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Aslan y Vlad tuvieron que volver al Imperio Otomano una semana después, se despidieron de su amiga, quien no quería dejarlos ir.
Ellos sabían que las despedidas eran demasiado dolorosas para ella, aunque prometió volver pronto al Imperio con tal de visitarlos.
Los chicos partieron felices de regreso, sobretodo Vlad, porque ahora ya había confesado sus sentimientos y podía pensar en un futuro con ella.

Y en la Corte Castellana al poco tiempo todo volvía a ser un caos, Carlos había vuelto a Inglaterra, Enrique estaba determinado a buscarle un marido a su prima y pensaba que el príncipe inglés era el candidato perfecto para ella, y el príncipe ya había expresado sus sentimientos por la Emperatriz, Enrique había consentido, pero había un par de candidatos.
-Debes prometerme que no me casaras sin mi consentimiento, eso lo acordamos-Althea veía como Enrique se moví incómodo de la silla.
-Y así será.-la mirada en los ojos de Althea, dio a Enrique a entender que ella no cumpliría su parte si él igual no cumplía, y seguido de eso salió de ahí, seguida por su guardaespaldas, Elian.
-¿Estáis bien?-Elian la había seguido, ellos se habían vuelto cercanos las últimas semanas, aunque había cierta tensión entre él y el príncipe de Valaquia, ya que a este no le gustaba que nadie estuviera tan cerca de ella, pero pronto comprendió que era para la seguridad de la chica.
-Sí, solo sentí que era suficiente, me siento algo tinta y manipulable.
-No deberíais-le aseguró él, ella le sonrió y quiso cambiar de tema.
-¿Y dime Elian, hay alguien que haya llamado tu atención en el tiempo que has estado aquí? Porque hay que admitir que Blanca tiene unas damas de compañía guapas.
-No Alteza, no hay nadie que haya llamado mi atención-rio ante el comentario-¿y la de usted? Oí que había  pasado una temporada en la Corte Otomana.
-Una larga, pero placentera.
-¿Se alegra volver?
-Pues...algo, es decir, deje muchas cosas allá, era mi segundo hogar, tengo los mejores amigos que alguien pudiera desear, pero también hemos sufrido nuestras desgracias, a pesar de todo hemos tenido momentos muy felices. Recuerdo que una vez, Aslan, Vlad y yo fuimos a caminar a un prado cerca, y había una cascada cerca, Aslan no sé quería mojar, así que solo fuimos Vlad y yo y...-ella estaba por decir que ahí había sido su primer beso, pero se calló.
-Parece que sois muy cercana con el Príncipe Vlad-lo dijo con algo de diversión.
-No te voy a mentir Elian, es cierto, él ha estado ahí apoyándome en los momentos más difíciles y yo a él, al principio de conocerlo su corazón era como de una roca, pero con el tiempo pude conocer al verdadero Vlad y me alegro de haberlo hecho.
-¿Él volverá a su país?
-Sí, sólo que aún no sabemos cuándo, ahora mismo su tío Vladimir, está ocupando el trono, los húngaros lo pusieron ahí y el Sultán quiere a un aliado del Imperio en el trono, ese es Vlad.
-¿Y tú estás de acuerdo con esto?
-Sé que Vlad no, y en estas situaciones no importa lo que yo piense, aunque él siempre quiere oír mi opinión.
-¿Y cuál es?
-Creo que...será bueno mantenerse amigo del Imperio por un tiempo, para hacer que Valaquia prospere, pero si Vlad logra casarse con una princesa rica de algún país extranjero, eso lo ayudaría más. Lograría expandir su reino.
-Es una buena estrategia.
-Eso mismo piensa él-ella sonrió y siguieron caminando, hasta que se hizo tarde y ambos volvieron al palacio.

