ANA MARÍA CRNOGORCEVIC

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El partido de hoy está siendo verdaderamente físico, nuestras rivales no están teniendo piedad a la hora de enfrentarse cuerpo a cuerpo con nosotras, pero sorprendentemente la árbitra no está pitando absolutamente nada.

Solo llevamos media hora larga de partido cuando, sin saber bien como, termino en el suelo después de un golpe fortísimo en la cara, la cual trato de tapar con mis manos, que no tardan en llenarse de sangre.

Mis compañeras son rápidas a la hora de mandar el balón fuera y acercarse a mí, pidiendo al equipo médico que se acerque. Puedo sentir las palabras de alivio de Lucy, que no se separa de mi lado brindándome su apoyo con una de sus manos en mi espalda.

Todavía no sé que pasa, solo sé que mi cara no deja de sangrar, y que me duele horrores. Los médicos deciden que lo mejor es sacarme del campo para examinar mejor la situación, así que entre los aplausos de mis compañeras y de algunos aficionados, camino con la cara cubierta de gasas hasta el banquillo.

- ¿Qué ha pasado? – me pregunta Alicia, una de las médicos del equipo.

- No lo sé, solo sentí un fuerte golpe en la cara y caí al suelo- digo en mi mejor intento de español.

- No para de sangrar- dice otro de los médicos.

- ¿Va a poder volver al partido? – pregunta el míster.

- En estos momentos no, las heridas no dejan de sangrar.

El jefe médico decide que lo mejor es que me lleven al vestuario, para que me puedan curar mejor las heridas.

- Alicia, encárgate tú de ella y nosotros nos quedamos por si pasa algo más, que viendo como están las rivales no me extrañaría.

La médico me ayuda a levantarme, ya que me mareo un poco, y nos guía a ambas hacia el vestuario. Aprovechamos que hay una camilla para tumbarme ahí y facilitar un poco las cosas.

- ¿Puedes pasarme una chaqueta? No quiero quedarme fría.

- Está bien, sujétate esto- dice refiriéndose a las gasas.

Hago lo que me pide mientras ella va a mi sitio del banco y coje la chaqueta que llevaba cuando salimos a calentar. Me ayuda a ponérmela y luego vuelve a revisarme las heridas.

- ¿Tú has visto lo que ha pasado en el campo? – pregunto mientras me limpia las heridas con suero.

- La acción no sé cómo ha empezado, pero sí que he visto cuando ha estampado su bota en tu cara.

- Dime por favor que la arbitra le ha pitado- ruego aun sabiendas de que lo más probable es que no.

- Me da rabia decirlo, pero no, ha hecho como si no hubiera pasado nada.

- Si tuviéramos VAR las cosas serían muy diferentes- digo quejándome cuando desinfecta la herida de mi ceja.

Guardo silencio mientras termina de revisar las heridas, que según lo que me ha dicho son cuatro. Al parecer, cuando la bota impactó contra mi cara los tacos me cortaron, de ahí las heridas.

- Ana, me parece que te voy a tener que dar puntos- dice Alicia sentándose en el borde de la camilla.

- ¿Es en serio?

No le da tiempo a responderme porque entran las chicas al descanso, todas se acercan a preguntarme que tal estoy y me dicen que todavía seguimos con el marcador a cero. Me consuela un poco que mantengamos también la portería a cero, pero me gustaría llevarme un buen recuerdo del día de hoy.

En el medio tiempo, el entrenador hace algunos cambios de cara a la segunda parte y me comunica que no me volverá a sacar hoy, no quiere ponerme en riesgo, y aunque me jode un poco, he de admitir que el golpe ha sido muy fuerte y lo que más me conviene es descansar por lo que resta de partido.

Mis compañeras salen a disputar el segundo tiempo, y Alicia se acerca a una de las bolsas para sacar todo lo necesario para coser mis heridas.

- ¿Me dolerá? – pregunto algo nerviosa y, para que negarlo, con miedo.

- ¿Nunca te han dado puntos?

- No, nunca antes me había hecho una brecha.

- En ese caso tranquila, te prometo que no te dolerá absolutamente nada – dice con su habitual tono de voz dulce- Además solo te tengo que dar puntos en dos, en la que tienes en la ceja y en la del pómulo.

- Bueno, tu haz lo que tengas que hacer, pero que no me duela.

- Haré mi mejor esfuerzo- dice haciéndonos reír a las dos por el tono cómico que ha empleado.

Después de que se desinfecte las manos y se ponga los guantas, toma todo lo necesario para coser las heridas y procede a ello. Lo que mas me duele es cuando me pincha la anestesia, pero luego ni me entero de cuando me da los puntos. En las heridas que no tiene que coser me pone puntos de aproximación, y además me aplica una pomada en las zonas que no hay herida para ayudar a la inflamación del golpe.

- Ya estaría- dice quitándose los guantes.

- He tenido a la mejor médico de toda Barcelona – digo yo tomándola de la mano cuando se vuelve a acercar a mí, tras tirar los guantes y los restos del material usado a la basura.

- Ana... Puede entrar cualquiera- dice ella mirando a la puerta para cerciorarse de que está cerrada.

- Solo un beso anda- suplico poniendo morritos.

Ella al final cede y se acerca a mi rostro, tomándolo con cuidado de no hacerme daño, y cierra la distancia que nos separaba. Definitivamente soy adicta a sus besos, da igual que llevemos ya dos años saliendo, cada beso con ella se siente como el primero.

- ¿Te encuentras bien? – pregunta volviendo a su rol de médico.

- Mejor que nunca- contesto acariciando su pierna.

- Amor, hablo en serio, ¿te sigues mareando?

- No, ya estoy mejor, será solo el golpe.

Ella mira su reloj antes de seguir hablando.

- Venga, salgamos y terminemos de ver el partido, que hay que apoyar al equipo.

Antes de salir me da una bolsita de hielo para que no vaya a más la hinchazón, aunque de poco va a servir, porque al mirarme en el espejo del vestuario he comprobado que ya tengo la cara como un mapa.

Desde el banquillo veo terminar el partido, con una victoria para nosotras gracias a un gol de Alexia en el minuto ochenta y nueve. Festejamos la victoria en el campo con los aficionados que se habían trasladado hasta aquí, ya que hoy jugábamos fuera de casa, pero no tardamos mucho en estar subiendo al bus para ir de vuelta al hotel. 

ONE SHOTS- FUTBOL FEMENINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora