Capitulo 4

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Carlos se acercó a Charles, tomando un par de bebidas para ambos, entregándole una a él.

— Gracias. — sonrió el menor. 

Mick vio la interacción curioso, sonriendo. 

— ¿Me puedes dar ese? — preguntó, apuntando hacia el trago de Charles, quien solo asintió, entregándoselo.

El ojiazul soltó una risita, colocando el popote entre sus labios, pidiéndole que lo acercara mas, Charles suspiró empujando el vaso hasta él, observándolo tomar.

— ¿Sabes por qué adoro todo esto, Char? — mencionó Mick.

— ¿Al fin hay una razón para que todos te den su atención? — sonrió, tomando su mano. 

— Exacto. — asintió, riendo.

Sebastian se acercó a él, abrazándolo por la cintura, dejando un beso en su mejilla.

— ¿Cómo está mi futuro esposo? — sonrió.

— Perfectamente, mi amor, lleno de ginebra. — rio, besándolo.

Charles volteó su mirada a Carlos, quien solo hizo un gesto gracioso, haciéndolo reír.

— ¿No soy el desgraciado con mas suerte del mundo? — el alemán les sonrió a ambos.

— Bailemos por eso entonces. — Mick besó su mejilla, atrayéndolo a el, haciendo que ambos perdieran el equilibrio y cayeran al suelo. — ¿Sabes? Eso es lo que consigues cuando no tomas clases de baile, sino hasta dos días antes de la boda.

— Ay, por favor, ¿quién toma clases de baile para una boda? — preguntó.

— Pues casi todos. — respondió el español.

— ¿Tu las has tomado?

— Nos encantaría acompañarlos. — le sonrió.

— Ni siquiera te conozco, galán y ya te amo. — Mick le dio una suave sonrisa.

— Clases de baile, hmm, bueno. — murmuró Seb.


•~•~•





Carlos observó al ojiazul en el balcón, decidiendo acercarse, no había mejor forma de conocer a un hombre que tomando un trago con él.

— Hola. — llamó su atención, recargándose en la baranda.

— Ah, hola. — respondió el hombre.

— Las bodas son una celebración de amor y compromiso, una utopía. — rio. — En el mundo real son una excusa para decir lo que no se debe y beber en exceso.

— Ah, filósofo. — sonrió el francés.

— Terapeuta. — respondió, dandole una sonrisa.

— Dios mio.

— ¿Que? — preguntó Sainz.

— No, nada. — rio.

— ¿Qué? Vamos, dime.

— Pues, ustedes los yanquis con la terapia, muchas barbaridades sentimentales. — murmuró. — Abrir tus entrañas a un extraño, no es natural.

Volteó su mirada, escuchando la suave risa de Charles, mirándolo desde lejos.

— Oh, dios. — murmuró, llamando la atención del español. — Es solo que... Hay un chico... Que me importa, mucho, podría decirse que lo amo, pero está aquí con otro hombre...

Sway With Me ||•Charlos•||Where stories live. Discover now