Lee Minho, según las personas, era uno de los mafiosos más conocidos de toda Francia. Un día en venganza de un hombre que hablo mal de él decidió secuestrar al hijo de este, sin pensar en las consecuencias que iban a repercutir en el más tarde.
-¡Er...
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—Me asuste como no tienes idea, de verdad que pensé que no volvería a verte—Dijo mientras manejaba con una mano, ya que la otra estaba sobre la pierna del menor—.
—Tranquilo, tuve suerte la verdad—Minho lo miro un segundo—¿Y si no era Changbin? Ya estaría en un lugar de mala muerte encerrado—.
—No permitiría eso jamás—.
—Lo sé—.
Ambos se quedaron en silencio, Jisung se quedó mirando el camino, perdido en sus propios pensamientos. Minho lo miraba por el espejo retrovisor de vez en cuando, ya que lo había acomodado de tal manera para que esté en su dirección.
—¿Sabes? Estaba pensando—.
—¿En qué?—.
—En ti, en nosotros—.
Nuevamente lo estaba mirando, Minho permanecía viendo la ruta iluminada por los faros de su coche.
—¿Nosotros?—.
—Asi es—Hizo una pausa mientras doblaba en una esquina—Te dije que quiero algo serio contigo cariño.—Dijo con total sinceridad, Jisung sonrió tímido por aquello.—Quiero conocerte. Quiero que salgamos juntos, no importa el lugar que sea si es a tu lado. Quiero hacer cosas de novios, no tengo idea de que hacen ustedes los jóvenes de ahora pero quiero experimentarlo contigo. Quiero ser tú pareja oficialmente también pero eso trataré de ganarmelo con el tiempo. Al igual que esos apodos lindos, los te quiero, los te amo...—.
—No hace falta que ganes nada porque ya me lo haz demostrado—.
—Claro que no. Tu eres increíble, de verdad increíble y te mereces eso y mucho más. Por ese motivo haré todo lo necesario para ganarme ese te amo—.
—Te am...—.
—No, silencio. Guárdalo para luego—.
El menor solo negó con una sonrisita tímida adornando su rostro. Minho subió un poco el volumen del estéreo, un blues muy suave comenzó a sonar en el interior del coche.
Minutos después, luego de ir callados cómodamente en el resto del viaje, ya habían llegado.
Minho bajó para abrirle la puerta, ofreciéndole su mano para bajar.
—Muy amable señor...—No dudo en sostenerse de él y sonreírle, Minho le guiño un ojo—.
—El placer es todo mio precioso príncipe—Dejo un piquito en sus labios para luego llevarlo dentro de la casa. Planeaba entrar e ir a la habitación para dormirse juntos y descansar de lo anterior pero no contaba con que al apenas abrir la puerta un Felix se le arrojaría encima a Jisung, abrazándolo entre llanto—.
—¡Oh dios mio! C-creí que no te vería nunca más—Le dijo aferrándose a el, Jisung palmeó su espalda—.
—Tranquilo Lix, estoy bien, no debes preocuparte por... ¡Auch!—Un golpe en su frente le hizo cerrar sus ojitos y llevar sus manos a la zona golpeada—¿Eso por qué?—.
