12. Encantadora Sonrisa.

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Rose soltó un chillido involuntario cuando vio a la llamada Avox en una esquina de la salida de la habitación. Eran una de las tantas cosas aterradoras del Capitolio: gente que en algún momento había sido como ella, pero debido a la traición, se encargaban de cortarles la lengua. Lo cual parecía muy favorable debido a que... Bueno, ellos eran Tributos y necesitaban guardar secretos de tácticas y todo eso. No había un solo rastro de humanidad, solo túnicas blancas que cubrían todo el cuerpo paliducho y flacucho de la gente. Rose no estaba segura de que fuese hombre o mujer debido al rostro cubierto, suponía que era la segunda por mero instinto.

Tal vez la silueta del cuerpo o...

Salió de su trance cuando su Mentor apareció frente a ella, parecía recién llegado con una chaqueta color café cubriendo su cuerpo, al menos hasta que se la quitó.

─Rose─. Hizo un asentamiento bastante seco que confundió a la chica, mientras él suspiraba casi desesperado.

─Hola─. Devolvió. ─Parece que tuviste una buena noche larga─. Salió de sus labios sin siquiera pensarlo por dos segundos. Rose no era estúpida, además de que los rumores del Vencedor llegaban hasta el Distrito 4, en dónde la mayoría se basaban en sus relaciones amorosas y vida sexual.

Él alzó una ceja ante sus palabras, ─Cariño, no todo es lo que parece─. Reprochó él, quién parecía ofendido por sus palabras. Él bufó, mientras Rose apretaba los labios. ─Necesito un café─. Pensó en voz alta y al instante la sombra a lado de la menor se movió en dirección a la gran cocina, sin hacer ruido ni siquiera con sus pisadas.

Le sorprendía y aterraba.

Además de que una duda se instaló en su sistema. ¿Café? ¿Qué era eso? En su vida había escuchado algo con aquel nombre -sin contar el color, por supuesto-.

Finnick se recostó en el sillón, parecía tratando de relajarse cuando volvió a hablar. ─¿En dónde están todos?─. Preguntó él.

─Duermen─. Explicó ella en voz bajita, cohibida.

Finnick revisó el extraño reloj que tenía en su muñeca derecha, para luego darle una mirada. ─Tiene sentido, es lo que tú también deberías de estar haciendo─. Pronunció, como una especie de  regaño.

─No puedo dormir─. Admitió por primera vez sin subir el tono de su voz. Odair le hizo una señal, esperando que se acercara al sofá pintoresco sin decir una sola palabra, solo un movimiento con sus dedos. Hipnotizada, ni siquiera lo dudó y avanzó en su dirección, sentándose en dónde él le indicaba -es decir, a su lado-.

─Deberías de intentar ahora que puedes, una vez en la arena te será muy difícil descansar─. No dijo nada, apretando los labios mientras al joven le entregaban una taza de porcelana bastante simple comparada con todo lo demás. Él la tomó y el Avox desapareció casi al instante, parecía muy acostumbrado a la presencia de esas personas.

─Lo he intentado, no lo logro en absoluto─. Se justificó, recibiendo una mirada con atención por parte de su Mentor.

─Lo entiendo, estuve en tu lugar. Aún tengo esa sensación de asco en el estómago que inició cuando dijeron mi nombre en La Cosecha─. Expresó, dándole un sorbo al llamado café, que humeaba, por lo que Rose supuso que era una bebida caliente.

─¿Alguna vez... Desaparece?─. Él suspiró, antes de negar, decepcionando a la muchacha.

No parecía realmente ganar alguien Los Juegos del Hambre, parecía más bien que solo salían de ahí para vivir más desgracias.

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⏰ Last updated: Oct 17, 2023 ⏰

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Rose.| Los Juegos Del Hambre. | Finnick Odair. Where stories live. Discover now