Y ahora los deberes del reino, tratando de ayudar a Enrique a manejarlo  la consumían demasiado, tanto que casi no podía estar con sus amigos.
- Tenemos un candidato para usted majestad-Althea rodó los ojos, lo último que deseaba escuchar era eso, ella quería casarse con quien deséese.
- ¿Quien?
- Carlos de Inglaterra-dijo Carrillo-tiene vuestra edad casi, es heredero al trono de Inglaterra.
Althea escupió el agua que estaba tomando en ese momento.
-¿No hablan en serio?
-Muy en serio, es el candidato perfecto para vos.
-Pero ni siquiera me gustó, lo veo más como un amigo.
-¡Althea debéis casaros con él, haced lo que digo, os conviene!
-¿A mí o a ti? Porque por lo que veo es solo para tu beneficio, no te importa mi felicidad.
-Debéis entender que quiero quitaros aquellas costumbres moras que tenéis.
-¿Costumbres moras? ¡A mi me gustan, y las seguiré haciendo no importa que tanto te esfuerces en decirme, porque además tú te vistes como ellos, los dejas estar en en reino, no te entiendo!
- ¡Os estoy salvando de una vida llena de miseria y sufrimiento, de peligro e incertidumbre!
-¿De qué hablas?-Enrique suspiró.
-He visto como mirabais al príncipe de Valaquia, no soy tonto Althea, él os mira de la misma manera. Os ama.
-¿Y tú punto es?
-Su reino es un desastre, hay guerra, hambre...sería una vida llena de incertidumbres y peligros para vos, no puedo permitirlo, no permitiré que or arruine vuestra felicidad.
-¡Mi felicidad está a su lado, Enrique! ¿O es que no lo ves? ¡No sé porque me trajiste aquí, pero me alejaste del único lugar que conocía y amaba, de las personas que son mi familia, si te importara tanto mi felicidad como dices, no me hubieras sacado de Edirne!
-¡Vos aún sois joven, no dejare que cometáis los mismos errores que vuestra madre!
-¡No te atrevas a mencionar a mi madre!
-¡Vuestro padre os abandono y vuestra madre murio, por eso estabais en el Imperio!
-¡Mi padre no me abandonó!
-¿Y dónde está entonces?
Althea se secó las lágrimas de la cara, y puso una cara fuerte, aunque por dentro se sentía la persona más miserable del universo.
-No me casare con él y es mi ultima palabra-dicho esto salió de ahí, no podía estar un día más en aquel Alcazar, hizo las maletas y partió hacia Sevilla.


La noticia del compromiso se extendió por toda Castilla, Enrique escribía a su prima con las noticias, pero ella no contestaba, pero conociendo a su primo, le daba igual lo que ella pensara, y quería una alianza rápida y beneficiosa, por lo que la boda debía ser lo más rápido posible.
Por otro lado Althea había recibido otra carta de Vlad, y no podía esperar a leerla.

Se encerró en su habitación donde nadie pudiera molestarla y abrió la carta:
"Mi amada Althea,

Espero que estes bien, he oído que las cosas se han complicado un poco en la Corte Castellana desde nuestra visita.
Y Aslan se está volviendo cada día un poco insoportable, ¿me entiendes no? Siempre quiere saber cuando vamos a volver a verte y cuando vendrás de visita, ya te extraña, al igual que yo.
Por otro lado hubo algo que no te contamos ni Aslan ni yo al verte.
En el último asedio, en la batalla de Svetingrad, conocimos a una chica, es de Valaquia como yo, se llama Alexandra, y tiene...como decirlo...habilidades mágicas.
Esta con nosotros en este momento, la hicimos pasar por uno de los maestros, es una chica muy agradable, estoy seguro de que te caería bien, lamento no habértelo dicho antes, pero con Aslan prometimos mantener el secreto.
Sin embargo no te escribo solo para contarte eso, las cosas acá van bien, he notado que Radu y Esme se vuelven cada vez más cercanos, me recuerdan de alguna manera a nosotros.
Te extraño cada día.
Quiero volver a sentirte entre mis brazos, quiero volver a ver tu Bella sonrisa, y escuchar tu risa. Te espero y sé que tú también me esperas, cada día es uno menos para poder volver a vernos y espero que pronto comenzar aquella vida de la que hemos hablado.
Cuento los días para verte de nuevo, espero verte pronto, sé que vas a estar bien, una hermosa chica como tú siempre está bien.
Te extraño siempre.
Tu amado
Vlad"

