Capitulo 36. No me entienden como tu.

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Pedri

Cruzado de brazos miraba el techo en la cama mientras que al lado tenía a Naila y por desgracia al otro a Fer quien ya roncaba. Bueno mi hermano no ronca pero me gusta decir que si. ¿Vale?

—Pedri...—me gire a mirar a Naila preocupado—

—Ey, pensaba que dormías.

—No puedo dormir, es que Fer respira muy fuerte.

—Deberías estar acostumbrada.

—¿Lo dices por Grecia? —asiento— Pues no lo estoy, siempre me preocupaba cuando había una respiración más alta que la otra o al revés.

—Te entiendo —dije sonriendo—

—¿Aquí duerme mi hermana?

—Si, justo donde está Fer.

—¿Y no se ahoga?

—La cama la elevé en su día.

—Que buena persona eres.

—¿Porque no puedes dormir?

—Tengo un poco de frío.

—¿Y porque no me lo dices? Pongo la calefacción —digo cogiendo el mando y haciéndolo—

—Gracias.

—De nada —digo subiendo la colcha para arroparla— descansa Naila.

Me asegure de que al menos le enviara un mensaje a su madre diciéndole que estaba bien y donde dormía, aunque ella prefirió decir que estaba durmiendo en casa de una de sus amigas, tampoco podía obligarla a que dijera la verdad a sus padres, lo que yo quería era que pudiera y supiera que en mi debe confiar porque en el momento que yo me negara a algo quizás dejaría de contarme sus cosas.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el ruido del aire que hacía fuera y me gire hacia el lado de Naila viendo como con sus ojos cerrados los apretaba, me acerque a ella y dejé un beso en su frente para pasar mi mano por su mejilla en forma de caricia e intentar relajarla.

—¿Tienes miedo? —pregunté—

—No pasa nada —dijo con los ojos cerrados—

—Cada bandada de aire que escuchamos son todos los premios que nos quedan por ganar...

Naila abre los ojos al entender y sonríe, recuerdo cuando escuché a Grecia decirle que las gotas de lluvia eran emociones, los truenos besos, los relámpagos abrazos y las luces estrellas fugaces...Yo acababa de intentar hacer lo mismo para que pensara que eso no asustaba.

—Entonces son muchos.

—Muchísimos Naila.

Apoye mi mano en su cabeza y cerré los ojos para intentar dormir, era la hermana de Grecia sin embargo muchas veces no parecían ni hermanas.

(...)

La alarma de mi móvil sonó indicándome que el viernes empezaba y Fer se quejó del sonido.

—Apaga esa mierda.

—Grecia tiene que ir a clase.

—¿Grecia?

—Digo Naila.

—Si parece la bella durmiente me da pena despertarla.

—La bella durmiente pero lesionada.

Me removí en la cama bostezando y me abracé con la almohada mirando a Naila dormida.

—¿Que pasa? —pregunta Fer—

—Tiene el mismo perfil a Grecia, es igual a ella —susurro—

—Pero Naila tiene más mala hostia.

Nankurunaisa - Pedri González Where stories live. Discover now