my sexy roommate | JJK

us and no one else

[...]

— Pasa... — me moví a un lado y dejé que ingrese al dormitorio — Espero que me expliques que fue todo eso... — cerré la puerta y lo miré.

— Eun por favor, esto que te voy a contar no puedes decírselo a nadie — susurró y se acercó a mi tomando mis manos.

— Me estás asustando, habla de una vez.

— Nunca te lo dije pero tengo una hermanita de 6 años y tiene leucemia — agachó su cabeza triste y cerró sus ojos — Estas semanas su situación ha empeorado y está en terapia intensiva. Realmente no tengo dinero para pagar su tratamiento y no sé qué voy a hacer pero bueno, esto no tiene nada que ver — suspiró.

— Koo, y-yo lo lamento... — acaricié su mejilla y este me miró — ¿Por qué no me lo dijiste? Si es por el dinero yo no tengo problemas en ayudarte, además no quiero que estés solo en esto — sus ojos comenzaron a aguarse.

— El punto es que hoy cuando me fui, fue porque me enviaron un mensaje que decía que si no me alejaba de ti, algo le harían a ella — su voz se entrecortaba — Debo volver con Sana porque me ese hombre me obligó y no tengo idea de porque ella me siguió hasta aquí.

De un momento a otro, Jungkook comenzó a llorar. Yo por otro lado, no podía creerlo.
Me partía el corazón verlo de esa manera y lo peor era que yo nunca pude ayudarlo. Estaba destrozada y solo quería abrazarlo fuertemente.

— No llores...— lo abracé y este correspondió rápidamente — Estoy aquí contigo, te ayudaré en lo que más pueda y solucionaremos lo de tu hermanita juntos — el apoyo su mentón en mi hombro y yo mientras peinaba su cabello.

— Perdóname, tu no mereces todo esto y debo arreglármelas solo... — dijo sollozando — Gracias Eunha, eres lo mejor que me pasó — me miró y tomó mis mejillas.

— Te amo Jungkook... — susurré en sus labios.

Ambos conectamos miradas, y pude notar el hermoso brillo de sus ojos. Las millones de estrellas que brillaban en estos, me hacían sentir esas famosas mariposas en el estómago.

Estoy perdidamente enamorada de él, y quiero estar a su lado hasta que me muera. En poco tiempo pude conocerlo, y definitivamente me encantaría que estemos juntos.

— Se que es algo apresurado decírtelo, y entiendo si tú no me correspond- — no dejó que termine y juntó nuestros labios en un beso.

En ese preciso momento no quería nada más que estar así. Nuestros labios unidos transmitiendo miles de sentimientos y emociones, de uno al otro.

Sus grandes manos sujetaban suavemente mis mejillas, mientras que yo lo sostenía a él de la cintura. Cerramos los ojos y nos dejamos llevar, sin que nada ni nadie nos importase.

[...]

Después de un largo rato, decidimos separarnos.

— Por lo que dijiste no te preocupes, yo también te amo — murmuró cerca de mis labios y volvió a abrazarme — Te amo tanto, estoy enamorado de ti y no sé qué haría si no estuvieras conmigo Eunha — me abrazó fuertemente.

— Me harás llorar a mi ahora... — ambos reímos levemente — Quiero saber quién fue el que te envió ese mensaje — hablé — ¿tienes idea de quién podría ser?

— Mmm... no, tenía la cara cubierta y no podía ver quién era — dijo y me miró tratando de recordar — Solo se que era mayor que yo y su voz se me hacía conocida pero no recuerdo de dónde.

— Está bien, ya descubriremos quién era... — le mostré una sonrisa — Ahora descansemos, no te ves bien — tome su mano y lo lleve hasta mi cama.

— Quiero sacarme una foto contigo, puedo? — hizo un puchero tierno y asentí riéndome.

— Sácate ese gorro Jungkook — reí y me acerqué a él pero este me esquivó.

— Hasta que no nos saquemos la foto, no me lo voy a sacar — me agarro de la cintura y me acercó a él.

— Está bien — nos recostamos en la cama y nos acomodamos para tomar la foto.

Luego de eso, Jungkook se desvistió para poder dormir. Comenzó sacándose su chaqueta de cuero y sus jeans, quedándose solo en boxers.

Mis mejillas se pusieron algo rojas de la vergüenza al verlo solo en ropa interior. Aunque ya lo había visto antes así, no se porque me avergonzaba.

Me recosté a su lado mientras que el me abrazaba por la cintura. Su hermoso perfume me relajaba demasiado haciendo que mis ojos se vayan cerrando lentamente.

— Hasta mañana... — susurré con lo último de voz que me quedaba.

— Descansa linda — plantó un beso en mi mejilla y nos cubrió con las sábanas.