Capítulo 6: El artefacto 1/2

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22/02/2022

Suspire.

Si llegase a contarle a alguien todos los cambios que a tenido mi vida en tampoco tiempo, probablemente no me creía.

— por favor déjame ir.

O llamaría a la policía mucho antes de que siquiera terminé de hablar.

— lo siento, pero las cosas no son así de facil - sonreí al verlo temblar - ¿que pasa? ¿Que paso con tu confianza?

Aunque tampoco los culparía, tendrian toda la razón del mundo en hacerlo.

— por favor. ¿Yo que te hecho? - me pregunto haciendo lo posible por sostenerse de la pared, tapándose con la otra mano la herida en estómago de dónde brotaba su sangre.

En realidad, en ese aspecto no creo que alguien algún día llegué a entienderme.

— oh vamos - pronuncié levantado los brazos - ¿Porque haces esto más difícil para ambos? - pregunte inclinadome a la izquierda para agarrar una escoba que estaba tirada por ahí.

 Nadie podrá comprender mis razones de ser y eso ya no me importa.

Al verme con la escoba en la mano trato de correr aún sosteniéndose de la pared. Obviamente no pudo llegar muy lejos cosa que aproveché para acercarme — oye ¿A dónde vas? - y romper el palo de la escoba en su espalda - aún no hemos terminado.

Yo ya no busco un héroe que me salvé, que me ayude a escapar como por tantos años pensé que pasaría, porque ya no los necesito.

Soy libre, me salve con mi propia esfuerzo, con mis propias manos, manchas y grietas.

El cayó de golpe al suelo. Lo escuché respirar con dificultad y de él se escurrió en todo el piso del aquel centro comercial su sangre — ¿Ya te cansaste? ¿Tan rápido? - pregunte burlona.

Y odió admitirlo, pero es la verdad. Lograron su objetivo, consiguieron quebrarme hasta el punto de volverme igual o tal vez peor que ellos.

— bueno - dije alargando la palabra - entonces terminemos con esto de una vez por todas - solté el palo de escoba, retrocedí un poco y con el pie lo patie tratando de que este se volteara - vamos, mueve - dije hasta que por fin se puso boca arriba - esto me lo pidieron personalmente así que siente halagado de que alguien se tomó la molestia de mandarte hacer un favor - saque mi cuchillo de la mochila - y retirarte aquello que con tanto daño has causado.

¿Pero saben que? Creo que me gusta.

— ¿Que..? - no deje que terminara su frase para clavarle en su entrepierna el cuchillo.

El grito tan fuerte que por un segundo pensé que medio país lo había escuchado, así que a pesar de estar solos tuve que taparle la boca y hundir a un más el cuchillo en aquel asqueroso bulto entre sus piernas.

Se movía desesperado, tratando de alejarme de el, algo que me causaba risa. Me moví un poco para llegar a pisar una de su mano y mantenerlo más quieto posible — hey, mírame a los ojos maldita basura - lo llame mientras solté el cuchillo para así llamar su atención - escúchame bien, quiero que te grabes esto. Por muchos años viste a las mujeres como objetos sexuales a los que podías agarrar y desaserte de ellas como si nada, tomando como justificación que ellas fueron las que se te insinuaron a tí en primer lugar, cosas que ambos sabemos que es mentira, y ahora, mira las ironías de la vida - hice una pausa - la última persona que vas a ver en tus últimos momentos es una mujer - finalice para después retirar mi mano y el cuchillo para dejarlo gritar he agonizar con libertad.

Lo toque con los cinco, su gravedad desaprecio y empezo a flotar. 

Con mi dedo agarre un poco de su sangre que aún estaba esparcida por el suelo, dibuje el signo infinito en pared y me dirigí a la entrada del centro comercial — espera por favor - lo escuché susurrar.

Una rosa marchitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora