Sway With Me ||•Charlos•||

Capitulo 7

El paseo a casa en limosina había sido una de las cosas mas divertidas que Charles había hecho.

De cierto modo, había vuelto a recordar como era pasar tiempo con Mick, su pequeño medio hermano loco.

Llegó a casa, soltando algunas risas al chocar con la puerta, encontrándose a Carlos en la cocina, con un pantalón de chandal puesto simplemente, sin camisa.

¿Como era posible que ese hombre fuera tan guapo?

Era una pregunta que aun no podía responderse, solo sabía que, sin duda, Carlos era el tipo mas sexy que había visto en su vida y si, estaba incluyendo a su ex.

Se acercó lentamente hasta él, como si fuese un león cazando a su presa, sin hacer ningun sonido, bueno, al menos así fue, hasta que chocó con un estante y tumbó todo.

Carlos se giró, mirándolo divertido, dejando lo que estaba haciendo, para acercarse y ayudarlo a acomodar todo.

— Parece que si te divertiste. — sonrió, arrodillándose frente a él, tratando de arreglar el desastre.

— Fue bueno. — asintió, arrodillándose también, pues aunque era gloriosa la vista de Carlos desde esa posición, el tenía otros planes.

Lo observó acomodar un par de cosas, mientras el solo sonreía, perdiéndose un poco en la flexion de los músculos de sus brazos.

Estaba siendo descarado, incluso mordió su labio inferior al pasear su mirada por el resto de la piel desnuda de su acompañante.

— ¿Charles, todo bien? — preguntó el español, con un poco de diversión en su rostro, al percatarse que el tímido chico, se lo estaba comiendo con la mirada.

El menor levantó el rostro, mirándolo a los ojos, dejando notar el sonrojo en sus mejillas, producto de la cantidad exagerada de alcohol que había ingerido.

Le sonrió, asintiendo, tomando valor al mismo tiempo, pues lo siguiente que hizo, fue pasar rápidamente la mano por  sus hombros, llevándola hasta su nuca.

Lo acercó con la misma velocidad, impidiendole pensar mucho, atacando sus labios con fiereza.

El beso fue intenso, demandante, no había ni un deje de ternura, no, era mas sexual, como si toda la tensión que estaba entre ellos, se acumulara sobre ese simple acto.

Se separaron eventualmente, Charles aun tenía ese brillo juguetón en sus ojos, mientras Carlos lo miraba sorprendido, no se había esperado aquello.

El monegasco le dio una sonrisa traviesa, levantándose del suelo, extendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse también.

Aunque claro, una persona alcoholizada no mide su fuerza correctamente o tal vez si, porque lo impulsó tanto, que terminó chocando con su cuerpo.

La mirada del español era intensa, pero sin abandonar la diversión, como si estuviese esperando por el siguiente movimiento del menor.

Claramente pronto se hizo presente, Charles había perdido la vergüenza completamente, pues deslizó lentamente sus manos por ambos brazos y el abdomen del mayor, dándole otra sonrisa traviesa.

— ¿Conoces el yate de papá? — le preguntó, mordiendo su labio, estaba cerca, demasiado, tanto que solo con bajar un poco la cabeza, Carlos podría probar sus labios de nuevo.

Charles olía delicioso, a cerezas, a vino y a ginebra, era excitante, dulce, embriagador.

Tan embriagado que Carlos ya se sentía borracho también, Charles estaba confundiendo sus sentidos como nadie antes.

— Lo he visto, afuera. — respondió, siguiéndole el juego.

— ¿Quieres conocerlo por dentro? — se acercó aun mas, rozando sus labios, haciéndolo perder el poco de cordura que aun le quedaba.

El español asintió y entonces Charles tomó su mano, guiándolo hacía afuera de la casa.

El aire frío lo golpeó de lleno, logrando que recuperara un poco la conciencia de lo que estaba haciendo, sabía que estaba mal, Charles estaba borracho, tal vez se arrepentiría al día siguiente.

Se perdió en su nube de confusión y sólo pudo salir de su mente cuando el menor tiró de su mano, siendo el primero en subir al yate y cayendo completamente de trasero sobre la madera de este.

Carlos se apresuró a subir para ayudarlo y ambos se quedaron en silencio por algunos segundos, hasta que Charles rompió a carcajadas, levantándose con su ayuda.

El menor lo guió hasta una especie de camarote, donde se encontraba un sofá y algunas almohadas.

Lo empujó contra ellas, dándole una mirada cargada de deseo, mientras se deshacía de su gracioso sombrero y el pañuelo en su cuello.

Sainz lo miró fijamente, deleitandose un poco con el espectaculo, en realidad nunca creyó que ese chico timido estuviera frente suyo, desvistiendose para el, como en ese momento.

Charles desabotonó su camisa de forma injustamente lenta según Carlos, dejando ver aquella pálida piel, esa que tanto se moría por marcar el mayor.

Los ojos verdes del monegasco no se apartaban de aquel color chocolate de los suyos, no, no lo hicieron cuando terminó de quitarse la camisa y la tiró al suelo, ni tampoco cuando se deshizo de sus pantalones, ni cuando dejó caer su ropa interior.

Tampoco apartó la mirada cuando lentamente se arrodilló frente a él, ni cuando bajó con mucha paciencia su pantalón, dejándolo solo en ropa interior.

No, Charles lo miraba fijamente, como si aquello que estaba haciendo en ese momento fuera algo normal, como si no fuera una imagen tan erótica y sensual, que Carlos nunca podría borrarla de su mente.

Charles se levantó, deslizándose sobre él, hasta estar frente a frente de nuevo, mirándose con aun mas deseo.

No dijo nada, solo lo besó nuevamente, mordisqueando ligeramente sus labios, deslizando los besos por toda su mandíbula, bajando hasta el cuello, para después volver a subir, murmurando cerca de su oído.

— Puedes tocarme, Carlos. — la simple frase lo hizo estremecer, causándole una especie de ternura y deseo al escuchar la ausencia de la "r" en su nombre.

Charles sonrió, notando como Carlos no se movía y tomó sus manos, deslizandolas por su espalda, dejándolas finalmente en sus gluteos.

— Solo no te enamores de mi. — le sonrió el menor, lanzandose a besarlo nuevamente.

Y Carlos entró en una especie de viaje astral o shock, repitiendo esas 6 palabras en su mente, si, tenía un gran problema, un muy enorme problema.

¡Gracias por leer!♥

Los amo, besos 🏎✨