᵉ ʷᵉᵉᵏⁿᵈ

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𝐃𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐑𝐄𝐒𝐏𝐈𝐑𝐎́ 𝐂𝐎𝐍 tranquilidad. Se acurrucó en aquella cosa cálida que tenía a su lado y sonrió con complicidad, abrazándose aún más a esta. La tenue luz que lograba colarse por las persianas levemente cerradas le iluminaba el rostro opacamente.

Abrió los ojos lentamente, no pudiendo dormir más, e intentó orientarse. Lo primero que vio fue la lámpara que colgaba en el techo de su habitación. Sonrió aún más al ver el cuerpo de Pedri a su lado: eso era lo que ella estaba abrazando. Su cabeza se encontraba apoyada en el pecho de él, los brazos del deportista la envolvían y sus piernas se encontraban entrelazadas. Dirigió la mirada hacia arriba, topándose con la mirada divertida del canario. Sus mejillas ardieron, y avergonzada, ocultó su rostro soñoliento en el cuello del varón.

—Ya no vale esconderse. —le hizo saber el chico, zarandeándola suavemente.

La morena rió por lo bajo, y tras unos segundos, se separó lentamente de él. Se estiró y carcajeó al ver la sonrisa burlona que los labios del futbolista esbozaban mientras la miraba.

—¿Cuánto llevas despierto? —le preguntó la malagueña, apoyando la cabeza en la almohada.

—Unos cuantos minutos —respondió finalmente—. Estaba apreciándote.

La confesión del muchacho hizo que sus mejillas ardieran con más fuerza. Apartó la mirada y suspiró en un intento de huir de la vergüenza. Pedri era una persona que no tenía pelos en la lengua. Si pensaba algo, lo decía, y no le importaba. Y esa sinceridad era algo que le encantaba a Danna. Su ex no la tuvo, en cambio, el canario tenía de sobra.

—Gracias por lo de ayer —logró murmurar la fémina—. Lo que hiciste significó mucho para mí.

El pelinegro la miró con curiosidad, con la espalda apoyada en el cabecero de la cama y con los ojos brillantes. Pedri se consideraba una persona sin ataduras, siempre había sido así. Nunca había tenido una relación por el simple hecho de que nunca había logrado enamorarse hasta ese momento. Su vida amorosa se sostenía de simples rollos de una noche o de lazos sin compromisos con cualquier chica que le parecía guapa y con personalidad tolerante. Pero con Danna todo era distinto. Todo se sentía distinto. Sí, el deseo que sentía por ella era totalmente evidente, pero a diferencia de otras veces, había más sentimientos de por medio a parte de ese. La miraba y sentía la ternura, el cariño y la admiración. Danna le llamó la atención desde la primera vez que la divisó. Como si de un imán se tratase, lo atrajo como uno. Tanto que, desde entonces, no había tenido la necesidad de posar sus ojos en otras chicas. Teniendo a la morena al lado sentía que no le faltaba nada más.

𝐕𝐎𝐋𝐕𝐄𝐑 𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄,ㅤ  𝖯𝖾𝖽𝗋𝗂 𝖦𝗈𝗇𝗓𝖺́𝗅𝖾𝗓 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora