Propuesta

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Frank

Estoy besándolo.

Sus labios se mueven lenta y suavemente, y siento su respiración a través de mis pulmones. Su boca sabe a tabaco, pero no importa, también sabe como... como sería besar a un ángel. Sí, eso era Gerard, un ángel. Parece cantar una hermosa y eterna melodía con su beso, me atrapa y me mete bajo su piel suave y hermosa. Odio la palabra "perfecto" pero no puedo describir de otra manera ese momento, y aunque su boca parece inexperta, eso lo hace aún más bello, su ansia puede saborearse, mientras nuestros ritmos chocan, el mio, desenfrenado, el suyo, tranquilo y calmado, la mejor combinación del deseo y el ¿amor? Ahora me atrevo a decirlo, este beso me lo deja todo claro, yo amo a Gerard y nunca más tendré miedo de decirlo. Oh, suena tan hermoso cuando lo piensas de ese modo, más que estúpido o impulsivo me siento jodidamente bien, como si pudiera estar tranquilo por fin, sacándome este peso de encima. Pese a que la lógica me recuerda que no es del todo posible amar así, sin más, a alguien que a penas conozco, su beso me trae una alegría, una euforia que es tan increíble como nueva, algo que no conozco por mucho que este no sea mi primer beso.

Pronto mis pulmones reclaman su oxígeno, y a regañadientes me separo de él. Me mira fijamente con sus ojos, que me hacen querer lanzarme sobre él y recorrer con mi boca toda la extensión de su cuerpo. Los pensamientos de lujuria mezclada con ternura se enredan como un torbellino en mi cabeza, y me desconciertan. De pronto la burbuja que habíamos creado pareció romperse, porque rápidamente baja la mirada y se sonroja. ¿Olvidé mencionarle que luce hermoso con ese tono rojizo en sus mejillas?

- Sabes... - comienzo a articular la frase. - diría que lo siento, pero el caso es que no lo hago, en absoluto.

Levanto delicadamente su rostro desde su mentón, y me mira con un brillo en sus ojos que nunca nadie me había dado. En ese rostro hay más sentimiento que en el mundo entero. Y, por lo demás, también hay una belleza ingenua y maravillosa. Nunca había visto un rostro que me provocara tantas cosas en un intervalo de tiempo tan diminuto. Y sin embargo es una de las cosas que me hacen querer quedarme con él y no apartarme jamás, parece que está previsto que no voy a apartarme de su lado.

No me cansaré de repetirlo, Gerard es un ángel, y espero algún día poder llamarlo "mi ángel". Imaginarlo como "mío" es una utopía que no es tan lejana como otras cosas que han pasado por mi mente, suena más accesible, pero por sobre todo, más hermoso. Quiero, ahora, más que nada, tenerlo a mi lado y gritarle al mundo que es a quien amo, pero tampoco me siento deseoso de estar rodeado de gente. Por un instante me permito ser meloso y decir que me siento completo. Y vaya que se siente bien.

Gerard

Yo tampoco me arrepentía. ¿Acaso era eso malo?

Frank, Frank, Frankie, su nombre que sólo ahora conocía hacía que mi corazón se alborotara, qué mariposas, yo sentía un concierto de Ramones en mi estómago después de eso, y me quedaba corto. No podía ser posible, que estuviera haciendo esto, mucho menos con un chico como él, digo, yo soy yo y él era tan...

Después de ese, que no sé si él hubiera notado, el primer beso que sentía lleno de amor, sólo puede acercar mi mano temblorosa y tomar la suya, aferrándome a él como si no pudiera hacer otra cosa para mantenerme con vida. Era tan suave, me perdía en las letras dibujadas con tinta en sus nudillos, pero estaba tan absorto en lo que sentía que ni siquiera me dediqué a leerlas, sólo las veía como colores mezclados que lo hacían parecer como una obra de arte, de esas que se exhiben en los museos como cosas valiosas y hermosas.

