Tercera Semana (Primera Parte)

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—¿De verdad no puedo prepararle una comida? —preguntó la señora Maryam de Leeds, la niñera de la infancia de Karlyle, y quien estaba a cargo de administrar su casa desde hace mucho tiempo.

Sus ojos carnosos se abrieron y parpadearon nerviosamente. Ese rostro, que había visto toda su vida, le resultaba más familiar a Karlyle que el de su Madre, Alice. Maryam probablemente conocía a Karlyle mejor que Alice.

Sentado en una enorme mesa de caoba de forma rectangular, Karlyle dejó el periódico y miró a Maryam en silencio. Era como una especie de orden para que se retirara.

—Está bien.

Maryam le estaba preguntando si podía irse sin servirle algo al invitado de Karlyle que vendría pronto. Era la primera vez que Karlyle iba a traer a alguien por fuera de su periodo de Rut.

Aunque Maryam estaba preocupada por el hecho inesperado, lamentó no poder estar allí. Y siguió lamentándose, aunque le dijo dos veces que no tenía ninguna relación con esa persona. Sabía que las personas mayores siempre tenían esa ilusión en sus mentes, pero Karlyle se sentía incómodo con la esperanza de Maryam, de atarlo en una relación con Ash.

Sí, era incómodo.

Eso había sucedido, y era natural que un rincón de su corazón se sintiera incómodo, cada vez que pensaba en Ash.

Había ocurrido exactamente hace seis días. Karlyle seguía recordando lo que sucedió alrededor de las 5 p.m. del domingo pasado, sin excepciones desde ese día. Y todo porque su inconsciente le hacía una broma independientemente de su intención. Era un recuerdo intenso y vergonzoso.

Ash es tan... Con solo hacer eso, se habían curado todos los síntomas que lo habían estado atormentando durante más de un mes.

Había pasado mucho tiempo desde que llegó al clímax. Pasaron varios meses desde que se esforzó a regañadientes para lograr eyacular, y fue el mes pasado, que incluso eso se volvió imposible.

No parecía que el escepticismo sobre el acto sexual haya desaparecido o algo haya cambiado, pero Karlyle había llegado al clímax de todos modos. La manos de Ash habían quedado empapadas de semen. Ash también lamió el semen que fluía por sus manos.

Pero eso no terminó allí. Ash atormentó a Karlyle una vez más, después de contarle que su tipo ideal era la gente sexy. Luego, ni siquiera habló de detenerse y agregó otro dedo para agitarlo al interior de Karlyle.

Y como para demostrar que lo que había sucedido antes, era realmente cierto, Karlyle alcanzó el clímax por segunda vez. Cada vez que Ash se movía, lo que tenía en su cabeza se derretía sin dejar rastro, como si fueran terrones de azúcar. Sus ojos parpadearon ante los destellos de luz que brillaban frente a él, y la sangre de todo su cuerpo pareció hervir.

Fue justo después de eso, que pensó que el deseo de Ash también debería ser atendido. Karlyle vaciló durante unos segundos antes de hacerlo. Fue porque no estaba seguro de que Ash tuviera algún deseo, a través de sus acciones con él.

Aunque ya habían discutido anteriormente por mencionar palabras vulgares como 'cachondo', Karlyle todavía se mostraba reacio a adivinar como se sentía Ash estando con él.

Obviamente, había un problema con su actitud en ese momento. Era extraño que dudara incluso en adivinar como se sentía la persona que estaba con él. Antiguamente, Karlyle había sido más decidido en ese aspecto.

De todos modos, después de una breve vacilación, Karlyle actuó. Después de morderse los labios ligeramente, levantó su cuerpo y alcanzó el cinturón de Ash, para responder a su pregunta. Como la situación en la que estaba era muy extraña, le parecía muy vergonzoso tener que preguntarle abiertamente al respecto.

Define La RelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora