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La agonía era latente. El miedo que siento es profundo.

Las puertas del elevador se abren y Earth me lanza hacia el exterior, en la azotea del edificio. Ahí, a lo lejos encuentro su objetivo. El cuarto de mantenimiento.

Caigo de rodillas debido a su empujón, mis manos se rasparon y algunas gotas de sangre gotean en el suelo. Earth se acerca y con un jalón de mi cabello me pone de pie, obligándome avanzar a trompicones.

En estos momentos posiblemente lo más evidente fuera que me pusiera a rogar, a pedirle que no me lastimara, que podríamos llegar a un acuerdo, pero no digo nada.

Quizá debería estar llorando pero mis lágrimas no pueden ser derramadas. Es como si de un momento a otro el miedo que sintió mi lobo se hubiera esfumado y, en su lugar, la calma hubiera llegado. No lo entiendo, no comprendo cómo mi instinto animal no me lanza alarmas de peligro.

Los latidos de mi corazón vuelven a la normalidad, el nudo en mi garganta desaparece y una profunda calma llena mi pecho. Como si de alguna forma mi lobo supiera que estaremos bien.

La falta de reacción, de súplica o de miedo fue lo que termina de molestar a Earth, quien furioso me propina un golpe en la mejilla que me hace girar el rostro.

—¿Quieres morir? ¿ni siquiera te importa tu vida? —los ojos le arden en furia. Tiene la mandíbula tensa y sus puños cerrados con fuerza. Sabía que se estaba conteniendo y probablemente debería temer que su lado animal tomara lugar, pero mi omega parece sentirse confiado.

Nunca dudé de mi lado animal, jamás desconfíe de sus instintos pero ahora, comienzo a dudar. Ni siquiera estoy seguro si alguien se dio cuenta de mi ausencia.

A mí falta de respuesta me empujó de nuevo, está vez con su pie en mi espalda logrando que cayera de pecho al suelo, de no ser porque puse mis manos me había golpeado de lleno el rostro. Él me toma del cabello y arqueo mi espalda, al jalarme hacia atrás de modo que siento su aliento en mi oído.

—Vas a suplicar pequeña mierda, a mi ningún omega se me resiste.

Juro que quise reír, pero siento en mi boca el sabor metálico de la sangre y en su lugar escupí al suelo, lo que hizo que él me soltara con una mueca de asco.

Intenta abrir el cuarto de servicio y aprovecho para sacar mi teléfono y enviar un mensaje a Mild, pero debí darme cuenta antes que la suerte no esta de mi lado. Earth se da la vuelta antes, su pie se presiona en mis dedos, logrando que suelte mi celular. 

Gruño de dolor, causando que se ría. No hay humor en su risa, solo maldad, la misma de un desquiciado. 

¿Cómo no me di cuenta antes de lo enfermo que esta? De haberlo sabido habría mantenido aun mas mi distancia, quizá haber advertido a mis superio... 

No. ¿Qué estoy pensando? Ellos no me habrían protegido, no cuando son los mismos que desistieron de una demanda por no perjudicar su maldita empresa.

—En unos minutos vas a estar gimiendo para mí y nadie lo va a evitar. —Dejó de reír pero la sonrisa perversa permanece en su boca. 

Me mira desde arriba con tanto odio que me comienza a preocupar.

¿Por qué mi lobo estaba tan tranquilo?

Vuelve a levantarme del cabello y me arrastra hacia el cuarto de servicio. Me resisto inútilmente, es un alfa no hay manera de que pueda ganarle. Soy consiente que una vez dentro perdería cualquier oportunidad de huir, mi esperanza se rebajaría a cero.  

Me golpea detrás de las rodillas por lo que mis piernas caen al piso.

—Earth... —suplico por primera vez, engrandeciendo su ego.

Dulce Destino Where stories live. Discover now