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Era raro que dejarán a todos los niños correr libremente por el patio de juego. Tal parece estaban haciendo remodelaciones en ciertas áreas del edificio. Otro millonario dando a la caridad seguramente. Según sé sabía iban a agregar un salón con computadoras y otra para el arte y recreación. En las habitaciones verificar los seguros de las ventanas y puertas.

No le interesaba, con tal que no subieran al ático le daba igual.

— no vas a ir a jugar Jay? — preguntó. Los demás niños iban de aquí para allá corriendo y gritando. Habían contratado personal extra para cuidar y recrear a los huérfanos mientras estuvieran fuera del edificio, incluso había pinta caritas.

Se había mandado a pintar una mariposa azúl y había convencido a Jay de hacerse algo por lo que ahora tenía un auto rojo pintado en una de sus mejillas. A Tim, que aún seguía dormido en el muslo de Jason le habían decorado la cara como un gatito.

Los tres estaban sentados en el piso pegados del edificio.

— no quiero. — contestó Jay mientras pasaba su mano por el cabello de Tim. Después de una larga pausa continúo — sabés Dick, últimamente siento las cosas más....pesadas.

— pesadas?

— es como... estar más conciente de la situación tan triste en la que estamos.

— que te hace pensar que nuestra situación es triste?

— no tenemos a nadie, ninguno de estos niños lo tiene — señalo hacia el frente a los pequeños que jugaban en el terreno vacío — pensé... Pensaba que podía simplemente irme de aquí y tener una vida increíble en un departamento pero...ya no tengo ánimo de intentar escapar otra vez, quiero pertenecer a algún lugar.

Dick pensó un momento en las palabras de Jason. Al parecer las idas al psicólogo infantil le estaban afectando a Jay. Dick y el mismo Tim también estaban más desanimados, era solo su imaginación o los colores estaban desapareciendo?

Era raro.

Era resignación.

Dick tomo con cuidado la cabeza y el pequeño cuerpo de Tim y lo arrastró hacía él colocando el rostro del más joven en su cuello y rodearlo con su brazo. Jason acomodó las piernas de Tim sobre si mismo y acepto el otro brazo de Dick alrededor de sus hombros apoyándose en el mayor.

Así se quedaron un rato hasta que las remodelaciones se detuvieron y volvieron adentro.

Estaban comiendo para irse a dormir.

Una rebanada de pan y salsa le cayó directamente en la cara a Jay que de inmediato se levantó molesto.

— quien fue el maldito!?

— tu madre la drogadicta no te enseñó a no gritar? Deberías tener más modales.

Era Marcus.

En definitiva habían personas que no aprendían la lección.

Dick estaba listo para recordarle porque no se debía meter con Jason.

— Richard Grayson, ven conmigo. — la señorita Anna se había parado a un lado de la mesa, Dick miró entre Marcus a unos metros de ellos y Jason, este último le hizo señas de que fuera ya no había molestia en su rostro y se había vuelto a sentar. Al parecer ya no valía la pena pelear.

La pequeña oficina de la Señora Elizabeth era de tonos crema, Anna se había ido apenas había cruzado el marco de la puerta.

— Richard, toma asiento por favor. — la Señora Elizabeth era alta, delgada y con lentes redondos. Daba aires de serenidad pero Dick sabía que podía poner una cara muy fea cuando regañaba a uno de los niños, fue ella misma la que lo arrastró hasta el ático cuando desprendió el candelabro.

La señora Elizabeth empezó un largo discurso sobre el cambio y el crecimiento. Dick perdió todo el interés desde que nombró los cambios que había tenido el orfanato desde que se fundó.

Por qué lo llamaron justo a él para esto?

Decidió solo fingir que prestaba atención mientras su mente divagaba.

Jason habría terminado de comer todo sin guardar nada? El chico tenía la costumbre de almacenar comida en el cuarto. Tim, por otro lado comía muy poco, ojalá Jason lo obligue a dar unos bocados más.

Se removió en la silla.

Tendría que estar en el comedor asegurándose de que Jay y Timmy comieran bien, no aquí escuchando tonterías.

La señora Elizabeth paro de hablar de repente. Dick se pregunto si se había dado cuenta que no estaba escuchando nada de lo que decía pero con el silencio pudo captar lo mismo que la directora.

Gritos.

Gritos provenientes de afuera de la oficina.

El corazón de Dick latió con fuerza.

Jason.

Timothy.

Sin esperar a la directora Dick salió disparado de la oficina apartando  todo lo que estuviera en el camino, corrió hasta llegar al comedor.

Su corazón volvió a su lugar cuando vio la razón del ruido; una pelea de comida.

Soltó una pequeña risa contenta y escaneó con la mirada buscando a sus revoltosos.

Jason estaban arriba de una mesa lanzando comida directamente a Marcus y a una niña castaña que no dejaba de gritar como poseída. Tim estaba colgado de la espalda de Jay solo viendo cómo se desarrolla la pelea, tiene comida en el cabello y la ropa pero no parece importarle.

Las cuidadoras lograron controlar la situación y entre regaños los llevaron a todos a las duchas. Dick decidió ir a esperar al ático.

Se sentó en un colchón en el piso, desde que Tim había dicho que descansaba mejor acompañado habían decidido poner los únicos dos colchones en el piso entre dos literas de metal, ahora los tres dormían allí.

Los dos menores volvieron al ático limpios y felices con sonrisas malvadas.

— no voy ni a preguntar — pero el también estaba sonriendo. — vamos a dormir, ya estoy cansado.

Tim se subió a la cama de inmediato, Jason detrás de Tim lo abrazo y dió unos golpes al colchón para que Dick terminara de acostarse.

No pudo evitar ensanchar su sonrisa. Por un momento, uno muy pequeño y desesperante pensó que algo malo había pasado.

Recordó a sus padres, los gritos y el dolor.

Pero aquí estaban, contentos con el olor de la mostaza en su cabello.

Dick se acostó frente a Tim envolviendo a ambos jóvenes en un abrazo.

Jason tenía razón, era hora de pertenecer a un lugar.

Se pregunta si él pertenecía allí...

Con ellos...

Tres Pequeños Corazones Where stories live. Discover now