Epílogo: La función jamás termina

183 15 2
                                    

Querida Filia:

Desde la última vez que nos encontramos, en Canopolis, han transcurrido varias cosas. No podría dar cuenta de todas, tú sabes. Es difícil devolver el favor a quien finalmente ha honrado mi muerte. Y no sólo por elemental precaución.

Me preguntaste en tu última carta por él. Es menester decir que ya no está tan amenudo sumido en el ulceroso flagelo de la melancolía, aunque todavía tiene dificultad en dejar atrás algunos hábitos suyos. Hemos tenido algunas discusiones, y he tenido que lavarle la boca con jabón por decir malas palabras, pero siempre ha sido gentil conmigo, como lo fue contigo y con Painwheel. Jamás pensé que congeniaran tan bien hasta que lo presenciamos ambas.

Te preguntarás si todavía puede hacer eso... la respuesta es un fehaciente sí. Lev me ha prohibido consultarle en esa forma, por considerarlo impropio. Esta noche estuve a punto de repetirlo... pero algo me ha hecho cambiar de opinión.

Hoy tuve mi primera interpretación ante un público mayor. Fue su pericia, y la de Lev, lo que me permitió estar en ese escenario. Sentía mucho ahogo en un principio. Se trataba de un Intermezzo, sencillamente. Al final, pude entender algo de lo que él sentía antes, al dirigirse a mí. Todavía recordaba sus palabras "Yo estaré ahí. Ya no hay forma en que me esfume."

Lev también hizo lo imposible por calmar mi trepidar. Me hizo mirar todas las  fotografías, y el lindo muñeco que él, como cualquier abuela, había tejido con sus propias manos temblorosas durante noches enteras, a escondidas para no arruinar la sorpresa. Tuvo resultado, y procedió a ocultarse en mis hombros.

Cuando estaba acercándose mi turno, no lograba avistarle. Pensé, amargamente, que tal vez me había abandonado, o estaba extraviado en uno de sus devaneos nocturnos. Casi me sentí morir de nuevo cuando caminé por el proscenio  con pasos fatigados y entré en la escena. Apenas podía contener el llanto... ¡Todo habría de ser un desastre!

Fue entonces que los vi. Estaba él, como lo había prometido, en compañía de... No podía creerlo. Mis ojos no me engañaban. Discretamente, me sonrieron los tres, cuando inició el intermezzo. Debía hacerlo, debía dar lo mejor de mí.

Al final de la obra, olvidando todo decoro, corrí tan velozmente como me fue posible a su encuentro... sí, era él, tan tangible e inocente como siempre. Me habló de que se había encontrado con un señor muy bien arreglado en la entrada, sin entender porque no se le permitía el ingreso. Un "colega" le había negado el ingreso: pretendía entrar al palco sin pase.

Sin dudarlo, le cedió su pase y decidió conformarse con un asiento en la platea. No obstante, también estaba ocupada en su totalidad. Ya había planeado sobornar al personal cuando lo detuvo una señora muy guapa...

"¿Qué tan guapa?", se me ocurrió preguntarle mientras seguíamos nuestro camino al hotel. "Lo suficiente para estar felizmente casada con ese señor que decía.", respondió sencillamente, antes de deshacerse en elogios sobre mi desempeño.

Comentó que ambos señores le hicieron saber que podía ocupar el mismo palco. De cuando en cuando le hacían observaciones, y se quedó sorprendido cuando ambos se despidieron. El señor tan elegante, que no era otro que papá, lo llamó "Suegra segunda". Y la señora, quien era mamá,  lo llamó "Madre segunda."

"¿Entonces... la muerte no separa a nadie?", razonó en voz baja al inicio de la cena. Por mi parte sólo pude reír. Permaneció en silencio hasta que Lev le preguntó"¿Puedo saber por qué estabas tan encorvado en la playa, hijo mío?". "No me sentía tan bien...", dijo con ardoroso candor. "Era verdad.", Intervine. "Cuando me puso el bloqueador solar tenía las manos muy frías."

"Debes cuidar más tu salud. No quiero que pierdas más de siete años por nada", le aconsejó Lev, lindo como siempre. La cena siguió sin contratiempos.

Siete Veranos (Squigly X Lector)Where stories live. Discover now