25.2 | a ticking time bomb

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xxv

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xxv. grey clouds roll over the hills bringing darkness from above

La mente de Thomas se encontraba inmersa en un torbellino de recuerdos vagos sobre C.R.U.E.L que se entrelazaban en su cabeza, como múltiples voces que hablaban al unísono, una cacofonía que amenazaba con hacerle perder el equilibrio.

Entre el caos de imágenes distorsionadas, un rostro emergió con claridad: el rostro de Grace. La había visto morir frente a él, la mirada en sus ojos fríos, las lágrimas que llenaban su mirada mientras la vida se desvanecía de su diminuto cuerpo en el suelo.

La imagen parecía tan real que Thomas sintió cómo el corazón le latía con fuerza en el pecho.

Pero entonces, la escena comenzó a distorsionarse con una luz creciente que ascendía con una intensidad cada vez mayor, envolviendo todo a su alrededor.

No pasó mucho tiempo hasta que una sacudida lo sacó de su atormentado ensueño. Regresó a la conciencia de golpe, como si una cachetada imaginaria le hubiera estallado en la cara, haciéndolo inhalar bruscamente en busca de aire. Su corazón seguía martilleando en su pecho, y su respiración agitada llenaba la habitación.

Luchó por enfocar su visión, que estaba distorsionada por el cambio repentino de iluminación. Cerró los ojos brevemente y luego los abrió de nuevo, apretándolos en un intento por acostumbrarse a la nueva realidad que lo rodeaba.

El mundo parecía fuera de lugar, como si estuviera en medio de una pesadilla que se negaba a desaparecer. Sin embargo, sintió un alivio abrumador al apoyar los pies en la tierra firme y ver la figura erguida frente a él. Todo el miedo que había sentido, toda la ilusión y el caos de sus recuerdos se desvanecieron como un espejismo.

Lo que había presenciado, la imagen terrible de Grace, no era más que el efecto del extraño líquido que había ingerido. Porque, de repente, la realidad se imponía ante sus ojos, y Gracie... su Gracie, estaba ahí junto a él, viva y real. A pesar de las magulladuras y moretones que adornaban su rostro, seguía viéndose igual de hermosa.

—Me alegra ver que todavía recuerdas cómo echarte una siesta —murmuró Grace esbozando una suave sonrisa y pasando una de sus manos por el cabello castaño del chico. Su voz había sido un bálsamo reconfortante para Thomas, el cual se enderezó rápidamente al escucharla, obviando el latido persistente en su cabeza—. Justo cuando pensaba que no podías ser aún más idiota, vas y haces las peores de las idioteces. Te superas cada jodido día, ¿eh?

Sin dudarlo, Thomas alzó su mano temblorosa y acarició la mejilla de Grace, rozando con cuidado el moretón que manchaba su piel.

—Estás aquí —murmuró, con una mezcla de incredulidad y alivio en su voz.

—Claro que sí —respondió Grace—. ¿Acaso pensaste que iba a dejar que esa banda de mierteros te hicieran algo? —espetó entre preocupación y enojo en su voz, sin embargo, tomó la muñeca del chico y la acarició con ternura—. Eso fue demasiado estúpido, Thomas, de verdad. ¿Cómo pudiste empujarme así? ¿Desde cuándo hacemos las cosas de esa manera? Vuelve a hacer algo como eso y me aseguraré de romperte la nariz. De verdad, no puedo creer que...

𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇𝐋𝐘 𝐓𝐑𝐈𝐀𝐋𝐒, tmr thomas.Where stories live. Discover now