Althea sonrió mientras sostenía la carta contra su pecho, se alegraba saber que aún permanecía en el palacio del Sultán y no había ido al campo de batalla junto con Aslan.
Y sonrió, respondió a su carta y la envió con el mensajero, queriendo saber más de Alexandra y prometiendo ir a visitar pronto, al igual contándole las novedades cómo su pelea con Enrique, omitió los detalles de su compromiso, ya que no valía la pena y ella se aseguraría de que la boda no se celebrara, y que su todo salía bien, tomaría el primer barco a Edirne en solo dos días.

Enrique decidió celebrar el compromiso de su prima con una gran fiesta, la chica no están de humor, pero no le quedó más remedio que aceptar, eso si quería ir a Edirne al día siguiente.
Así que trato de poner su mejor cara en la recepción, la corte de Inglaterra llego y ella saludó lo mejor que su humor le permitía, aunque Carlos podía notar que no estaba de buen humor como cuando se conocieron.

La fiesta comenzó.
Era en honor al compromiso de los dos príncipes, y aunq un Althea no estuviera del mejor humor, trato de poner su mejor cara al llegar a la fiesta.
Todos los nobles deseaban sus buenos deseos a la pareja, disfrutaban de la comida y bailaban, Althea miro todo, le parecía demasiado, sabía perfectamente que estos lujos no se podían permitir, la gente moría de hambre.
No era Justo.
Fue con Carrillo.
- Eminencia.
-Majestad-hizo una reverencia el arzobispo-¿disfrutáis de la fiesta?
-La disfrutaría más si no estuviera tan arriba del presupuesto que tenemos.
-No debéis preocuparos, todo lo he pagado yo.
-Esta bien, pero si quiere que disfrute la fiesta por completo...tengo una petición.
- Decid, majestad, ¿cuál es?
- La comida que sobre del banquete...denla al pueblo, la necesitan más que nosotros.
- Estoy completamente de acuerdo con vos, majestad, eso haremos.
-Me gustaría ayudar.
-Pero vos no...
-Yo ayudaré y no estoy preguntando-dijo la Emperatriz-La necesitan más que nosotros, Carrillo-dijo la chica, este asintió.
-Mañana a primera hora os ayudaré a repartir lo que sobre, Majestades, os lo prometo.

-Majestad-Carlos hizo una reverencia a Althea-¿me concederías este baile?-le tendió la mano.
- Si-dijo algo dudoso, pero aún así tomó su mano, Carlos la guió a la pista.
-Debo advertirte.
-¿Qué cosa?
-Tengo dos pues izquierdos, así que si te llego a pisar, lo lamento tanto Carlos.
-No te preocupes, Althea la pareja de baile ayuda en estas cosas.
-¿Así que eres bien bailarín? Es eso lo que dices.
-Si-ambos rieron.
Y bailaron, todas las miradas se dirigían hacia ellos, unas de asombro, otras de ternura, otras de odio. Pero mientras ellos bailaban solo existían ellos dos, nadie más.
El mundo era suyo en ese momento, el tiempo se había detenido para dar a un joven príncipe y a una joven Emperatriz un instante para olvidarse de sus precauciones.
Pero en la mente de él estaba la hermosa chica.
Y en la de ella, revivía los recuerdos con el Príncipe de Valaquia y su primera clase de baile.

Espadas de Dioses y Reyes (versión alternada)Where stories live. Discover now