Capítulo 23

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Capítulo 23 | "Escombros"

**Horas antes**

Corinna Barone

Una sensación amarga se acentuaba en mi pecho desde esta mañana, sin embargo, no decidí tomarle la importancia necesaria.

Puede que mi periodo esté próximo, aunque recuerdo que la última vez que revisé mi calendario aún faltaban días para ello, tal vez sea algo diferente, no lo sé.

O simplemente pueden ser días en los que simplemente no estoy de buen humor.

— Se te llenará la cara de arrugas como sigas frunciendo el ceño — se burla Cosima — ¿Pasa algo?

— No lo sé, Cos — me quejo — Hoy no me siento bien.

— ¿Estás enferma? ¿Quieres que vayamos a casa?

Le sonrío, despeinando un poco su cabello.

— No Cos, está bien. Además, te prometí esa clase nueva.

Acabo de recoger a Cosima del instituto, le he prometido una nueva clase de técnica con Delia, en la academia, por lo que pasarán este rato juntas en lo que yo termino mis clases.

Terminamos de subir los escalones de la Academia y Cos es la primera en correr hacia los vestuarios. Sonrío mientras camino tras ella, donde la ayudo a colocarse su leotardo y zapatillas.

— ¿Hoy no hay leotardo para ti? — me cuestiona nada más observa que no me he colocado mi leotardo.

— Creo que hoy podría practicar un poco más cómoda — sonrío cuando observa mi atuendo deportivo, unas mallas negras, mis zapatillas y un top negro deportivo.

— No pareces una bailarina — se queja de nuevo mientras termino de realizar su peinado.

— A veces no aparentamos las cosas que somos, Cos — me agacho para estar a su altura — Aplica para todo, no solo para el baile.

Sonríe mientras asiente.

Escucho el sonido tintineante de algo cuando se mueve.

— ¿Ese es mi brazalete, Cos? — me burlo, sus mejillas se sonrojan cuando ve que la he descubierto.

— ¡Sólo lo tomé prestado!

— Claro.

Termina de arreglar y sale corriendo, desapareciendo por la puerta cuando escucha el llamado de Delia, no sin antes voltear y llamarme.

— ¡Cora!

Volteo para mirarla con una sonrisa, me lanza un beso con una de sus manos.

— ¡Te quiero, Cora!

Corre sin dejarme responderle, suelto una risilla mientras le respondo en voz baja, aunque sé que no puede oírme.

— Yo también te quiero, Cos.

Termino de explicar el próximo ejercicio a las niñas que me rodean cuando un fuerte estruendo llena el aire, seguido de algunos gritos.

El suelo bajo mis pies se sacude con fuerza, las niñas comienzan a gritar y cuestionarme qué es lo que ocurre, pero no puedo hacerlo.

No cuando otro estruendo suena más fuerte esta vez que deja un pitido en mis oídos, me desoriento, caigo sobre mis rodillas cuando el temblor en el suelo me hace trastabillar, escombros comienzan a caer del techo, y un tercer estallido explota.

Flor ImperialWhere stories live. Discover now