Todos estos años le temí al amor, pero ya no más, ya nunca más... Por fin podía reprimir esos temblores que nacían en mí, podía dejar atrás la idea de tener que encontrar un final por mí mismo, solo, no, eso estaba lejos, o al menos así lo sentía con el dulce contacto de sus dedos acariciando mi piel.

- Gee... - me sonreí a mi mismo al oír eso. - Si por mi fuera, te raptaría para que vivieras conmigo desde este instante y te propondría matrimonio mañana mismo, pero no soy un psicópata ni un desesperado. Aún así, ¿me creerías si te dijera que con sólo ver tu sonrisa y tus ojos entiendo que me enamoré del hombre que conozco hace menos de una hora?

Mi respiración amenazó con parar de funcionar al oír esas palabras. Quería decirle tanto, pero lo que salió de mis labios no lo hubiese planeado nunca. No, no podía haber mucha elocuencia en mis palabras, no cuando lo que sentía no tenía orden, aunque tenía más sentido que cualquier otra cosa que hubiera experimentado antes, o al menos quería atesorarlo.

- Frank... no te creería si no me pasara lo mismo a mi, pero el punto es que si me ocurre, y mucho más.- con cuidado, tomé su mano y la llevé a mi agitado corazón. - Frankie, sólo tú puedes poner así a mi corazón. Desde el momento en que vi tu figura a través de mi ventana... ha estado así.

Mis ojos se habían humedecido poco a poco, pero él se limitó a acariciar con suavidad mi mejilla, temblando al igual que yo. Al volver a verlo, sus hermosos ojos avellana reflejaban decisión. Algo que me atemorizaba un tanto, y además, ¿qué tan tranquilo puedes estar cuando semejantes cursilerías salen de tu boca, y ni siquiera pudiste pararlas?

- No me importa lo que diría la gente frente a esto, y sé que sólo conozco tu nombre completo, pero... Gerard Arthur Way Lee, ¿querrías ser mi novio?

No. Pensé. En. Nada. Más.

Tomé su rostro entre mis manos, y sin preguntármelo un segundo, volví a besarlo, largamente, con su boca que sabía a paraíso junto a la mía. No podía articular ningún pensamiento con sentido, ese era el lugar exacto en el que quería quedarme, sin dejar que mi mente volara a uno mejor, simplemente porque no podía imaginar uno más perfecto. Al volver a separarnos, sólo dije:

- ¿Contesta eso a tu pregunta?

Puso su cálida y suave frente contra la mía, dejándonos cerca, muy cerca. Su aliento llegó a mi rostro suave y delicadamente, acariciándome, haciéndome sentir que en verdad había hecho lo correcto al salir corriendo fuera de mi apartamento para lanzarme a los brazos de un desconocido, casi literalmente.

No tenía sentido temerle a nada, no con él tan cerca, no con su aroma cálido, no con mis latidos enloquecidos y mis emociones a flor de piel. No podría imaginar una sensación más hermosa, que estar en brazos de una persona, que podría soltarte, pero sientes que simplemente no lo hará.

- Servirá.- me contestó con una sonrisa.

Mi corazón se paró unos segundos al intentar analizar la situación, tragarme que acababa de aceptar una relación con él, pero al intentar poner en orden mis pensamientos supe que tampoco tenía mucho sentido hacer otra cosa que repetirle una y otra vez lo que estaba sintiendo, de todas las maneras posibles, en todos los lugares y situaciones, al menos tendría la certeza de que ser'+ia igualmente maravilloso, claro, porque estaba con él.

- Nunca me hubiese atrevido a decirle "te amo" a otra persona, pero te amo, Frank.

- Sé exactamente como contestar a eso... ¿qué tal un "yo también"?

Reí suavemente, y me coreó con su hermosa y contagiosa risa.

- Servirá.- repetí, y volví a besar los labios del hombre al que amaba.

una sola exhalación ; ғrerαrdWhere stories live. Discover now