🏈Capítulo 15🏈

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Comida familiar

Travis

—¿Dafne sabe el por qué estamos fingiendo? —ella ladeó la cabeza y me miró, sigue comiéndose la hamburguesa en el asiento de copiloto.

—No, solo le dije que era puro para apantallar nada más —se encogió de hombros, dándole otro mordisco a su hamburguesa por la mitad.

Yo, ya me había acabado la mía. Ambos quisimos comer dentro del vehículo, no estamos tan lejos del campus. La noche está fresca en California, adoro cuando está así.

Lamí mis labios, mirando a mi novia falsa comerse su hamburguesa muy feliz, ignorándome por completo.

—¿Desde hace cuánta horas no habías comido algo, mi vida? —le pregunté, curioso.

Ella me volvió a mirar, tomó su Coca-Cola y bebió un sorbo, tragó grueso.

—Creo que desde la mañana —respondió con naturalidad.

—Muy mal, Watson —rodó los ojos, puso la botella pequeña de Coca-Cola entre sus piernas.

Me removí, incómodo en el asiento. Ladeé la cabeza a la ventana, tratando de controlar mis pensamientos locos.

—Lo sé, pero es que estaba muy ocupada con las fotografías —habló entonces.

Espero a que se termine la hamburguesa, cuando lo hace, toma una servilleta, se limpia las manos y la boca, luego le da un último sorbo a la Coca-Cola.

—No puedes durar tantas horas sin comer, hermosa. Te hace mal —me volvió a mirar.

—No finjas preocuparte por mi, Travis —resopló.

—No lo estoy haciendo —aclaré con seriedad.

—Vamos, Travis — enarqué una ceja, ella rodó los ojos —. Bien. ¿A qué hora tenemos que estar en casa de tu papá? —cambió la conversación drásticamente, suspiré.

—A las once de la mañana, quiere que almuerces con nosotros y... Aurora —tragué grueso. Se me quedó mirando unos segundos, perpleja.

—Oh, vale, mmm... —se quedó unos segundos, pensando —, ¿y si le caigo mal a Aurora? —la miré, sorprendido y a la vez curioso por su pregunta.

Dios.

—Aurora es el ser más bueno en todo este cruel mundo, hermosa. Seguro le agradarás, aunque al principió es muy tímida y parezca que no le caes bien, pero no te preocupes. ¿De acuerdo, Enana? —asintió, dudosa.

—Vale. Espero, Howard —sonreí de lado.

Al final, conduje hasta el campus nuevamente, la llevé al edificio de los dormitorios para chicas. Le tuve que pedir que me diera un beso de despedida, lo aceptó, pero me lo dió en la mejilla, luego salió de mi vehículo y entró.

Enana patética.

🏈

Aparqué mi vehículo fuera de los dormitorios de mujeres, salí de este y esperé a mi novia falsa, apoyé mi espalda en la puerta. Ignoro algunas miradas de chicas en mi, miro la hora en mi celular, ya es hora de irnos. ¿Por qué dura tanto esa Enana? No vamos a un evento, ¿entonces? Mi padre me había llamado para confirmar que íbamos, le mentí diciéndole que ya estábamos en camino. Pero parece que la niña no quiere salir de su dormitorio, maldita sea.

Cuando estoy a punto de entrar, la veo salir un poco apresurada, me quedé perplejo al verla. A ver, esa Enana es preciosa, pero la simple palabra le queda pequeña. Es jodidamente hermosa, una princesa, más bien, una reina.

Fingiendo por tres meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora