🪶. ᴀᴅᴏʀᴇ ʏᴏᴜ

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✩ 𝕬𝖉𝖔𝖗𝖊 𝖞𝖔𝖚 ꜛ ꜜ 𝕸𝖎𝖑𝖊𝖞 𝕮𝖞𝖗𝖚𝖘 ✩

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Omegaverse:

La vida del omega había sido catalogada como la mejor de todas. El señor de la casa, Monkey D. Luffy, era un dichoso chico de nada más veintidós años. Terminado su último año de universidad apenas hace cinco meses y en vacaciones definitivas por el resto de su vida.

A sus veintidós años, lo tenía todo; una familia con mucho dinero, una casa elegante y hogareña, un alfa extremadamente amoroso y un bebé próximo a nacer.

Hace sólo tres meses se había enterado que estaba en cinta, cuando la noticia llegó como un regalo, Luffy había pegado un salto para abrazar a su pareja, diciéndole que estaría atado a él por el resto de su vida y que por lo visto, nadie más podría acercársele. Eustass Kidd era su esposo, aquel pelirrojo de sólo veintisiete años qu conoció en la academia de la grand line, era un chico que juraba amarlo con su vida y jamás abandonarlo, y claro que el juramento seguiría perdurando.

Luffy y todos los que lo conocían, sabían que Kidd atesoraba a su pareja más de todo lo que existía en el mundo. El mismo pelirrojo lo decía todo el tiempo, a quien fuera quien le preguntara sobre el monito, él siempre mencionaba a Luffy con un brillo peculiar en sus ojos.

Kidd y Luffy eran diferentes en muchas cosas. Empezando por la actitud, cuando estudiaban juntos, los dos competían como rivales por quién sacaría mejor nota, luego, después de convertirse en novios el omega se defendía como un completo niño risueño, travieso y aventado, mientras que su alfa era más conservador y educado, con miedo al que dirán de él, no obstante con el paso del tiempo, en tanto se casaron, cada uno de ellos se fue acoplando a sus actitudes, tanto que ahora sabían todos perfectamente de ellos. Kidd lo tenía todo, tenía un importante puesto como jefe y coordinador de una empresa hotelera, tenía a su amado omega, una casa grande viviendo felizmente con Luffy y un futuro cachorrito que alimentar. Sin embargo, gracias a que su trabajo era extremadamente pesado, el pelirrojo se veía obligado a pasar las noches fuera de casa. A veces el joven sombrero de paja se preguntó sí su esposo iba a trabajar de verdad o no, incluso hubo un momento en que perdió toda seguridad, creyendo que Kidd lo estaba engañando con otra persona, sin embargo su alfa, su predestinado, sabía cómo hacerlo sentir mejor por lo que Eustass Kidd movió cielo, mar y tierra para hacerle ver a Luffy que él era el único chico en su vida. El único ser a quien podía llamar su omega.

La seguridad de Luffy había regresado pero el trabajo de Kidd era más pesado. En ocasiones no llegaba a dormir a la casa, a veces se iba demasiado temprano y otras veces regresaba en las madrugadas. Luffy no era el único que odiaba esa situación porque Kidd también odiaba el tener que trabajar en exceso todo el tiempo, odiaba no tener tiempo para su esposo, ni siquiera tiempo para sí mismo.

Pero al final de cuentas, Luffy siempre le decía que no era problema para él esperar un tiempo a solas, después de todo, entendía que su marido estuviera ocupado. Es por eso que desde hace dos semanas, había comenzado con la idea de crear un nido.

El nido perfecto para almacenar el aroma y amor de su alfa combinando su dulce aroma también.

Kidd era un alfa puro, dominante, frío ante todos pero también cariñoso al momento de estar con el pelinegro, por eso cogió unas cuantas camisas de su armario, un abrigo rojo que usaba cuando Kidd era más joven, cuál tenía el aroma de alfa impregnado, lo sacó para llenar su cuerpo con la prenda, logrando así, tranquilizar a Luffy a todo momento de extrañarlo. También cogió una camiseta de cuadros amarillos con líneas blancas. Aspiró dándose cuenta que el aroma de Kidd permanecía intacto en sus ropas «Cuando dices que me necesitas, yo te necesito más». El pelinegro dió un gemido de gusto cuando decidió quitarse por completo su ropa, lanzó su overol azul y de sacó la polera blanca, quedando solamente con unos boxers de ositos. Se pusó la camisa de su alfa,  abotonando hasta terminar de abrocharla. Se miró al espejo viendo que como está le quedaba más larga de lo que imaginaba, de por sí, su esposo tendía a usar camisas o poleras o suéteres muy grandes que su estado natural, por eso el monito parecía nadar en aquella prenda.

𝖪𝖨𝖣𝖫𝖴 𝗢𝗡𝗘𝗦𝗛𝗢𝗧'𝗦 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora