Capitulo 3

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La castaña cerró los ojos por un momento y dejó que toda preocupación en ella saliera a flote, solo escuchaba el sonido de las camillas o de las sillas de ruedas yendo de un lado hacia otro, pacientes caminando de un lado a otro, doctores, internos y jefes de áreas en cada uno de los corredores del lugar. Odiaba con todo su alma ese olor que opacaba el lugar, ese olor a enfermo, a medicina, a falsas esperanzas y al intento de arrasar una muerte.

Abrió los ojos cansada de los murmullos y no pudo evitar mirar a su lado, lo miro con el ceño fruncido no entendía como era que el había llegado ahí, bueno, no, si lo entendía. Desde un inicio insistió en acompañarla y llegó aún más temprano que ella. El mantenía los ojos cerrados, quizás llevaba así ya unos diez minutos. Chiara aún no bajaba la guardia del todo pero el hacía que ella dudara de si misma.

- Puedes dejar de verme, siento que estás planeando mi muerte - Puso los ojos en blanco - Se que soy fascinante, pero me estás desgastando -

- Yaaa, deja tus estúpidos chistes para otro momento - Refunfuño la castaña evitando su mirada, estaba nerviosa y preocupada, el lo noto cuando su pierna izquierda no dejaba de moverse de manera desenfrenada-

- ¿Quieres un jugo de naranja? - Ricci miro a su acompañante, y negó rápidamente - Te ayudará a calamar esos nervios -

- No tengo ganas de nada - Murmuró viendo a una pequeña niña saliendo de una sala, iba en silla de ruedas y no lucía nada bien - Sólo quiero irme -

- Yaa, nos iremos pronto - Sintió como Luciano le daba un apretón en su mano, no se inmutó mucho ante la muestra de afecto sólo hizo una mueca en intento de sonreír -

- Gracias - Musito en voz baja de repente -

- ¿Por que? -

- Por todo, nos conocimos hace un mes y me has apoyado en todo, sin conocerme -

- Sabes, desde el primer día en que te vi tratando de esconderte de otros supe que era algo especial, y estupida también claro - La de cabello corto lo fulminó con sus ojos - Y no se llamaste mi atención, es todo. Además estuve un una situación parecida y no iba a dejar que alguien pasara por ello solo -

- Eres un gran amigo- Esta vez la castaña sonrío de verdad, y el de rulos no pudo evitar mirarla hipnotizado. Su belleza a sus ojos era irreal - Por eso cuando pueda, haré lo mismo que tú estás haciendo por mi -

- No estoy pidiendo que lo hagas - Refuto -

- Pero lo haré, no quiero deber nada a nadie ¿Entiendes? - El chico suspiro frustrado al saber que no iba hacer nada con discutirle -

- Quieres jugar un juego? -

- ¿Que clase de juego? - Lo miro confundida -

- Por cada paciente o persona que veamos acá, le pondremos un nombre. El que se te venga a la cabeza enseguida - Luciano vio de reojo como la castaña asentía con una sonrisa, el también lo hizo. Quería que ella estuviera entretenida mientras pasaba el tiempo, estaba muy ansiosa y el quería ayudarla -

La castaña comenzó a buscar por el lugar a alguien interesante, vio de lejos un anciano que tenía ropa de hospital y estaba canalizado. Este estaba diciéndole algo no de buen humor a una enfermera - El - Lo señalo - Se debe llamar Roberto -

Luciano soltó unas sonoras carcajadas, valla que se había tomado el juego enserio - ¿Roberto? -

- Siento que es un buen nombre para alguien anciano y con un carácter insoportable - Luciano no pudo evitar reír -

El castaño comenzó a buscar también, y vio a una niña que salía de una habitación agarrada de la mano de su madre, esa estaba haciendo un berrinche horrible y por lo que alcanzó a escuchar era por que no le habían quería comprar un dulce - Ella de allí, se llama Priscila - La ojiverde miro hacia aquella dirección e hizo una mueca de desagrado al ver la actitud de la menor -

Unidos hasta el final // Pietro MaggiWhere stories live. Discover now