Las olas destruidas por las rocas

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Las olas rompían con toda su  fuerza contra las rocas, un ciclo constante de choque, alma y destrucción.

Eran como pequeñas batallas interna y externas que se libraban en medio del vasto océano. Sin embargo, había una ola en particular que siempre parecía ser la más afectada por este encuentro violento.

Estaba perdida y  parecía ser vulnerable, su espuma se  desvanecía en el aire mientras que  las rocas implacables la golpeaban una y otra vez sin parar en algún momento .

En contraste, las roca permanecían firmes y sólidas, estas eran testigos silenciosos de cómo la fuerza del mar se estrellaba contra ellas sin cesar.

Pero a pesar de su aparente inmutabilidad, las rocas no eran completamente indiferentes al destino de las olas. De hecho, el impacto de las olas erosionaba poco a poco su superficie, transformándolas imperceptiblemente con el paso del tiempo. Cada choque dejaba una marca en ellas, aunque no siempre visible a simple vista.

Era como un debate por cual dejaba más marcas en su rumbo sin fin.

Cual dejaba más consecuencias en si mismas, si una huella en la roca o simplemente mucha espuma dispersada.

Esta peculiar relación entre las olas y las rocas reflejaba lo que solía suceder una relación  entre dos personas.

Donde se querían, se hacían daño y luego se alejaban dejando una huella de por vida . Ella era la ola y él era la roca que la destruían.  A simple vista, parecían opuestos, uno vulnerable y cambiante, y el otro fuerte y constante. Pero en su interacción hacía que existiera una conexión profunda, una danza de destrucción y transformación.

Ella buscaba incansablemente encontrar una manera de romper su aparente barrera y penetrar en su duro corazón , Ansiaba ser capaz de modificar su mirada indiferente, de hacerle sentir algo más allá de la indiferencia pasiva. Con diferencia que pasaba desde ya hace varios años .Pero en cada intento que ella daba  solo encontraba dolor y desgaste.

Por otro lado, él, mantenía su posición sin ceder, dispuesto a mantener siempre su corazón intacto , sin algún tipo de pizca de amor o felicidad , resistiéndose a cualquier intento de cambio que viniera de ella. Aunque podía parecer impenetrable, en realidad, las ola lograban dejar una huella en su interior. Con el tiempo, aprendió que no podía permanecer indiferente ante el impacto de las emociones, aunque lo demostrara de manera diferente.

El destino de las olas y las rocas estaba entrelazado en una  eterna de destrucción y transformación.

Ambos tenían mucho que aprender el uno del otro. Ella necesitaba encontrar la calma y la aceptación en su vulnerabilidad, y él necesitaba abrir su corazón y permitirse ser conmovido por el poder del amor.

Pero lo único que hacían con el transcurso del tiempo era pedirse a perdón mutuo.

Despediciaban su tiempo fallandose , mintiendose , desgastandose .

En el transcurso del tiempo, las olas y las rocas comenzaron a comprender que su relación  ya no daba para más y su  oportunidad para crecer y evolucionar ya había llegado a su fin .

En contraste, las rocas permanecían firmes y sólidas, inamovibles ante el embate incesante de las olas. En silencios  la fuerza del mar se estrellaba contra ellas, sin permitir que eso le perturbara. ya que la roca el único sentimiento de amor se lo permitía a la arena  ya que siempre estaba junto a ella. Era la guardiana de su territorio, evitando las embestidas del agua.

la realidad  de todo era muy diferente. lo mas jodido de esta historia es que Las rocas no pueden amar ni ser amadas. Están destinadas a permanecer inertes, sin la capacidad de brindar consuelo o calidez a quienes los buscan. Y así fue como comenzó la destrucción inevitable del amor entre la ola y la roca.

pero aún así dentro de su destrucción siempre hubo un obstáculo que fue la arena.

protegiendo y cubriendo siempre a la roca y por mas que el mar intentaba alejar la arena de la roca , no podia por que siempre quedaba rastros en ella. Al final la roca siempre se quiso quedar fue con la arena y no con la ola.

A pesar de que la ola chocaba contra la roca en búsqueda de amor y estabilidad no lo lograba  solo encontraba dolor y desesperación. Cada golpe era como un latigazo en su corazón, cada vez que veía que a la roca siempre la cubría era la arena   esto dejaba destrozada y sin esperanzas a la ola ya no estaba segura de encontrar lo que tanto deseaba.

La roca, sin embargo, permanecía imperturbable. No sentía ni mostraba emociones, insensible al sufrimiento de la ola. Era como si estuviera destinado a destruirla, a desgarrar suavemente pero impiadosamente a cualquier intento de conexión emocional.

A medida que el tiempo pasaba, la ola se volvía cada vez más vulnerable y desequilibrada junto con su amada arena.

El amor entre la ola y la roca había llegado a su fin. Dejando a la ola con un corazón destrozado y un vacío emocional difícil de llenar. Sus intentos por encontrar estabilidad y amor habían dejado cicatrices profundas en su ser.

Sin embargo, la ola no se rindió. Aprendió que el verdadero amor y la estabilidad no pueden ser encontrados en lugares externos, sino en su propio interior. Comenzó a sanar su corazón herido, a encontrar fuerzas dentro de sí misma para volver a levantarse y seguir adelante.

En el proceso, la ola descubrió que no necesitaba a otro para sentirse completa. Encontró la estabilidad y el amor que tanto buscaba en su propia esencia, aceptando que su verdadera fortaleza radicaba en su capacidad para fluir y adaptarse, en lugar de depender de simple  roca externa llena de arena.

Tal vez las personas somos así una simple ola que se estrella con una roca. La cual nos revuelve el agua , nos revuelve hasta volvernos espuma dispersada en el mar. Dejándonos vacíos  sin fuerza y con miles de emociones cargadas.

El y yo éramos eso la ola que dependía de la roca . Pero lo que no sabíamos es que la roca sólo era un accesorio natural que complementaba a la playa.  No algo que realmente necesitará.



—May <3

una vida sin ti.Where stories live. Discover now