Entras a un trabajo en una librería, pero, apenas en el primer día ves un libro algo extraño, pues no tiene autor, este se titula "el bosque de los demonios" no le tomas mucha importancia hasta que te comienzan a pasar cosas extrañas, y, de un día a...
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Ante las palabras de Tanjiro, abriste levemente los ojos y la boca, quedaste completamente en shock. Al pelirrojo le dio gracia verte así.
— ¿¡Neta me lo juras que puedo tener poderes?! — Le preguntaste, te veías tal cual niña chiquita.
— Si! Pero...es complicado, si gustas, mañana podemos entrenar... — Te dijo, aunque se notaba extrañamente avergonzado.
— Sisisis! Si me encantaría entrenar ya mañana! Yo me esforzaré, no te preocupes. — Le guiñaste un ojo, haciendo que este se sonroje y aparte la mirada.
Tu soltaste una leve risa, y después hubo un silencio incómodo entre los dos, aunque duró muy pocos segundos.
— Si....mañana empezaremos temprano, espero no te moleste. — Agregó, tu negaste con la cabeza, te veías tan feliz.
— ¿Esos poderes también me servirán para protegerme de los demonios? — Le preguntaste, este asintió, algo que te puso más tranquila.
Antes de que otro dijera o hiciera algo, de repente se escucho un maullido, esto alertó a Tanjiro pero tu ya sabias de quien se trataba.
— "Mierda...le dije que se quedara en el cuarto..." — Pensaste, con algo de estrés.
— ¿¡Que fue eso?! ¿¡Acaso un gato?! — Grito el pelirrojo, mientras te tomaba de la mano y te ponía detrás de el.
Pronto, la puerta de la habitación donde estaban se abrió dejando ver a un gato, específicamente el que tu habías "adoptado"
Este, al verlos le Gruñó a Tanjiro, mientras levantaba su lomo en posición de pelea.
El pelirrojo quedo confundido, pero se había tranquilizado más al ver que no era alguien peligroso, se acercó a él con una sonrisa u trato de acariciarlo.
— Gatito...ven aquí... — En realidad su plan era sacarlo de la casa.
El animal Gruñó de nuevo, y cuando la mano del chico se acercó más, este la rasguño, haciendo que el nombrado se aleje rápidamente mientras soltaba un gran quejido de dolor.
— Tanjiro! — Preocupada lo ayudaste, viste su herida y sin duda estaba sangrando. Seguido acto viste al felino, quien se calmo y maullo al verte a ti.
Se quiso acercar a ti para que le dieras mimos, pero tu lo alejaste con enojo antes de salir corriendo del cuarto en busca de una curita o algo parecido.
El gato dirigio su atención hacia el pelirrojo, y le Gruñó mas, parecía enojado, el chico se sintió nervioso y asustado y solo retrocedió, ese olor que emanaba del felino no era de un gato normal, tenía un olor diferente....
