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El ambiente en el desayuno de la familia Williams era bastante tranquila.
Demasiado tranquilo en realidad.
Emiko miraba algo que no estaba del todo bien el dia de hoy, no es que fuera malo, pero aun asi, extraño.
Erma parecía demasiado feliz.
Demasiado.
La niña Yokai estaba sonriendo, comiendo tan feliz su desayuno que parecía un tanto raro, no es que la niña fuese alguien que acostumbrara a sonreir todo el tiempo, incluso en sus tiempos en familia, más que solo verse como alguien aterradora con su cabello y aspecto todo el tiempo, pero ahora parecía todo lo contrario.
Emiko observo observo a su esposo, tambien analizando a la niña que por primera vez veia una faceta de ella que hasta hoy estaba empezando a considerar extraña.
- Te vez bastante animada hoy, no es asi cariño?
Emiko le pregunto a su hija, solo para recibir un asentimiento feliz de la niña.
Ambos padres pensaron que debía a volver a la escuela, pero ese tema parecía extraño.
No todos los niños se emocionaban por ir a aprender y sufrir una agonía de aburrimiento y desesperación a ésa cárcel, a lo que todos llamaban escuela.
Erma sabia que hoy debía de volver a clases, pero de todas formas tenía una nueva rutina para cuando todo terminará.
Volver a casa, ir en busca de su nuevo sujeto de sustos, recibir esas miradas que el le proporcionaría y que sin duda disfrutaría. Ya estaba esperando a que ese tiempo llegara.
Aunque debía de pensar bien lo que haría.
Ser alguien que asustara a la gente con su misma presencia empezaba a volver bastante cliche y aburrido, incluso que a sus compañeros y amigos de su escuela les pareció lo mismo.
Samuel bebió un trago de cafe mientras observa el periódico, aunque tambien manteniéndose discreto ante la mirada de su hija con su estado de felicidad.
Ambos padre estaban de acuerdo que la niña habia echo o sucedio algo que la puso de tan buen humor.
Que era?
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Erma miro a una de sus clases, con todos sus compañeros viendo a una clase que era aburrida en más de un sentido ya que era de historia.
Miro uno hoja en blanco, antes de empezar a dibujar.
Era costumbre para ella el dibujar cosas en clases que en si terminaba por aprender debido a que los muertos siempre le susurraban sobre lo que le enseñaban. Nunca reprobó debido a todos sus trucos demasiado macabros pero útiles para aprender.
A medida que pasaba el tiempo, el dibujo que hacía empezo a tomar forma.
Su aburrimiento se fue oara ser reemplazado por una leve sonrisa.
Era ella misma, en un dibujo un tanto macabro dando sustos a las personas, entre todo tipo de formas. Tener que formar todo tipo de miradas y rostro tenebrosos era más que divertido para hacer que la gente la viera como alguien que demandaba el miedo a todos.
No era cruel en absoluto. Solo le gustaba asustar a la gente.
Era divertido.
Pero algo en sus dibujos capto su atención.
