𝟏𝟕.

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❝*¹⁷. ʳᵃⁱⁿʸ ᵈᵃʸˢ

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𝐃𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐒𝐈𝐄𝐌𝐏𝐑𝐄 𝐇𝐀𝐁𝐈́𝐀 odiado la lluvia. Las tormentas desde pequeña le habían dado miedo. Para ella, un día de lluvia significaba quedarse en casa. La evitaba lo máximo posible. Siempre había pensado que lo arruinaba todo: los planes, el bonito color azul del cielo y el estado de ánimo. De cierta forma, envidiaba a la gente que no veía a la lluvia como una enemiga, que podía convivir con ella con naturalidad y hasta el sonido de esta le podía llegar a relajar. Por desgracia, no era su caso, y por lo visto, eso era algo que su novio no entendía.

—Venga, Danna, vamos. No seas agua fiestas.

Andrés la presionaba mientras se dirigían a un bonito parque cerca de la ciudad deportiva. La morena acababa de salir del trabajo y lo último que le apetecía era estar en un parque con la llovizna.

—Andrés, joder. No quiero ir al parque ahora, tío. Lloviendo encima. —se quejó, intentando zafarse de su agarre "amistoso" en su mano derecha.

—Ha escampado, amor —le señaló con una voz tranquila—. Me voy dentro de dos días y al final no hacemos nada.

—¿Y qué se supone que vamos a hacer en un parque?

—Pasear.

La malagueña rodó los ojos. No soportaba la terquedad de su pareja, y ahora se daba que nunca lo había hecho. Podía volver a llover en cualquier momento: el color oscuro de las nubes lo delataba. ¿Pero qué le iba a importar al rubio? Mientras a él no le molestara o le causará problemas, no había nada de malo. De todos modos, la fisio miraba la parte positiva de su repentina visita: su madre le había vuelto a hablar.

—Pues vaya plan...

—Estás insportable, Danna. Te lo juro. —farfulló el muchacho.

Sus palabras hicieron que esta le dedicara una mirada de ojos entre cerrados.

—Podríamos hacer planes que nos gusten a los dos, no solo a ti. —comentó con enfado.

Andrés le miró con una diversión notoria en sus ojos azules.

—La cosa es que a ti no te gusta nada.

«¿Perdona?»

Esa frase le había sentado como una patada en el estómago. Claro que le gustaba hacer cosas: le gustaba ir al cine o ver películas en Netflix junto a su manta; le gustaba salir a pasear por la ciudad en un bonito día soleado; le gustaba jugar a juegos de mesa y hasta hacer actividades como la escalada. Algo se revolvió a en su estómago cuando se dio cuenta de que su novio, en un año y medio, no sabía nada de esas cosas. Nunca se lo había preguntado por el hecho de que siempre estaba preocupado en hablar de sí mismo.

𝐕𝐎𝐋𝐕𝐄𝐑 𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄,ㅤ  𝖯𝖾𝖽𝗋𝗂 𝖦𝗈𝗇𝗓𝖺́𝗅𝖾𝗓 [EN PAUSA]Where stories live. Discover now