Escape

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Visitar el callejón diagon siempre es increíble, porque al igual que el resto del mundo mágico cuando crees que ya no puedes impresionarte más a dos pasos demuestran que te equivocas.

Voy enganchada al brazo de Lily quien se pasó todo el viaje hasta acá fingiendo que James no existe en cada uno de sus intentos por hablarle, lo que terminó por provocar que las chicas dejásemos a al grupo solo lo que —aunque no me guste admitirlo—, me deja intranquila porque aún podía sentir las cosas tensas entre mi hermano y mis chicos.

—Lily —habló Dorcas—, sabes que nosotras te apoyamos en todo, pero ignorar a James así fue grosero.

Mary le dio un empujón a la chica para que se callase —Si nos cuentas qué pasó podemos ir a golpearlo ¿cierto, Ara?

—No me importa golpearlo —admito.

Lily bufa deteniéndose de golpe —Encontré una carta donde invita a salir a una chica de hufflepuff, primero viene a decirme que le de una oportunidad y todo eso ¿para qué? ¿Por qué me dice que le gusto?

—¿Quieres defender a tu hermano? —entiendo que la pregunta de Mary va dirigida a mi, pero no se me ocurre nada y así que niego con la cabeza dejando que nuestra amiga insulte a mi mellizo en diferentes idiomas.

Nos pasamos lo que bien pudo haber sido una hora en alguna que otra tienda para probarnos algo de ropa, revisar libros o simplemente curiosear por el lugar hasta que nos dio hambre y entramos al caldero chorreante donde no tuvo que pasar mucho tiempo para que la risita de James y Sirius inundara nuestros oídos.

—El lugar está lleno, podríamos ir a otro lado —me apresuré a decir a lo que Lily con una mirada de determinación o enojo se negó.

—No hace falta Ara, los chicos tienen suficiente espacio en su mesa.

Busco a Dorcas y Mary quienes parecen divertirse con lo que está apunto de pasar y tengo la extraña sensación de haberme perdido de algo.

Apenas llegamos a la mesa Lily corre hasta un hueco entre los hermanos Black quienes lucen tan sorprendidos como el resto de la mesa acto seguido sentí un tirón de mi brazo haciendo que me siente al lado de James.

—Bien, Ara se sienta conmigo —suelta James con la vista fija en Lily.

—Yo... yo no tengo hambre.

En eso Remus levanta la vista —¿Comiste algo?

—No ha comido nada desde la cena de ayer —suelta Mary.

—Entonces quédate, necesitas comer bien —interviene Sirius.

Me tomo el tiempo de observar a cada uno de los presentes con una expresión seria hasta que terminan por desviar la mirada.

—Bien, comamos —digo en un tono autoritario.

La comida terminó siendo incómoda a otro nivel, entre miradas susurros y risas me sorprende que ninguno se levantara para alejarse de la locura aunque Regulus tenía cara de necesitar un descanso pero el pobre parecía estar amarrado a Lily o mejor dicho ella se negaba a dejarlo ir. Saliendo del lugar me engancho al brazo de Remus siendo que él es de las únicas personas que aún no logra sacarme de quicio.

—Rem, vi un suéter muy lindo a un par de tiendas de aquí que te quedaría increíble, vamos —digo tirando de él.

—Yo los acompaño, Moony necesita un accesorio de imagen —contestó Sirius tomándonos de la muñeca a ambos para salir corriendo lejos de nuestros amigos.

Poco antes de llegar al final de las tiendas nos detuvimos metiéndonos en el hueco entre dos locales para tomar un descanso —Tal vez esto fue mala idea —habla Remus.

—No digas estupideces —responde el pelinegro—, son ellos los que no saben comportarse.

Asiento —Tengo que darle la razón a Sirius.

—En cualquier caso su comportamiento se nos sale de las manos.

—Así es, y por esa razón vamos a terminar el día los tres juntos lejos de esa bola de locos.

Remus y yo aceptamos escabullendonos entre las tiendas donde nos detenemos a ver libros, ropa y algunos dulces. Cuando entramos en la última tienda de ropa Sirius y yo nos dedicamos en buscar prendas para Remus quien a regañadientes se prueba todo lo que le pedimos hasta que es él quien nos hace probarnos de todo, especialmente todos esos suéteres y colores que Sirius y yo no usaríamos sobre todo aquellos colores chillones.

Al salir de la tienda decidimos volver a Hogwarts para escondernos cerca del bosque prohibido hasta que oscurece completamente y tenemos que volver a la sala común o eso es lo que tendríamos que haber hecho, pero en su lugar caminamos hasta el sauce boxeador atravesando el pasaje para llegar a la casa de los gritos, el lugar parecía descuidado a excepción de un cuarto en la parte alta de la casa, un lugar que a escondidas de Remus convertimos en un cuarto bastante acogedor.

—Te dijimos que fue una gran idea —digo mirando al al castaño.

Sirius por otro lado se deshace de la mayoría de su ropa limitándose a quedar ropa interior para tumbarse sobre la cama invitándonos a hacerle compañía —Vamos, vengan vinimos a dormir ¿no?

Fijó la vista en Moony quien intenta ocultar una sonrisa lo que tomó como señal darle un empujón y para buscar entre los cajones un camisón que deje en una de nuestras visitas, una vez lo tengo tiró mi ropa al suelo dándome la espalda a los chicos.

—Mierda Kitty —suelto una risita.

Al darme la vuelta encuentro a Remus sentado en la cama al otro lado de la cama descalzo y sin su suéter de lana —Vamos.

Con una sonrisa subo entre ambos quedando apoyada sobre mis rodillas.

—Bonita, bonita —canturrea el pelinegro antes de mirar a Remus—, moony ¿estás cansado?

—¿Qué tienes en mente Pads?

Constelación SARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora