Exhalar

543 69 208
                                    

No sé dónde estoy. Lo primero que siento es miedo, un miedo paralizante, un miedo que haría que mi garganta ardiera e incluso que mis latidos se aceleraran. No puedo creer que no recuerde nada, hay una especie de laguna entre lo que está pasando y lo que fue. El miedo se extiende al darme cuenta de que no puedo moverme. Pero tampoco siento mi cuerpo. No siento nada.

Mis ojos están perdidos en un punto en la blancura del cielo, o lo que sea que esté arriba de mi. No puedo moverlos tampoco, pero por el rabillo del ojo observo la misma blancura a ambos lados de mi figura, esto no deja de desconcertarme. ¿Estoy de pié, estoy acostado? Ni siquiera llego a diferenciar entre movimiento o inercia, porque nada cambia, el blanco sin interrupción no me permite establecer una línea de horizonte o un punto de fuga en lo que estoy viendo. Tampoco puedo distinguir aire o líquido en mi cara, nada que pueda sentir y afirmar. Como si estuviese flotando, pero sin la sensación de vacío en el estómago. Ahora mismo quizás ni siquiera tengo cuerpo, y tampoco me enteraría.

Entonces capturo un detalle algo determinante.

No estoy respirando.

No tengo la necesidad de hacerlo, porque mis pulmones no exigen el aire. Al no poder cambiar mi posición ni un sólo milímetro, tampoco puedo inspirar.

¿Qué es esto? ¿Qué mierda está pasando?

No escucho nada, no siento nada, no veo más que este color abrumador y puro en su totalidad. No puedo hilar un pensamiento coherente, todo parece escaparse de la lógica. Comienzo a desesperarme, no puedo abarcar este sentimiento de nada absoluta. No se me ocurren motivos para estar aquí, no entiendo nada de lo que parece estar ocurriendo.

No siento mis latidos.

Los oídos comienzan a zumbarme, como si tuviera un insecto gigante en ellos. Aunque... se oye más musical que eso. Más melodioso. Parece como una distorsión, como producido por un sintetizador, pero más lívido, más realista. Una nota que se sostiene, se mantiene ensordecedora.

Y entonces, sube el tono, se hace algo más aguda. Empieza a oscilar, a moverse como si de una ola se tratara. De tanto en tanto distingo una especie de pitido, que se va tan repentinamente como viene. El sonido parece estar tras una capa líquida que hace que mis oídos duelan un tanto. Siento como la vibración del sonido comienza a recorrer mi cuerpo, me envuelve. Hace que mis terminaciones nerviosas, poco a poco, despierten.

Luego, el dolor.

No es algo repentino, pero sí me desconcierta. El primer indicio viene desde el fondo de mis entrañas, y me hace querer desaparecer en este mismo instante. Luego comienza a expandirse, envuelve cada miembro de mi cuerpo, que parece estar quemándose. Pero todo se centra en mi estómago, como si tuviera un montón de ácido carcomiéndome por completo, rompiendo todo a su paso. Se aloja en mí un deseo de llorar, de abrazarme a mi mismo y gritar hasta que mi voz se esfume. Pero las lágrimas no saltan, y me las trago, anudando mi garganta. Siento frío, mucho, demasiado, como si estuviera sumergido por completo en el mar del ártico. Un frío seco y callado, no del tipo que te hace temblar, si no del que te paraliza.

Es la combinación de ambas cosas lo que, supongo, también termina despertando mi mente.

Si alguna vez han dicho que tu vida pasa frente a tus ojos cuando mueres, esto es casi igual. Soy espectador de una imagen tras otra, silenciosas y extrañamente tranquilas, como un fotograma que avanza pausado, que me atemoriza y me sorprende. Los actos que veo me parecen ajenos, pero las manos que veo tomar un vaso con líquido ambarino en su interior, derramando un tanto, son demasiado parecidas a las mías como para que sea una coincidencia. Sólo entonces tomo conciencia de lo que hice, pero por algún motivo no me siento culpable, es más, me hace sentido por completo. Me permito rememorar momentos que en algún momento fueron dolorosos, pero ahora parecen liberadoras. Mientras veo al amor de mi vida en distintas situaciones, es como si sus propias manos desataran este par de cadenas inexistentes. Siento mis dedos moverse, seguidos de mis brazos, mis piernas, finalmente puedo girar la cabeza y mirar al rededor, pero resulta ser que la blancura se ha convertido en una especie de pantalla, mire a donde mire sólo veo estas imágenes.

una sola exhalación ; ғrerαrdWhere stories live. Discover now