Un joven de 18 años llamado Carlos que empezaba a interesarse en la historia del México antiguo vuelve a ver su película favorita de la infancia "El camino hacia el dorado" sin saber que al siguiente día despertaría en este mundo.
Ahora el debe busc...
El sonido de cascos se hacían sonar por toda la jungla después de haber salido de la neblina el dúo no perdió el tiempo y comenzaron a ir a toda velocidad muchas personas contaban con ellos y no podían decepcionarlos en especial el chico.
-Vamos Altivo más rápido.
Dijo el chico con la esperanza de que el cuadrúpedo fuera más rápido pero no era fácil ver solo con la luz de la luna y esquivar todos los obstáculos que se le ponía enfrente, para el mejor corredor de la ciudad le costaría ir y regresar más o menos un día pero gracias las poderosas patas de Altivo podrían llegar antes. Mientras tanto en el dorado Tekati cargaba un pequeño costal con todo lo necesario para atrapar a los demonios este era acompañado por dos guerreros para su seguridad, mientras recorrían las calles de la ciudad en búsqueda de los demonios provenientes de Xibalba encontraron en su camino a dos pequeños niños tirados en el suelo, el trío se acerca a ellos para investigar descubriendo qué los pequeños tenian aquellas espantosas manchas negras en sus cuerpos a su lado había un par de manzanas con una pequeña mordida en cada una, el jefe Tanabok había ordena qué nadie podría probar bocado hasta que los demonios fueran atrapados para evitar más contagios este par de niños no sugiero las indicaciones tal vez por el hambre.
-Llévenlos con los demás yo seguiré solo.
Dijo Tekati mientras veía como los guerreros se llevaban a los niños pese a que estaba de acuerdo con su maestro de que era necesario purificar la ciudad no podía evitar sentirse mal por las personas en especial por las familias.
-No Tekati no puedes dudar en este momento el maestro cuento contigo.
Se dijo para si mismo el chico no podía decepcionar a su maestro aquella persona que lo cuido y educó desde pequeño, sus pensamientos fueron interrumpidos por un ruido al mirar de donde venían Tekati pudo ver que se trataba de una canasta llena de manzanas, lo extraño era que las manzanas se movían de tal forma que parecía que algo estuviera escarbando entre ellas, el chico sabía que eran ellos así que se preparo entro a la casa más cercano al asegurarse que estaba vacío dejo bajo al suelo el costal qué llevaban con el, de este saco el jarro donde fueron encarcelados los demonios hace muchos años, junto al jarrón saco un antiguo silbato tallado en hueso y adornado por una pequeña pieza de barro.
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El dios yum cimil tenía la apariencia de un esqueleto o cadáver con un rostro de jaguar adornado con campanas, este silbato hecho por el primer sacerdote era capaz de atraer a todos los demonios de xibalba, para asegurarse que no puedan escapar realizó unos movimiento con sus brazos estos eran rápidos y hacían parecer a sus brazos como serpientes moviéndose en el aire una extraña energía verdosa comenzó a cubrir sus brazos de estos comenzaron a desprenderse seres alargados qué poco a poco comenzaron a tomar forma de serpientes, estas eran muy largas y eran tan hachas como los brazos del chico, sus ojos emitían un intenso brillo azul a través de estos podían ver todo lo que su amo podían ver y viceversa.
