Castilla

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Llegó al palacio, un hombre de cabellos rubios largos se les acercó, traía ropa de noble, y sostenía el mango de su espada con una mano al caminar:
- ¿Quién sois vos?-pregunto.
- Yo...-comenzó Al-soy la Emperatriz
Althea del Bizancio-dijo la chica.
- ¿Así que sois la prima de Enrique?-señaló a la chica-mencionó que vendríais. Venid conmigo.-y fue por el pasillo. La chica antes de lograr decir algo ya se encontraba siguiéndolo por el castillo.
La llevaron a una sala del trono, Enrique y su esposa, Blanca estaban sentados en los tronos.
- Querida prima-Enrique se levantó de su trono, y fue hacía ellos-me alegra ver que habéis llegado.
- Majestad-hizo una reverencia-espero que pronto le explique el motivo por el que estoy aquí.
- Lo haré muy pronto, os lo prometo, pero contadme qué tal vuestro viaje, ha de haber sido algo largo imagino.
- Alago, pero l verdad el mar estuvo muy tranquilo.
- Bienvenida a Castilla-hablo Blanca-esperemos que todo sea de su agrado.
- Así será majestad-dijo Althea-agradezco esto.
- Cabrera-un hombre de cabellos blancos, con ropas de noble se acercó al Rey.
- Majestad.
- Mostradle a nuestra invitada  sus habitaciones, él es el mayordomo del palacio, id con él para lo que necesiten.
- Gracias Majestad.
- Por aquí, Alteza-y siguió al mayordomo-eligió una mala época para venir a Castilla.
- ¿Y por que?-pregunto la chica-yo no quería irme Cabrera, deje muchas cosas allá...deje...a personas-su mente viajo hacia sus amigos, en espacial en Vlad.
- Pacheco y los nobles se rebelan contra el rey Juan, él ha sido aislado y Enrique ha ascendido al trono y se ha desecho de Álvaro de Luna.
- Lamento todo lo que está sucediendo Cabrera, en serio no tenia idea-hablo Elly-Es bastante trágico lo que sucedió, no puedo imaginar cómo se siente mi tío ahora.
- En eso le doy la razón, Alteza, esperemos que sea así y el Rey haga lo mejor.
-Confía Cabrera, confía en Enrique.

Los días pasaban lentos en la corte, Althea pasaba los días en la biblioteca leyendo, escribiendo cartas a sus amigos, por su parte ellos recibían una carta de la chica cada semana, lo que los animaba, en especial a Vlad, porque a pesar de que aún tenía a su hermano pequeño y a Aslan, la chica le faltaba enormemente.
Pero su parte favorita de la semana eran las cartas que recibía de la chica, lo que hacía que terminara con una sonrisa grande.
-Alguien está feliz-dijo Aslan acercándose a él.
-Es una carta de Al...-dijo enseñándola.
-¿Qué cuenta ahora?
-A parte de que sus dos primos están tiñendo los campos de castilla de sangre y que la Reina es un dolor de cabeza, no mucho. La Corte castellana le parece bastante aburrida, pero al menos la cuidan, al menos eso es lo que dice.
-¿No le has contado que...?
-¿Qué el Sultán nos va a mandar a Streviengrad? No, no me atrevo, no tengo el corazón para hacerlo y no quiero que se preocupe, no tiene razón para hacerlo.
-Pero Vlad...
-Por favor Aslan...no quiero que ella se preocupe, sabes que ella es capaz de volver con tal de detener al Sultán de mandarnos a la guerra.
-Lo sé...la extraño demasiado, el grupo no es lo mismo sin ella.
-Opino lo mismo.

Aquella misma tarde, cuando la carta iba a ser entregada a la chica en Castilla, sus dos amigos partieron a la guerra con el resto del ejército del Sultán, mientras que la chica era ajena de la situación de sus amigos.

Aquella misma noche, los chicos estaban frente a la fogata, ninguno de los dos podía conciliar el sueño, Vlad tomó asiento al lado de su amigo y miraron las estrellas.
-¿Crees que Al las este mirando igual?-pregunto el Príncipe de Valaquia.
-Estoy seguro de que así es amigo.
Y entonces unos hombres encapuchados se les acercaron.
-Quieren una bebida, mujeres...-les dijo uno de ellos.
-¿Cómo evadieron a los centinelas?-algo se le hacía raro a Vlad.
-Están dormidos-dijo uno de ellos.
-Quédate aquí, y prepárate por si acaso-dijo Vlad-volveré rápido-fue a ver a los centinelas y al ver de cerca vio que no estaban dormidos...
Habían sido atravesados por espadas.
Sus ropas manchadas de sangre.
"Aslan" inmediatamente corrió hacia su amigo quien ya se encontraba luchando contra ellos, Vlad llamó la atención de varios y luchó contra ellos.
-¡Todos despierten! ¡Están atacando el campamento!-gritó lo más fuerte que puso rogando que alguien lo hubiera escuchado y viniera en su auxilio.

Espadas de Dioses y Reyes (versión alternada)Where stories live. Discover now