Se replantea si llegar, se ha dejado arrastrar por la brisa del viento hasta la cabaña y cuando por fin está frente a la puerta, no tiene claro si es lo que debería hacer.
Quizá enamorarse solamente sea un sinónimo de la debilidad que su padre siempre le mencionó y si ese era el caso, tal vez no debería sentirse así.
No debería sentir amor.
¿Enamorarse era un acto de débiles? Porque siente que es el acto más valiente que ha hecho desde que llegó.
Si estar enamorado es como entrar en un profundo sueño y experimentar una sensación acogedora, adormecedora y cálida, como si alguien te envolviera en un abrazo y te permitiera finalmente disfrutar de una siesta reparadora, o como experimentar el apacible calor del sol acariciando tu piel, estaba enamorado.
Pero, siente que no ha leído las letras pequeñas (de las que siempre hablan en los contratos) sobre su corazón.
Toca la puerta tres veces y espera hasta que escucha la voz de Taylor diciéndole que puede pasar.
Las luces de las cabañas seguían apagadas, supone que son las cuatro de la mañana, demasiado temprano, pero es que al despertarse y buscarlo para hablar se percató que no estaba en la cabaña.
La puerta se abre lentamente y eso únicamente aumenta su nerviosismo.
Siempre ha sido el tipo de chico que siente demasiado y no sabe cómo expresarse, pero espera que inmerso en el silencio, Taylor pueda ver cómo se desborda.
Sus miradas se encuentran y llega hasta él un choque electrizante. Si los ojos son la ventana al alma y si las miradas son besos perdidos, Taylor ha cruzado tantas veces la ventana únicamente para dejar besos en su alma.
La mirada del alfa está llena de tanto amor, que por breves instantes su odio y miedo desaparecen.
Hay dos palabras que vuelan sobre el aire, entre aquella conexión mágica de miradas, que no se pronuncian, pero están ahí.
A Nick no le gustan las promesas que no puede cumplir, ni las despedidas que no tengan un recuento y tiene claro que probablemente no pueda compartir una vida con Taylor.
Se da cuenta de que sigue de pie fuera de la cabaña, así que, tiene que apresurarse para cerrar la puerta tras él.
—Hola. —suena desesperado, intranquilo.
—Hola. —la mirada de Taylor vuelve a los papeles sobre el escritorio.
No tiene muy claro qué es lo que hace o sobre qué van, jamás se lo ha preguntado.
—Es muy temprano, ¿Qué haces aquí?
—Me ha llamado el Teniente, tengo que organizar algunas cosas.
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Indeleble •Taynic Galikhar•Borrador
Teen FictionDesde que miró fijamente la carta que su padre le había entregado, sabía cuál sería su sentencia. El sello dorado de la familia Galitzine adornaba el papel pergamino, una señal de la importancia de su contenido. La noticia que derramó la tinta en...