≪𝐎𝐧𝑙𝑦 𝐄𝑣𝐚𝐧 𝐏𝑒𝒕𝒆𝒓𝒔≫. . . ⬇︎

『Kit Walker』

⚠︎Advertencia: Smut.
♡Personaje: Kit Walker (antes de ingresar a Briarcliff).
☆Título: "Puedes si quieres".

Kit razonó que tenía un deseo sexual normal para un hombre de su edad. Era algo que disfrutaba muchísimo no solo para su propio placer, sino también para el de su pareja.

Kit es un amante muy atento y antepone las necesidades de los demás a las de él mismo. De hecho, tu placer solo intensifica el suyo.

Es gentil, pero puede ser rudo si se lo piden. Es muy versátil y, aunque normalmente está en la cama, es todo menos aburrido.

Fue entonces cuando te conoció. La joven inocente que le tomó cariño al instante.

Habías oído su reputación en la ciudad por las otras mujeres. Que bueno era en la cama, pero la idea te asustaba un poco. Eras virgen y nunca antes habías tenido una relación "real".

Te llevaste a Kit al instante. Ustedes dos se conocieron en un restaurante y él te invitó dulcemente a salir. Y claro, como no eras tonta, dijiste que sí.

Fue paciente contigo y nunca te presionó a hacer algo que no querías.

Te dejó tomar la iniciativa. Llamar provocación. Tu primer beso con él fue eléctrico e inmediatamente quisiste más. Pero no. Querías ir despacio con eso. Kit también lo hizo. Él quería que estuvieras realmente preparada y que nunca te sintieras presionado a hacer algo así solo por él.

Tus besos pronto se convirtieron en sesiones completas de besos contigo deslizándote en su regazo, tus labios conectados mientras envolvías tus brazos alrededor de su cuello, acercándolo desesperadamente.

Nunca antes te habías sentido así. Para cualquiera. Todo parecía tan surrealista. ¿Cómo encontraste al hombre perfecto?

Tus sesiones de besos normalmente terminaban así. Solo besando. Hasta que tus caricias comenzaron a volverse un poco más atrevidas, deslizando tus manos debajo de su camisa, sintiendo su piel desnuda contra la tuya. Te hizo temblar de anticipación. Tu mente corría con los pensamientos más sucios.

Y luego estaba esa noche. Comenzó como unos simples besos hasta que se convirtió en otra larga sesión de besos. Algo muy común entre ustedes dos.

Estabas sentada en su regazo, persiguiendo sus labios con los tuyos cuando tu mano se agachó y ahuecó suavemente su bulto ligeramente duro.

Kit se puso tenso, mirándote a los ojos, sus propios ojos oscuros muy abiertos.

- Dulzura-...nosotros- no tienes que hacer eso, muñeca-.. -. Comenzó, pero presionaste un dedo contra sus labios para calmarlo.