𝐕𝐎𝐋𝐕𝐄𝐑 𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄,ㅤ 𝖯𝖾𝖽𝗋𝗂 𝖦𝗈𝗇𝗓𝖺́𝗅𝖾𝗓 [EN PAUSA]

𝟐𝟏.

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❝*²¹. ᵉ́ˣᵗᵃˢⁱˢ

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𝐋𝐀𝐒 𝐂𝐇𝐈𝐂𝐀𝐒 𝐋𝐋𝐄𝐆𝐀𝐑𝐎𝐍 a aquella fiesta pocas horas después. Era en la casa del mismísimo Alejandro Balde, situada en una urbanización carísima que se encontraba en una zona elevada de Barcelona, alejada de lo concurrido.

La casa era blanca, moderna y con bonitas cristaleras. Luces de colores salían de ella a través de las ventanas y la música se escuchaba desde fuera, retumbando en el suelo.

Danna fue la que se animó a llamar a la puerta, ya que su amiga estaba demasiado ocupada intentando canalizar sus nervios. Pasaron pocos segundos cuando un chico de tez negra abrió la puerta con una radiante sonrisa. No era Balde, pero la morena sospechaba que tal vez tendría un parentesco con él.

—Bienvenidas a la casa de mi querido hermano.

Edi Balde les dio paso al gran casoplón mientras Danna le brindaba una sonrisa y agarraba el brazo de la ojiazul para arrastrarla consigo. La planta baja era totalmente enorme. La cocina se encontraba conectada con el salón, ambas zonas abarrotadas de gente. La malagueña abrió los ojos con impresión; llegó a pensar que, al ser una fiesta de futbolistas de élite, sería algo más reservado, pero a medida que analizaba aún más el lugar se iba dando cuenta de que se equivocaba. Cualquier sitio donde se le ocurriera posar sus orbes, estaba lleno de gente.

El sitio se encontraba algo oscuro, siendo iluminado por las luces de colores de fiesta. Estando en el salón, tenías unas perfectas vistas de una piscina enorme —piscina también ocupada por individuos—, pudiendo ser apreciada por las enormes cristaleras que daban al jardín.

—Bueno, chicas —intervino Edi, colocándose al lado de las dos después de cerrar la puerta—, os recomiendo no ir a las habitaciones de arriba: están bastantes ocupadas por parejitas calientes. Os pido que no saquéis fotos para publicarlas a las redes o digáis que estáis en la casa de mi hermano: no queremos marrones. Las bebidas están en la Isla de la cocina; hay de todos los tipos. Por último, tampoco recomiendo que os metáis en la piscina: no es climatizada y seguro cogeréis una hipotermia de cojones.

Danna observó dubitativa cómo fuera de la casa un gran cúmulo de personas se tiraba a la piscina y nadaban en ella sin inconviniente, a pesar de estar en pleno Noviembre.

—Pues hay un montón de gente metiéndose en ella. —comentó la andaluza, señalando la zona.

El chico rió e hizo un gesto con la mano para restar importancia.

—Déjalos, verás lo bien que van a estar mañana —se mofó con risas flojas, luego, dirigió su mirada a una rubia que pasaba con una copa en la mano—. ¡Karina, guapa! ¿Cómo estás?