Capítulo 11: 𝑺𝒂𝒚𝒐𝒏𝒂𝒓𝒂 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖.

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Aún así, me sentía solo... por razones desconocidas.

El día llegó, no pienso avisarte, lo siento pero no todo gira a tu alrededor; estoy cansado, ya no puedo más. Así que hazme el favor de desaparecer mi cuerpo, incluso puedes quemarlo y botar mis cenizas al mar o a la basura depende de lo que prefieras.

Estoy harto de fingir que te amo, cuando verdaderamente yo dejé de amarte el día en que la conocí a ella y no te lo tomes tan personal, si fuiste muy especial para mí en su momento pero... eso fue ya hace más de diez años.

Sayonara Satoru...

En aquel frío y solitario departamento vivía aquella pareja, por las noches solía oírse fuertes discusiones acompañadas de una que otra amenaza de muerte. El alfa por su parte nunca mostró los colmillos o sus feromonas, era muy tranquilo en comparación con el beta; ya que aquel beta de cabello largo solía golpear al alfa entre llantos.

Hasta que un día como cualquier otro, el peliblanco se fue a trabajar y se despidió de su amante como siempre lo hacía, sin imaginar que esa sería la última vez que lo vería. Cuando Satoru salió del departamento, Geto se fue al baño y se miró al espejo, dándose cuenta de lo acabado que estaba; ya que enormes ojeras adornaban sus ojos, sin mencionar que también su tono de piel ahora era más pálido de lo normal.

Con un enorme nudo en la garganta abrió el gabinete que estaba a un lado del espejo del baño y tomó entre sus manos la navaja de afeitar del alfa, a pasos lentos se dirigió hasta la tina para comenzarla a llenarla de agua. Cuando ésta estuvo llena, se quitó la ropa y se hundió en ella, cortando sus muñecas con aquella arma blanca y miró el agua, la cual comenzaba a tornarse de un color rojizo.

___ Lo siento, pero me sentía vacío... — dijo en suave susurro antes de cerrar los ojos y caer en el vacío.

Pasaron horas tras horas, hasta que después llegó él y lo llamó desde la planta baja, no obtuvo respuesta, y volvió a llamarlo de nuevo; al ver que de nueva cuenta era ignorado subió corriendo las escaleras, sintió una enorme punzada en el pecho que le hizo jadear.

Estuvo frente al baño y después de unos dudosos minutos, abrió la puerta del baño. Sus ojos no podían creer lo que estaban viendo; era su amante envuelto en un charco de sangre.

___ Geto... Tú no... ¡Geto! — gritó aquel joven con el corazón en la garganta, lo tomó entre sus brazos y acarició su mojado cabello. —— Por favor, no me dejes. Prometo no fallarte, por favor no me abandones yo te necesito...

El alfa repetía una y otra vez aquellas palabras, estaba en duelo pero lo más raro era que no podía llorar, quería hacerlo pero le era imposible hacerlo. Caminó hacia el gabinete que estaba a lado del espejo y tomó aquellas pastillas que le habían recetado tiempo atrás, no calmó su histeria al contrario le produjo más ansiedad.

Ahora su cuerpo estaba tembloroso, sudaba frío y ni siquiera se podía distinguir sus pupilas; estaba acabado.

(...)

Estoy obsesionado con tu fantasma y no sé que hacer...

Estoy obsesionado con tu fantasma y no sé que hacer

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___ Estoy de vuelta en casa. — gritó el peliblanco desde la planta baja y subió corriendo las escaleras, con un hermoso ramo de flores amarillas. —— Vamos, despierta dormilón tienes que ver tu regalo. Bueno, te dejaré descansando mientras te pondré tus flores en un jarrón.

Cómo era de esperarse los medicamentos le provocaron alucinaciones a Satoru, más a parte el duelo le afecto bastante su estabilidad emocional lo cual le provocó un cuadro depresivo. Haciendo que conservará el cuerpo de Geto en aquella fría tina, no fue hasta que su amiga shoko fue a visitarlo.

Cuando ella entró al departamento donde ambos vivían su nariz fue inundada por horrible olor nauseabundo, lo cual la hizo marearse un poco.

___ Gojo, ¿Que mierda es ese olor? — le cuestionó su amiga mientras se cubría la nariz.

___ ¿Cuál olor?, yo no huelo nada. — era evidente que sus alucinaciones habían llegado demasiado lejos al alfa.

Shoko con el corazón acelerado, subió corriendo las escaleras para ir hacia donde emanaba aquel asqueroso olor y se detuvo en seco cuando llegó al baño, ya que el alfa la detuvo y comenzó a mostrar los colmillos.

___ No puedes entrar ahí. — amenazó y comenzó a soltar sus feromonas, Shoko con un fuerte jalón se soltó de él y entró al baño.

Su sorpresa fue tan grande que al ver a su amigo  en aquella tina, cayó de rodillas con lágrimas en los ojos. Era una escena bastante fuerte y triste al mismo tiempo, ya que aún no podía creer que Gojo tuviera en ese estado el cuerpo de su amante.

___ Él está bien, solo está durmiendo. — mencionó en un susurro y tomó una bolsa de hielos que estaba en el suelo.

___ Gojo... Eso está mal, ¿¡Qué mierda pasa contigo!? — se levantó del suelo y lo empujó bruscamente, haciendo que el peliblanco se golpeará con la pared.

___ No me pasa nada... Solo te estoy diciendo la verdad. — habló él como si estuviera drogado, ahí fue cuando ella cayó en cuenta de lo que había pasado.

____ Lo siento Satoru, pero es por el bien de ambos...

Y las horas pasaron nuevamente, muchos oficiales entraron a la casa de Satoru y de inmediato lo sedaron.

___ ¡No! ¡No pueden hacerme esto! ¡Ieri ayúdame! — gritó asustado el peliblanco, mientras forcejeaba contra un oficial.

___ Lo siento, Satoru. Lo que hiciste no estuvo bien, te prometo que haré todo lo posible para ayudarte después.

Todo se tornó borroso para él y lo único que pudo visualizar antes de cerrar los ojos fue a Geto... Miró como era sacado de aquella tina, su largo cabello aún seguía mojado y goteando a través de la losa. Por un momento le pareció ver cómo su amado le sonreía.

___ Sayonara Satoru...

___ Por favor, no me dejes.

___ Estaré esperándote en el más allá.

___ Por la descomposición del cuerpo, deduzco que tiene dos meses de muerto, ¿Qué opina usted doctora? — preguntó aquel joven encargado de los peritos.

___ Supongo...

Los hombres al verla tan perdida no hicieron más preguntas ni comentarios, la dejaron sola por un momento y ella gritó, su llanto era triste pero muy lleno de melancolía, no podía creer lo que había hecho su mejor amigo.

Con las manos temblorosas sacó su cajetilla de cigarrillos y encendió uno, llevándoselo a los labios.

___ ¿Por qué, Satoru? ¿Por qué lo hiciste?

Ella sabía perfectamente que él no lo había asesinado, pero sabía que mantuvo su cuerpo congelado para evitar dejarlo ir.

Es absurdo lo que haces por amor, ¿No?

Joami.

𝑁𝑜 ℎ𝑎𝑦 𝑛𝑜𝑣𝑒𝑑𝑎𝑑  [Goyuu]Where stories live. Discover now