04. Promesa Familiar.

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Todos los ojos coloridos a su alrededor la observaron fijamente, buscando algún movimiento de su parte. Algunos la conocían, otros simplemente se guiaban por las acciones de los demás. Sus piernas pesaron y su cabeza también lo hizo cuando trató de avanzar.

─¡Vamos, dulzura! No seas tímida─. Escuchó varios gritos detrás de ella cuando Los Agentes de La Paz la obligaron a ir al escenario improvisado -de improvisado no tenía nada debido a lo bien hecho que estaba para el tan poco tiempo que habían tenido para hacerlo-. Se obligó a caminar, con la mirada perdida en busca de algún rostro familiar. Pero las lágrimas en sus ojos que amenazaban por salir le prohibían diferenciar los rasgos de las personas a su alrededor.

Le pareció escuchar un grito idéntico al de Sarah cuando comenzó a subir los escalones, incluso en un momento dado, por el rabillo del ojo creyó ver a su hermano Jonathan siendo contenido por los uniformados de blanco. Pero, ¿Quién sabe? Todo se sentía tan irreal en ese momento que comenzaba a sospechar que solo se trataba de una pesadilla.

Pronto despertaría en su cama, sudorosa y con el olor a tierra inundando sus fosas nasales. Sus hermanos le darían una mirada preocupada, buscarían tranquilizarla y luego volvería a dormir, ésta vez con los brazos de su familia rodeándola.

Se pellizcó la parte interna del brazo, y efectivamente, le dolió. Arrugó las cejas mientras el último escalón de madera era pisado por sus zapatos.

Y entonces cayó en cuenta.

Roseanne Middleton, Distrito 4. Ella, huérfana, hermana de 3 personas, 2 varones y 1 mujer... ella sería la Tributo de aquel año. Ella participaría en Los Juegos del Hambre.

Ella moriría, estaba segura por completo. Ya podía ver su rostro en el cielo, el cañón que detonaría, probablemente el último sonido que escucharía antes de morir.

No había ni una sola esperanza para ella.

Era débil, delgada por la falta de comida y bajita. No podía esperar nada de ella, y todos a su alrededor lo sabían.

─¡Muy bien! ¡Es hora de elegir al varón!─. Su cuerpo se sintió pesado, y una sensación desagradable se apoderó de su cuerpo.

No luchó, simplemente se dejó caer contra el suelo, la dramática voz de la mujer de peluca hizo eco en su cabeza.

─¡Qué alguien ayude a ésta niña!─. ¿Ayudarla? Nadie podía ayudarla.

















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Despierta.

Despierta...

Despierta...

Sus ojos se abrieron rápidamente. Jadeó, obteniendo aire de manera brusca y levantándose de la cama afelpada, en busca de su alrededor.

¿En dónde estaba? ¿Qué estaba haciendo? ¿En dónde estaba su familia?

─¡Despertó!─. Escuchó la voz de Noah algo lejana. Sacudió su cabeza rápidamente, observando la especie de cuarto de hospital improvisado en colores grises, fríos.

Tenía una especie de suero conectado al torso de la mano, supuso que era algo para levantarla y activarla cuando sintió ese cosquilleo extraño en todo el cuerpo.

No había sido una pesadilla entonces...

─Rose, ¿Cómo estás?─. Sarah casi corrió a ella, tomando su mano desocupada. La observó fijamente, notando las marcas de lágrimas debajo de sus ojos.

Abrió y cerró la boca, pero nada logró salir de ella.

─No faltará mucho para que algún Agente de La Paz venga y nos saquen de aquí─. Razonó Jonathan, acercándose a su hermana. ─Parece que ya han perdido mucho tiempo─. Suspiró, parecía estar a punto de asfixiarse.

─No... no quiero ir─. Soltó con la voz áspera. Necesitaba agua urgentemente.

─Lo sé, Rose. Pero no se me ocurre nada que podamos hacer en estos momentos, estamos en su zona─. Susurraba, acariciando el cabello negro que estorbaba en su rostro. ─Tienes que prometer que harás lo que sea para sobrevivir─. Ella tragó en seco, sin saber qué responder.

─Yo no...─. Tartamudeó suavemente.

─Eres fuerte, Rose. Mantente al margen. Tienes que prometer que volverás a casa─. Insistió su hermano mayor.

─Vale, vale─. Balbuceó sin pensarlo mucho. ─Pero tú tienes que prometer que ya no pondrás más veces tu nombre en La Cosecha, por favor. Nadie pondrá más veces su nombre, no pueden permitirlo─. Sarah asintió.

─Yo me encargaré de eso─. Concedió.

Y entonces sorbió su nariz.

Trató de no llorar, acercando el cuero cálido de sus tres hermanos al suyo, en busca de jamás separarse de ellos. No quería hacerlo, no quería hacer todos esos sacrificios que imaginaba que tendría que hacer.

Y entonces, violentamente entraron Los Agentes de la Paz, corrompiendo su momento tranquilo y llevándose a sus tres hermanos de su vista, eliminando cualquier otra oportunidad de volver a hablar con ellos.

Era oficial.

Roseanne Middleton era la Tributo Mujer del Distrito 4.


















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Atte: R. A.

Rose.| Los Juegos Del Hambre. | Finnick Odair. Où les histoires vivent. Découvrez maintenant