sentiments

124 22 5
                                    

La iluminación dentro del subterráneo reluce intensamente, la imprevista frialdad de la noche no tiene lugar allí. Los murmullos de las personas se sienten lejanos, los metros que pasan de vez en cuando los asusta, sus luces titilan mientras se alejan rápidamente.

Jaehyun permanece sentado en la banquilla de madera, la mochila que usa para la universidad aún cuelga de su hombro derecho mientras juega distraídamente con sus dedos y mantiene la mirada en ellos. La sensación de que algo le falta no lo abandona; las pocas veces pasadas que había usado el metro, Taesan era su compañía constante, porque siempre que sus horarios coincidían, mayormente caminaban por las calles a petición del menor, quien se excusaba con la realidad de que vivía un poco más cerca y lo invitaba a almorzar o pasar la tarde incluso antes de poder preguntárselo a su madre. Él sólo se dejaba hacer por esa linda sonrisa.

Cierra sus ojos por unos segundos, un suspiro lento sale de su boca, algo horrible se arrastra por su pecho. Se repite mentalmente que no es el momento ni el lugar para mostrarse vulnerable, pero, ¿qué puede hacer él cuando los sentimientos son más fuertes que su propia voluntad? ¿Qué puede hacer él ante el incesante dolor en su órgano palpitante? La herida continúa abierta, nueva a pesar de las semanas que han pasado.

No sabe cómo, pero cuando se da cuenta el teléfono está en su mano mientras la pantalla se ilumina y marca “Llamando...”. Lo acerca a su oreja, los murmullos se vuelven sordos.

Hola, soy Han Taesan. En este momento no puedo responderte, pero déjame tu mensaje después del tono.

Beep.

—Tener que viajar en el metro con frecuencia es raro. Caminar por la noche hasta casa era lo mejor, sólo porque tú estabas conmigo y siempre podía hacerme el cansado para que me dejaras quedarme en la casa de tus padres —Ríe con cariño. Algunas personas lo miran curiosas, pero él no se percata—. Estar contigo es diferente. Mucho más en ese momento, cuando tenía algo que decirte.

Está jodido, él lo sabe.

Jaehyun está sentado en la banquilla del subte, su cuerpo completamente tenso al volverse consciente de la cercanía que mantiene el cuerpo a su lado. Taesan se encuentra muy distraído junto a él, con sus audífonos puestos mientras menea suavemente la cabeza al ritmo de una canción que se reproduce y canta en murmullos difícilmente audibles. Simplemente hermoso.

Su estómago se apreta con fuerza y sus palmas empiezan a sudar sobre la madera. Tan mortificante.

La situación no es nada fuera de lo normal, no tendría porqué serlo, y su compañía no debería de afectarle tanto como lo hace realmente, pero cuando Jaehyun descubrió que sus sentimientos hacia el menor eran más que amistosos todo comenzó a verse de una forma diferente, más problemática. Todo lo que involucrara a Taesan ahora lo pone repentinamente nervioso, hasta las cosas que normalmente hacían ya no son tan “normales” para él, porque algo en su mente lo malinterpreta. Su sonrisa, su voz, su cercanía o simplemente verlo lo hace estragos interiormente.

“Él te gusta, idiota”. Sí, está muy jodido.

Y desea tanto poder decírselo, hacer algo con las malditas mariposas que irritan su estómago, pero cada que tiene el momento perfecto su cerebro deja de funcionar y las palabras no salen de su boca al sólo encontrarse con esos ojos carbón mirándolo llenos de curiosidad.

Eso hace cosquillas —Dice Taesan, su suave voz se mezcla con una pequeña risa.

Jaehyun corta el hilo de sus pensamientos y gira hacia el pelinegro menor, su rostro lo suficientemente desorientado como para que Taesan se de cuenta de que no comprende sus palabras.

Tu mano —Aclara, sacudiendo apenas la suya.

El mayor baja la mirada hasta sus manos, percatándose de que su mano había comenzado a acariciar la ajena de manera inconsciente. ¡Hasta sus propias extremidades lo traicionaban!

Aparta su mano de un tirón, dejándola sobre su pierna. El rostro le arde.

Estaba distraído, lo siento.

Taesan asiente, una atisbo de decepción en sus ojos. Vuelve su mirada al frente y se coloca los audífonos nuevamente.

El silencio reina entre ellos, como las últimas veces que han estado juntos mientras esperan. ¿Por qué las cosas tenía que ser tan complicadas?

Jaehyun apreta un par de veces su mano  antes de deslizarla lo más cautelosamente posible hasta llegar nuevamente a la pálida mano de Taesan, de reojo ve cómo un pequeño surco se forma entre esas lindas cejas, pero no le dice nada. Su corazón golpea fuerte, un poco más aliviado, pero igualmente nervioso.

Comienza a acariciar despacio la tersa piel, dibujando figuras aleatorias con su dedo índice sobre el dorso de la mano, pero pronto el trazo de esos dibujos se convierte en algo más: letras. Escucha salir un suspiro de esos acolchonados labios, puede saber que el chico reconoce lo que está escribiendo letra por letra cuando su cuerpo tiembla ligeramente. “Me gustas.”

Jaehyun se detiene y ambos conectan miradas. Taesan le regala una bonita sonrisa, sus mejillas sonrojadas y ningún índice de disgusto en sus ojos.

Moviendo ligeramente sus labios, responde de forma muda. “Tú también me gustas.”

—Me gustas, Tae. Mucho más que eso.

La gente se moviliza, su línea se estaciona. Jaehyun guarda el móvil en su bolsillo y se levanta de la banquilla, instintivamente gira a su lado, pero no hay nadie que le devuelva la mirada. Mordiéndose el labio inferior intenta ignorarlo mientras aborda.

Mensajes de voz ━━ DDINGDONGZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora