Capítulo 14

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En cuanto mi mirada se cruza con los hermosos ojos azules de Adán, mi mundo se paraliza por un corto instante para luego arremolinarse en un torbellino de emociones que inundan mi interior, el cual se despierta en mi cerebro y luego se esparce por todo mi pecho y estómago.

Estaba preparada para hablar con Adán en cualquier lugar o circunstancia, menos en una iglesia cuando me veo peor que un cuerpo en descomposición.

Mi cabello es un desastre porque el peine y yo no somos los mejores amigos, mi ropa es la misma que tenía esta mañana, ya que no me dio tiempo de hacer nada antes de venir aquí y... Dios... el acné de mi cara. El peor día para hablar con Adán es hoy, ahora. ¿Lo peor? Él me está hablando justo en este instante.

La vida sigue demostrándome que la suerte no está de mi lado en ningún sentido.

Pestañeo un par de veces a la vez que mis labios se separan.

—Él... Sí... —tartamudeo como boba y con mi pulgar señalo a mis espaldas —creo que me miró raro.

Él extiende su mirada por todo mi rostro y en el suyo se va formando una expresión algo vacilante, entre desconcierto y extrañeza. Es obvio que la torpeza de mi voz lo hace pensar que estoy mal de la cabeza.

Dios, no.

—Steiner suele ser intimidante —agrega.

Creo que da por sentado que estoy tan nerviosa gracias a la mirada que me lanzó Darek, si supiera que en realidad estoy a un paso de sufrir un infarto por el solo hecho de que me esté hablando.

Mis manos están tan sudadas en este preciso instante que con disimulo las llevo a los costados de mis caderas, limpiándolas con la tela de mi pantalón.

El que ha sido mi amor platónico por más de dos años dirige una leve sonrisa hacia mí antes de poner su atención al frente y mi corazón siente detenerse en mi pecho.

Me está sonriendo, mierda, mierda ¡ME ESTÁ SONRIENDO!

Juro por Dios que no puedo poner en palabras lo que me hace sentir ese simple gesto, es como si mis emociones se subieran en una montaña rusa y fuera solo cuesta arriba sin dejarme caer en ningún momento.

—Darek ha desatado todo un escándalo —comenta mientras yo no dejo de mirarlo.

Al percatarme de que mi mirada ya no es normal, agacho la cabeza y tengo que morderme la lengua para no soltar un grito de felicidad. Mi estómago revolotea justo como si las mariposas de las que tanto he oído se adueñarán de él y no dieran tregua a nada más que a la cautivadora sonrisa que me ha regalado.

Debo recordar cómo respirar para volver a alzar la cabeza y así poder poner atención a lo que está sucediendo delante de mis ojos. Me toma unos segundos procesar el desastre que hay en la iglesia, de pronto el alarido de distintas voces llega a mi oído.

«Lo que ha hecho es imperdonable» «Como representante de Dios debería predicar el amor y el respeto hacia todas las criaturas que creó el señor» «Ese chico es bastante atrevido al venir aquí a mal poner a un hombre tan devoto como el padre Martín»

Las opiniones que se alzan en la estancia son divididas, algunos siguen defendiendo la inocencia del padre más respetado del pueblo, mientras que otros condenan su acción. Tras un rato entiendo el comentario de Adán: Darek ha desatado un verdadero escándalo.

Con la vergüenza ciñéndose sobre su rostro, el padre Martín concede una última bendición hacia todos los que nos encontramos reunidos en el templo y decide bajarse del altar en el que ha estado todo este tiempo. Muchos se encargan de negarse ante su bendición al insultarlo, pero con todo y esto, el hombre y su comité de acólitos buscan refugio en la sacristía sin importarle todo el caos que dejan puerta para afuera.

No acercarse a DarekWhere stories live. Discover now