Lee Minho, según las personas, era uno de los mafiosos más conocidos de toda Francia. Un día en venganza de un hombre que hablo mal de él decidió secuestrar al hijo de este, sin pensar en las consecuencias que iban a repercutir en el más tarde.
-¡Er...
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Se había girado para poder seguir abrazando al castaño, tanteo con su mano el colchón dándose cuenta que esté no estaba allí.
Abrió los ojos para comprobar que efectivamente estaba solo en la cama, pensó que quizá fue al baño así que no se preocupo.
Volvió a cerrar los ojos pero segundos después la alarma de la casa que sonaba al detectar que un auto que no sea el suyo saliera de la casa de activara.
Enseguida se levantó y salió rápidamente de si habitación, encontrándose con un Hyunjin desorientado y un Felix asustado.
—¿Qué fue eso Minho?—Pregunto el menor de los tres—.
—Alguien se metió, aquí—dijo para luego bajar rápidamente más escaleras—¿Jisung?—Fue hasta la cocina el busca del chico, notando que en la entrada de esta había chocolate y una botella de agua en el suelo— ¡¿Jisung?!—.
—¿No está? Oh Dios que no sea lo que estoy pensando—.
—Hyunjin, las cámaras, yo seguiré buscandolo—El más alto asintió, yendo a su despacho seguido por Felix—¡Jisung! ¡¿Cariño, dónde estás?!—.
Salió a buscarlo al patio, al cuarto de lavado, al garaje, en el baño de invitados inclusive, pero no lo encontró.
Comenzaba a desesperarse.
—¡Minho! Tienes que ver esto—Exclamo Hyunjin bajando con prisa las escaleras, le entrego una hoja—.
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Tenemos a tu chico. Si no llegas aquí en las próximas tres horas nos haremos cargo de el.
Tu sabrás que hacer.
Te esperamos en xxxxxxxxx
Atte: Seo.
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—Hijo de puta—Arrugo el papel luego de ver bien la dirección—Me cambiaré e iré—.
—No irás solo, es peligroso, iré contigo—.
—Prefiero que te quedes aquí protegiendo a Felix Hyunjin, no sabemos de qué son capaces esos imbéciles—.
—Pero Minho—.
—Pero nada—Subió las escaleras en dirección a su cuarto—Se quedan aquí y es mí palabra final—.
Hyunjin y Felix se miraron, ambos pensando lo mismo.
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